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Sam Gardner es un autista
funcional. Tiene un grado de interacción social
avanzado, se maneja con independencia, va a una escuela
secundaria común. Pero, claro, el autismo lo
convierte en un bicho raro y antisocial. Que hable con
los profesores y los estudiantes no significa que sea
aceptado. El problema es que, cuando abre la boca, dispara
observaciones crudas a quemarropa. Sam parece un alienígena,
un individuo de otro planeta que no logra entender las
reglas de la sociedad humana como la amistad, el noviazgo,
la diplomacia social. Y ahora se ha enamorado de su
terapeuta pero, siguiendo el consejo de un amigo, primero
debe conseguir a una novia de "práctica"
para llegar con experiencia al momento de hacerle la
proposición a quien realmente ama. Y para ello
nada mejor que una chica con TOC, la cual se identifica
con él plenamente. Pero la disparidad de personalidades
no tarda en chocar, y en producir deliciosos resultados.
La chica lo entiende y hasta lo convierte en una persona
mas funcional; pero su manía de control (y su
verborragia imparable) la hacen desesperante, mas allá
de sus buenas intenciones.
Atypical es una agradable sorpresa.
Si Netflix aún no pudo producir
una película decente - y eso que ha gastado
una ponchada de millones en contratar a grandes actores
y directores -, donde resulta imbatible es en sus
series de manufactura propia, en donde tiene un alto
grado de efectividad. Sean las tiras del universo Marvel
dedicadas a Daredevil, Luke
Cage y otros, o clásicas como Orange
is The New Black, House of Cards,
GLOW, 13 Reasons
Why, Lemony Snicket's Una Serie de
Eventos Desafortunados... la lista es larga
e impresionante, y Atypical se suma
a esa serie de hitos. Porque es efectiva y conmueve,
porque es sumamente original, porque te engancha desde
el primer capítulo.
El tema de fondo de Atypical es la
liberación. Toda esta gente está atada
a los mismos roles desde hace años. La madre
dominante y sobreprotectora, el padre buenazo y descolgado,
la hermana guardiana implacable de su hermano, el chico
autista que nunca se lleva bien con nadie. Pero el ingreso
del amor en sus vidas les termina por mover el piso
y, en algunos casos, de manera incómoda. Mientras
Sam - obsesionado con la Antártida y la vida
del reino animal en lugares helados - aprende que
los humanos somos un poquito mas complejos que los pingüinos
a la hora de buscar pareja y aparearse, la hermana tendrá
su primer novio cuya presencia le indica que es la hora
que busque sus propios objetivos y sea independiente;
y que tal la madre, que ha caido presa de las miradas
de un barman, y se redescubre como mujer luego de años
de estar dedicada de manera exclusiva a su hijo autista;
o el padre, excelente persona y eterno proveedor, que
nunca ha sabido comunicarse con su hijo... hasta ahora,
en donde se ha vuelto su mentor a la hora de iniciar
su primer noviazgo. Hay secundarios deliciosos -
el amigo hindú de Sam, compañero en la
tienda de electrónica que trabajan, un eterno
mujeriego que despacha con las reglas de seducción
mas insólitas; la chica con el trastorno obsesivo
compulsivo, la cual corrige a Sam en sus comportamientos
mas irritantes, pero que cae presa de su andanada de
observaciones descarnadas y compulsivas sobre su persona
y sobre el amor; el chico malo de buen corazón
que le da alas a la hermana para que se descubra como
chica adulta e independiente; y la terapeuta, metida
en su propio berenjenal en la vida privada, cuya revelación
del enamoramiento de Sam termina por hacerle crugir
los cimientos de su corazón - que forman
una gran troupe de personajes, y su interacción
es apasionante.
Y para que todo esto resulte efectivo, se precisan
grandes perfomances. Keir Gilchrist acapara la pantalla
como Sam, Brigette Lundy-Paine muestra una enorme humanidad
bajo su fachada dura como la hermana protectora; los
secundarios (como Jenna Boyd y Nik Dodani) son ladrones
de escenas constantes... pero la gran revelación
es Michael Rapaport. El tipo era un comediante anodino
que, para colmo, estuvo envuelto en un par de escándalos
en la vida real (acosaba a sus co-estrellas) pero acá
logra el papel de su carrera y uno que lo redime en
gran forma. Doug Gardner parece un pasmado, un gigante
de buen corazón cuya relación con su esposa
está en el freezer y no logra acercarse
como corresponde a sus hijos. Y, de pronto, toda su
simpleza empieza a traducirse en grandes consejos, en
muestras de sabiduría callejera que lo convierten
en el padre que no ha sabido ser, el tipo que ve las
cosas como realmente son. Rapaport es lo mejor de la
serie por lejos. Lo acompaña Jennifer Jason Leigh
(que co-produce la serie) como la madre dominante y
sobreprotectora, y aunque la Leigh está muy bien,
no deja de ser algo discordante. Toda su carrera ha
hecho de tren descarrilado (cuando no, bordeando lo
sicótico) y es dificil aceptarla como madraza
de familia. La Leigh, en cambio, se muestra mas a gusto
cuando se escapa de su rol y se vuelve la amante de
un barman latino. En la trampa - y en el dilema
de saborear el momento y escapar de un matrimonio aburrido
hasta los huesos, o regresar al único rol que
ha sabido interpretar en todos estos años como
lider implacable de su complicada familia - es
donde la Leigh se desempeña cómoda, mostrando
que le gusta el desafío de andar sobre el filo
de la cornisa.
8 capítulos se asoman como insuficientes para
una historia apasionante. Recién estrenada, Atypical
es una serie notable y altamente recomendable, en donde
el talento de los involucrados da lugar a un producto
distinto e inteligente. |