Cine, TV, Video: crítica: The Good Doctor (2017 -) (serie)

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Un joven médico autista lucha contra los prejuicios y los vence con su genial razonamiento lateral en este melodrama de gran calidad. Disponible en Amazon Prime Video.

Cine, TV, Video: crítica: The Good Doctor (2017 -) (serie)

Por Alejandro Franco – contáctenos

calificación: 4/5 - muy bueno¿Doctor House, detective médico autista?. Nop, aunque el productor sea el mismo (David Shore) y los decorados estén reciclados sin demasiado esfuerzo para diferenciarlos de la serie anterior. The Good Doctor calza mas dentro del subgénero de melodramas médicos con soluciones milagrosas a último momento… y pérdidas inesperadas cuando todo parecía resuelto. Hay un puñado de soluciones brillantes – no todas las cuales se le ocurre únicamente al protagonista, pero sí puede inspirarlas – pero es mas el drama personal de cada caso, las circunstancias que llevaron al enfermo a llegar a tal punto crítico… y también las excentricidades propias de Dr. House con tipos que conviven con muñecas inflables, pacientes autistas y asesinos que desean donar sus órganos para salvar niñitas inocentes… aunque ello implique sacrificar su propia vida para que sus reticentes padres acepten semejante regalo de un tipo al que le ponen todo tipo de objeciones.

Si el melodrama chorrea la pantalla (siamesas que deben ser separadas a toda costa; niñas muertas que terminan donando su rostro a jóvenes desfiguradas, y un vasto etcétera), lo que lo hace digerible son los personajes y las perfomances. Al principio nadie quiere a Shaun Murphy (Freddie Highmore, mostrando que puede actuarse todo y mostrando un enorme crecimiento desde sus comienzos como actor infantil) porque es excéntrico, tiene actitudes y respuestas inesperadas y carece de empatía, con lo cual sus relaciones sociales son un desastre. Pero la puja imbatible de su mentor, el director del hospital (un brillante Richard Schiff, paciente como Buda pero explosivo cuando su mundo personal se estremece por el descubrimiento accidental de un tumor cerebral) para que lo acepten y lo traten por igual termina por convertir a los mas reacios a la causa de Shaun. Murphy no tiene habilidades sociales, puede hablar sin el menor pudor frente a un paciente de que su enfermedad es terminal (o que puede ser otra con síntomas y consecuencias altamente indeseables), pero es un idealista, un extraterrestre en un mundo humano que no termina de captar todas las reglas e intenta progresar por su cuenta, sobre todo cuando su vecina (Paige Spara) le tira honda y le agradece su honestidad brutal, y cuando siente que Schiff (devenido su segundo padre) está pasando por un momento terrible y él está dispuesto a cargárselo al hombro a como dé lugar. Es en ese trío donde la serie se saca chispas en cuanto a las perfomances, con un Schiff y un Highmore altamente candidateables al Emmy.

Si hay un detalle curioso es el casting de la serie, en donde la gente blanca es minoría. Con un staff compuesto de afroamericanos, asiáticos y latinos – como si Shore quisiera plantar bandera frente a los tiempos racistas que vive Estados Unidos en este momento – llega un punto en que esto se parece a una de ciencia ficción (¿Deep Space Nine?), en donde la diversidad está tan exacerbada (hasta los pacientes son de familias étnicas o parejas interraciales) que hace crujir la credibilidad.

Las series sobre gente diferente están de moda. En algunos casos – Speechless, Atypical, la serie que nos ocupa – el resultado está logrado, y en otros (como Special) el balance es discutible. Tocar temas delicados exige sensibilidad y honestidad y aquí la hay, salpicada con abundante melodrama – llegando incluso a poner a un villano (Daniel Dae Kim, también productor de la serie) en contra de Shaun de la manera mas descarnada posible -, con lo cual el culebrón está servido con detalles que lo hacen superior a la media.