Cine, TV, Video: crítica: La Casa Gucci (2021)

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Lady Gaga se devora la pantalla en este circo plagado de intrigas y sobreactuaciones siderales.

Cine, TV, Video: crítica: La Casa Gucci (2021)

Por Alejandro Franco – contáctenos

calificación: 3/5 - bueno¿Qué tiene para ofrecerle al espectador La Casa Gucci?. Una trama de dinero, poder, ambición, intrigas palaciegas… y sobreactuaciones espectaculares. Es un puñado de actores yanquis e ingleses haciendo de italianos así que, cuando pueden, le mandan pata al acelerador sin asco. Mientras que Lady Gaga es un espectáculo fascinante en sí mismo – sexy, desinhibida, confabuladora, como una versión de bolsillo de Sofía Loren que rebosa de veneno -, lo de Jared Leto es un show de otro planeta. Atroz, caricaturesco, camuflado de manera brillante bajo toneladas de maquillaje, es imposible definir si lo suyo es un mamarracho o una genialidad. Me hace acordar a Vincent D’Onofrio en la última versión de Los Siete Magníficos (que volví a ver hace poco), en donde el tipo le agregó cosas al personaje para dar una interpretación de método… y termina generando una caricatura estridente que paraliza la escena cada vez que abre la boca… y no en un buen sentido de la palabra.

No hay nada demasiado original o sensacional en La Casa Gucci excepto una buena dirección, una buena puesta en escena y un cast notable. El trayecto de la historia es predecible, lo que va son los matices. Como a Ridley Scott lo reclutaron – con mejor suerte y efectividad – en Todo el Dinero del Mundo para contar las miserias de la familia Getty, qué mejor que recontratarlo para ilustre el derrumbe de otra casta millonaria. La historia es simple: los Gucci son ricos y famosos y viven en una sincronizada armonía gracias a que los patriarcas de la familia – Aldo (Al Pacino) y Rodolfo (Jeremy Irons) – han dividido los negocios sin pisarse los pies el uno al otro. Entra una arribista, Patrizia Reggiani (Lady Gaga), la cual ve al hijo de Rodolfo, Maurizio (Adam Driver), como una presa fácil y el camino directo a la gloria y la fortuna. Maurizio no es un tipo chato sino un hombre sencillo que disfruta las pequeñas cosas de la vida y vive con una gran modestia. Le resbalan los negocios de la familia, quiere ser simplemente un abogado con buena vida. Lo que sigue es prácticamente un acoso de Patrizia para hacer que su camino coincida con el de Maurizio y empujar al otro a una vida de lujos los cuales nunca le interesaron demasiado. Entra papá Rodolfo en escena y reconoce a la cazafortunas al toque y, cuando Maurizio se niega a tomar el consejo de considerarla simplemente como una aventura (es el amor de mi vida!), entonces Rodolfo le da una patada en el tuje y lo saca de los negocios. El hijo del millonario termina laburando en la parada de camiones de su suegro, pero el tipo es feliz ya que tiene a Patrizia todo el tiempo para si. Pero las cosas no se terminan ahí: tío Aldo tiene un hijo idiota, Paolo (un irreconocible Jared Leto, panzón, pelado y hablando como fumado todo el tiempo) que carece de todo tipo de talento, sea como diseñador o directivo de la empresa. Si la casa familiar tiene alguna esperanza de supervivencia pasa por Maurizio, así que Aldo y Patrizia complotan para recuperarlo y re ingresarlo en los negocios de la manera que sea.

Lo que sigue es karma puro. Todo el mundo termina recibiendo lo que se merece: Rodolfo por alejar a su hijo, Aldo por recuperar a su sobrino en desmedro de Paolo, Paolo por una mezcla de ínfulas y odio hacia su padre, Patrizia por querer quedarse con todo el imperio para ella sola y Maurizio… simplemente por dejarse llevar por el veneno de su mujer. Al empezar a desplazar a miembros de su familia para quedarse con el trono Maurizio y Patrizia han entrado en un desgaste infernal del cual no hay retorno. En toda esa montaña rusa a Patrizia se le cruza una amoral tarotista (Salma Hayek) la cual termina por llenarle la cabeza para que reclame lo que es suyo. La idea de la venganza ya ha hecho carne y ya no hay marcha atrás en la trayectoria desenfrenada de la arribista.

La Casa Gucci es un buen show, entretiene mientras dura. Es una lástima que la Gaga se haya quedado fuera de la carrera del Oscar, lo suyo merecía una nominación; la película prácticamente le pertenece y su performance es magnética. Eso no implica que La Casa Gucci sea gran arte o siquiera buen cine, simplemente una crónica de tabloide bien narrada con una buena puesta en escena. Scott pudo haber afilado los dientes y convertir todo esto en una sátira despiadada, lástima que la prolijidad solo lo transforma en algo correcto, sin nada memorable y con algunas performances descolgadas como único merito para llamar algo la atención.