Cine, TV, Video: crítica de Mi Primera Boda (2011)

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Mi Primera Boda es un intento criollo de hacer una comedia de situaciones a la americana. Pero a pesar del nutrido elenco y de todo el talento involucrado, el resultado final dista mucho de ser memorable

Por Alejandro Franco – contáctenos

Mi Primera Boda (Argentina / España 2011); Intérpretes: Natalia Oreiro, Daniel Hendler, Imanol Arias, Pepe Soriano, Gabriela Acher, Soledad Silveyra, y elenco. Calificación: 2/5

Mi Primera Boda Odio cuando los libretistas se creen inteligentes y escriben pavadas. Esos monólogos dichos frente a la cámara, en donde los personajes dicen un montón de cosas obvias o se despachan con citas intelectuales, haciendo creer que lo que sigue es una historia inteligente. Eso es lo que pasa con Mi Primera Boda: arranca con ese tono intelectualoide, y después se manda con una pavada sideral. La excusa del enredoque el novio, jugando en el balcón de la casa donde está a punto de celebrarse la ceremonia, se le caiga al vacío uno de los anillos y después invente diez mil excusas para ganar tiempo mientras intenta recuperarloes atroz y estúpida. Lo que sigue está mal barajado y recién sobre la mitad del filme las cosas comienzan a tener su gracia. Este es uno de los casos en donde la película se pone mejor a medida que avanza y termina mejor que como comenzó.

Por supuesto el modelo a seguir es Cuatro Bodas y Un Funeral. El tema es que, por cada comedia de boda exitosa hay setecientas que fracasan, y Mi Primera Boda está más cerca del segundo grupo que del primero. No sólo la anécdota que impulsa la historia es absolutamente imbécil, sino que el desarrollo de personajes bordea lo atroz. Podían tener algún trasfondo ligeramente dramático como para que nos importe su suerte, o al menos ser caricaturas rápidas y muy graciosas. Pero nada de ello ocurre. Hay un elenco carísimo ferozmente sub-utilizado. El cameo extendido de Pepe Soriano es la prueba más evidente de ello (¿para decir dos tonterías llamaron a semejante actor?). Lo de Soriano no es lo único; lo mismo pasa con Soledad Silveyra, y con los Luthiers Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock, aunque los últimos tienen algo de margen para “morcillear” y mejorar las tristes líneas que le deparó el libreto.

Sin dudas Mi Primera Boda tiene su cuota de momentos cómicos, pero son muchísimas más las pifias que los aciertos. Si uno sigue viendo el filme es gracias a la energía incontenible de Natalia Oreiro, la única que puede mantener el relato con su perfil de novia dominante y seudo sicópata. Junto con Oreiro hay otro pequeño puñado que se salva de la quema – los mencionados Luthiers y Muriel Santa Ana, en un personaje que tenía gran potencial y que hubiera sido una delicia ver más tiempo en pantalla -. Pero el resto está criminalmente mal usado y, en el caso de Daniel Hendler, las pruebas están a la vista de que lo suyo no es la comedia. Su protagónico es anodino y lastra peligrosamente el filme.

Aún con toda su disparidad, Mi Primera Boda se deja ver. Hay momentos aislados que son graciosos, y hay performances que compensan la falla de otras. Pero la historia está plagada de problemas – el final es casi incomprensible, con personajes cambiando de actitud en menos de 2 segundos -, y da la impresión que todo esto ha sido montado para crear un lindo trailer que lleve gente al cine. Lamentablemente deberían haberse esforzado un poco más como para que la anécdota se sostenga durante 90 minutos y no resulte un insulto a la inteligencia del espectador.