Cine, TV, Video: crítica: Sierra Burgess is a Loser (2018)

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Aunque tiene su cuota de fallas, esta simpática comedia tiene su delicioso encanto que nos hace recordar a las comedias de John Hughes de los años ochenta. Calificación: 4/5

Cine, TV, Video: crítica: Sierra Burgess is a Loser (2018)

Por Alejandro Franco – contáctenos

Mientras que Netflix sigue sin pegar una en el apartado de la ciencia ficción (en cuanto a películas, porque en series tiene cosas muy potables), últimamente viene despachándose con una serie de comedias mas que digeribles, y Sierra Burgess is a Loser es una de las mejores de la última tanda. La idea no es original – no se trata mas que de una nueva versión de Cyrano de Bergerac -, pero la calidez de las performances y el carisma de la protagonista superan todo, incluso un tercer acto flojo y traído de los pelos. La protagonista es Sierra Burgess (Shannon Purser de Stranger Things), una muchacha grandota y pecosa la cual dista bastante de ser una belleza. Pero la robusta Sierra es consciente de sus limitaciones y, junto a su genio y su sentido del humor, suele tomarse en solfa los desafíos de la vida. Grandota como es, discriminada por las camarillas de bellezas que se creen las reinas de la escuela a donde va, Sierra es una chica sensible pero persistente, resistente al rechazo de los que se consideran perfectos. Habiendo caído en desgracia con la abeja reina de la escuela (Kristine Froseth), ésta le juega una mala pasada y decide sacarse de encima a un candidato dándole el teléfono de Sierra (que lo puso en el tablero de la escuela ofreciéndo sus servicios como tutora) como si fuera el propio. Lo que sigue es un delicioso chat telefónico de identidades alteradas, donde Sierra puede mostrar todo su corazón y su emotividad… y no pasa mucho hasta que la amistad se transforma en romance virtual. Pero, claro, la relación debe pasar a la etapa siguiente y un encuentro cara a cara se vuelve obligatorio. Es allí donde Sierra usa todo su ingenio, descubriendo que la líder de la camarilla está siendo despreciada por un universitario por el cual se babea… y quien la considera inferior en todo sentido. y mientras Sierra le da cultura y clase a la abeja reina, ésta acepta hacerse pasar como el avatar de la grandota, primero en videoconferencias y después en una complicada cita en vivo. Sí, como Cyrano, Sierra le debe pasar letra en tiempo real para que la otra no devele su odiosa personalidad.

Pero nadie es tan malo como parece, y la despreciativa porrista resulta ser una pobre chica que vive en una familia destrozada (el padre los ha abandonado) y su madre es un ejemplo extremo de sobrepeso. De alguna manera la Froseth ha proyectado sus odios y temores hacia la obesa nerd y, a cambio, recibe una lección de humildad y sabiduría que termina por transformarla. De enemigas acérrimas pasan a ser mejores amigas, y comienzan a sanar sus heridas. y mientras la porrista ha encontrado alguien de corazón puro en quien confiar, Sierra – que ante los ojos del espectador empieza a verse cada vez mas bella, no porque haya algún tipo de cambio estético, sino porque la Purser irradia una intensa luz interior – debe afrontar de que lo que vive es una fantasía. La farsa terminará en algún momento, la verdad será revelada… y es posible que el romance no sobreviva a semejante impactos.

Por momentos Sierra Burgess is a Loser se siente como una de esas hermosas comedias que John Hughes armaba con maestría en los 80s, entendiendo la naturaleza del alma adolescente, sus frustraciones, sus deseos, y creando un ambiente de redención en donde los perdedores podían triunfar. La presencia de Lea Thompson y sobre todo Alan Ruck (icono de ese clasicazo que es Ferris Bueller Day Off) refuerzan la idea, y la exquisita performance de Purser te transmite toda su emotividad. Quizás Sierra Burgess is a Loser no cambie la historia del cine pero te da 90 minutos plenos de gracia y emoción, con una protagonista que te enamora a puro carisma y un grupo de personajes del cual no quieres alejarte cuando llega la hora de los créditos finales.