Cine, TV, Video: crítica: La Leyenda del Jinete sin Cabeza

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Por Alejandro Franco – contáctenos

Sleepy Hollow (GB – EUA, 1999): Intérpretes: Johnny Deep, Christina Ricci, Casper Van Diem, Michael Gough, Christopher Lee, Michael Gambon, Miranda Richardson. Dirigidos por Tim Burton. Este mes por Cinecanal. (****)

Director talentoso si lo hay (y bicho raro además), Tim Burton se atreve en esta ocasión a incurrir nuevamente en el genero fantástico que tan buenos resultados le había dado con El joven manos de tijera. Como en aquella ocasión, recurre nuevamente a su intérprete fetiche (Deep), y a varios otros veteranos de anteriores films (Gough de Batman, Freddie Jones de Ed Wood).

El eje central del film pasa por un relato de Washington Irving, la leyenda de Sleepy Hollow (literalmente el hueco durmiente), que ha sido muy popular y tuvo varias adaptaciones, incluyendo una animada de Disney. El relato básicamente mostraba el enfrentamiento entre el crédulo del lugar (Itchabod Crane) y el espíritu que azota al pueblo de granjeros, cercenando cabezas por doquier. Debido a tratarse de un relato demasiado conocido, Burton arma una vuelta de tuerca ingeniosa, de forma que todo resulte en apariencia nuevo, y a la vez pueda llenar la duración del film.

Esta vez el enfoque es detectivesco y algo más bizarro: un joven policía del Nueva York de fines de siglo (Deep), de novedosos metodos de investigación (utilizando bizarras técnicas forenses y científicas) es encomendado a investigar las extrañas muertes que se suceden en el pueblo del título. Casualmente, la escena inicial trata sobre el asesinato de uno de los patriarcas del pueblo (cameo de Martín Landau). El novato investigador llega a la comuna y descubrirá, entre otras cosas, un enredo de intereses patrimoniales y lazos de sangre mezclados entre las dos familias más poderosas de Sleepy. Una conspiración de la cual participan los jefes del poblado, que ocultan con su silencio las sospechas sobre las intenciones del espíritu de un antiguo guerrero hessiano contratado en las épocas de la guerra de la independencia (nuevo cameo, esta vez de Christopher Walken). Contraponiendo la superstición con la ciencia, el novato Crane investigará los sucesos hasta descubrir el complot que involucra al pueblo entero.

Como todos los films de Burton, es un film animado y entretenido. Por un lado, se ha buscado recrear la estética de terror gótico que utilizaban los films de la legendaria productora inglesa Hammer (autora entre otras, de la serie Dracula con Christopher Lee – que aparece adrede en esta película – y Frankestein). En este caso, se ha optado por armar todos los escenarios en un estudio, de forma de poder manejar a voluntad luces y efectos, creando un ambiente tétrico, espectral, de formas deformadas y resplandores apagados, que estéticamente se incorporan muy efectivamente al film, creando el clima necesario. La ambientación es a todas luces brillante en realización; la estética del pueblo es decadente y de formas retorcidas, y recrea un ambiente fantástico, como de ilustración de cuento. Acorde a los gustos del realizador, la estética retorcida en formas reemplaza las formas siniestras de los castillos que suelen ser los lugares habituales de esta clase de relatos. Además, el uso de nieblas crea una sensación de encierro aún en un lugar tan abierto como es la campiña, y uno se olvida que está viendo un paisaje americano, siendo más parecido a la apariencia rústica y casi medieval de la campiña inglesa. Así mismo la fotografía, impecable, acentúa tonos negros y sepia, con lo cual prácticamente cada fotograma del film es un hermoso cuadro.

En cuanto a la trama, actor, director y guionista han decidido acercarse por el lado del humor. Deep juega con su personaje entre burlón y payasesco; es un hombre instruído, descreído (en secuencias oníricas explica como abraza con fervor la ciencia en contraposicion a la supersticion) y torpe. Su papel es tomado de forma flexible, juguetona, lo cual desacartona notablemente el relato. Una interpretación estoica de su Itchabod Crane hubiera terminado en endurecer la trama, y posiblemente en acercarla a los clisés de films clase B. Corta su papel con la misma tijera que hizo antes Ed Wood; ingenuo, torpe y brillante. y en buena parte refleja el sentimiento del espectador si en la vida real uno escuchara los relatos que acontecen en la pelicula. Además, uno siempre termina por tomar simpatía por el personaje que nos va guiando en una galería de personajes secundarios, algo más estereotipados. Ricci nos deleita con su misterio, su maldad indefinida y ocupa plena la pantalla. Los jefes del pueblo (veteranos de amplia trayectoria) también lucen caricaturescos, pero en ningún momento caen en sobreactuación o ridiculez. Mientras, la madrastra interpretada por Richardson, cumple con su rol de villana con perfeccion y naturalidad. y por último, sin figurar en los créditos, está Walken, un actor habituado a salirse de madre, que en esta ocasión calza a la perfección el traje del psicótico asesino de apariencia y ferocidad bestial.

La música es, como habitual en los films de Burton, de Danny Elfman; excelente intérprete para narraciones de corte fabuloso y fantástico.

El film realmente intriga, atrapa con su relato y especialmente, con su tratamiento de imágenes. Si bien hay escenas sangrientas, son contundentes, sin demasiado gore, y de fugaz visión, como para producir el sobresalto y no la repulsión. Hay muchas alusiones a los filmes de la Hammer y otros clásicos (por ejemplo, la secuencia del molino que homenajea al final de Frankenstein – 1930 -), dotados de un ritmo agil y moderno de narración. En ningún momento decae el interés y, sobre todo, el film invita a verlo una y otra vez.