Management: empleados con experiencia: el mayor activo de su empresa

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Management: empleados con experiencia: el mayor activo de su empresa

Por Alejandro Franco – contáctenos

La empresa no es usted: son sus empleados. Como dueño usted forma parte de un organismo multicelular que convive y actúa consigo mismo y con el exterior. y la eficiencia de dicha operación depende de la antigüedad, de la experiencia de sus componentes.

Tengo mas de 30 años de experiencia y créanme cuando les digo que, a lo largo de mi vida, he visto a toda clase de gente – mas inteligente, menos inteligente – tomar toda clase de decisiones estúpidas basándose simplemente en el dinero. Purgar departamentos enteros de soporte de sistemas con la simple excusa de tomar contratados mas jóvenes y baratos; obligar a equipos enteros de vendedores a renunciar a cambio de una mísera indemnización y una recontratación forzosa como externos (facturando como si fueran proveedores), amén de cobrar una comisión menor a la que tenían antes; mutaciones de razón social con empresas fantasma, en donde los empleados perdían la antigüedad (y cualquier tipo de reclamo) con tal de conservar su trabajo; mezquinar (y demorar hasta varios meses) el pago de comisiones al mejor vendedor de la empresa simplemente porque les parecía que ganaba demasiado (o que ganaba mas que el dueño); eso sin contar en una de las empresas donde trabajé, en donde los empleados debieron cobrar el Aguinaldo en enero… debido a que los dueños se compraron en Navidad (y al contado!) una flota de costosos Volkswagen Golf para poder ver las obras que construían y así no desgastar sus vehículos personales.

Su empresa son sus empleados; si tiene una buena relación con ellos, obtendrá el equipo mas eficiente (y fiel) del mundo. Si los conserva y capacita, creará no sólo expertise sino un caldo de cultivo de posibles dirigentes / reemplazos a la jefatura cuando usted no esté. Mantener una buena relación con sus empleados hace que su empresa funcione de manera aceitada. Si entra en guerra con ellos – exigiendo horarios largos y sacrificios personales, maltratándolos, operando con total absolutismo sin escuchar sus razones personales, actuando de manera ajena a las personas que le rodean – sólo obtendrá desconfianza, malhumor e ineficiencia.

Su empresa es un músculo que gana eficiencia con el tiempo y la ejercitación. Cada vez que echa gente, vuelve a fojas cero en un sector o actividad que era vital para la empresa. El dinero no lo es todo; se trata de eficiencia. Personal eficiente, canchero en resolver problemas – y dotado de autonomía – equivale a un ahorro de tiempo y dinero. El personal fresco, novato, requiere capacitación, errores de aprendizaje (que pueden traducirse con el tiempo en una denigración de la relación de su empresa con sus clientes y proveedores) y, aún así, puede que al final del proceso se de cuenta de que el candidato no era el indicado.

Con el tiempo he comprobado que las empresas funcionan de acuerdo al humor del dueño / jefe de turno. La gente explotadora y mandona sólo obtiene resentimiento (y hasta actitudes mezquinas y traiciones) de su personal; en cambio el jefe de puertas abiertas y actitud comprensiva obtiene lealtad. Las empresas funcionan cuando el personal forma un equipo, y eso se debe al liderazgo del jefe / gerente / dueño que sabe escuchar y es capaz de cambiar de decisión según las opiniones y consejos que escuche. Pero, para que dicho equipo sea posible, usted precisa un grupo de gente asentado, con años de experiencia y conocimiento mutuo, que sepa como operar aún en las situaciones mas difíciles sin perder la calma. Echar gente para ahorrar en sueldos es una medida disparatada – así como lo es recargar al personal remanente con las funciones del despedido, iniciando un proceso de achicamiento e ineficiencia que nunca se termina -. La experiencia es un activo caro, porque significa que su empresa ha invertido todo este tiempo para que determinada persona, en determinado puesto, sea eficiente y haya visto, decidido y operado en todo tipo de situaciones aprendiendo de sus propios errores. Cuando se echa a la gente por cuestiones económicas, no es un ahorro de dinero sino un vaciamiento de empresa, expulsando a jugadores valiosos de su equipo y engañándose a sí mismo con la mentira de que cualquier jugador novel puede hacer lo mismo que un veterano.

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