Historia mundial: la historia del caza japonés Nakajima Nikka

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Cuando la guerra estaba perdida la colaboración entre nazis y el imperio japonés buscó soluciones desesperadas – incluyendo transferencia de tecnología nueva, formidable y no debidamente testeada -, lo que dió lugar a la aparición de los primeros (y escasos) cazas jet nipones de la Segunda Guerra Mundial.

Historia mundial: la historia del caza japonés Nakajima Nikka

Por Alejandro Franco – contáctenos

El Ejealiados en todos los frentes. Si bien Alemania y Japón no unieron fuerzas físicamente – por las distancias, por el lenguaje, por las diferencias culturales -, al menos compartieron información técnica y militar para enfrentar a los mismos enemigos: los Aliados, quienes no les daban tregua en los teatros de Europa y el Pacífico.

Una de dichas colaboraciones comprende la construcción del primer caza jet japonés, el Nakajima Nikka (“Flor de Naranjo”). Cuando el agregado militar de la embajada japonesa en Berlín vio las primeras pruebas del Messerschmitt Me 262 en 1944, quedó encandilado y le pidió a los alemanes colaboración científica para desarrollar algo similar. Hasta ese entonces los japoneses tenían experiencia en motores de cohete pero no en motores jet – que pudieran mantener un vuelo sostenido, maniobrar y regular la velocidad hasta regresar a su base -. Lo mas cercano que tenían era el Yokosuka MXY-7 Ohka (“Flor de Cerezo”), que no dejaba de ser una especie de V1 tripulada, una bomba voladora kamikaze impulsada por un motor cohete de combustible sólido, el cual despegaba a una tremenda velocidad pero agotaba rápido su carga y debia ser volado “planeando” para alcanzar su objetivo. El piloto del Ohka soltaba sus motores cohete como si fueran bombas y, por último, se estrellaba contra el blanco enemigo – generalmente un barco estadounidense -. La efectividad del Ohka era pobrísima debido a su escaso margen de maniobra en los estadíos finales y era fácilmente destruido antes de llegar a su destino – por eso los americanos lo apodaron Baka o “la bomba idiota” -.

En un principio se pensó en el motor del Yokosuka MXY-7 Ohka para el Nikka (creando un avión cohete similar al Messerschmitt Me 163 Komet), pero el drama estaba en el escaso rango de ataque y la formidable velocidad con que devoraba el combustible sólido. El Me 163 Komet, por ejemplo, solo podía atacar objetivos en 40 km a la redonda y su carga de combustible duraba entre 5 y 7 minutos. Era básicamente pilotear un misil que subía miles de metros en un par de minutos y atacaba desde las alturas para luego planear hasta su pista de aterrizaje (su punto mas débil y donde generalmente eran abatidos ya que perdía el grueso de su velocidad de impulso). Por eso se obtuvieron planos y fotos del motor BMW 003, el cual era usado en el caza Heinkel He 162 y en el Arado Ar 234, el primer bombardero jet de la historia.

Pero los alemanes no compartieron toda la información que debían del BMW 003, así que los japoneses tuvieron que deducir lo que faltaba de los gráficos del motor alemán. Aún con todos esos contratiempos llegaron a diseñar un motor operativo – el Ishikawajima Ne-20 – y, con todas las carestías de la guerra – Japón había perdido todos sus territorios conquistados y estaba cercado por los aliados con lo cual debían arreglarse con los materiales que tuvieran a mano en las islas – pudieron armar dos prototipos funcionales del Nakajima Nikka, los cuales volaron en Agosto de 1945.

Yokosuka MXY-7 Ohka, la bomba idiota

Yokosuka MXY-7 Ohkala bomba idiota. A diferencia de otros aviones kamikaze, el Ohka era impulsado por cohetes que quemaban rápidamente su combustible y llegaba hasta su objetivo con el impulso alcanzado. Eso le daba margen de maniobra al piloto para hacer tres cosas: corregir el rumbo planeando, disparar los tres motores cohetes (ya con la carga agotada y lanzándolos como si fueran bombas), y lanzarse de lleno hacia el blanco donde detonaría la carga explosiva de 800 kg. Pero la falta de maniobrabilidad de los Ohka los hacía presa fácil de la artillería antiaérea aliada, amén de que debían despegar de una área muy cercana al objetivo (no mas de 37 km) ya que su rango de vuelo era muy limitado.

En sí, parecía una versión mas estilizada y tradicional que el Messerschmitt Me 262. Era mas pequeño, tenía tanques de combustible mas chicos, alas rectas… y plegables, ya que la idea era ocultarlo en refugios y cuevas, a salvo de bombardeos aliados. Su primer vuelo fue en el aeródromo naval de Kisarazu, en una prueba que duró 20 minutos. Era el 7 de Agosto de 1945 (!) y cuatro dias mas tarde realizaría una segunda y última prueba, utilizando cohetes como forma de impulso adicional para el despegue.

Pero el 14 de Agosto de 1945 Japón decidió rendirse ante el devastador espectáculo atómico desatado en Hiroshima y Nagasaki. La suerte del Nakajima Nikka quedaría sellada, siendo retirado de servicio el 15 de Agosto. Había llegado demasiado tarde para evitar la caída del Imperio del Sol Naciente y ahora se convertiría en una curiosidad que los aliados desguasarían, examinarían y reciclarían, terminando por usar sus conocimientos para potenciar sus propias fuerzas aéreas en la inminencia de lo que mas tarde se convertiría en la Guerra Fría.

Algunos datos técnicos sobre el caza jet japonés Nakajima Nikka

  • Velocidad máxima: 696 km/h
  • Rango: 943 km
  • Altura máxima: 12.000 metros
  • Armamento: 2 ametralladoras  × 30 mm Type 5 / 1 bomba (de 500 kg o de 800 kg)