Humor: chistes de abogados

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Humor: chistes de abogados

¿Qué tienen en común un abogado y una prostituta?.
Que a los dos hay que pagarles primero y después exigirles que se muevan.

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– Lo siento mucho, pero ya no sé qué decir para librarlo de la silla eléctrica.
– ¿Por qué no dice que fue usted?

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Un abogado mantiene un romance con su secretaria. Al poco tiempo ésta queda embarazada y el abogado, que no quiere que su esposa se entere, le da a una buena suma de dinero y le pide que vaya a parir a Italia. A lo que la secretaria pregunta:
-¿Y cómo te comunicaré que ha nacido el bebé?
-Tan sólo envíame una postal y escribe Spaghetti por detrás. No te preocupes, yo me encargaré de todos los gastos.
Pasan seis meses y una mañana la esposa del abogado lo llama al bufete exaltada:
– ¡Querido, acabo de recibir el correo y hay una postal muy extraña de Italia… La verdad no entiendo que significa!.
-El abogado, asustado, contesta:
– ¡Espera a que llegue a casa y te explico!
Cuando el hombre llega a casa y lee la postal cae al suelo fulminado por un infarto. Llega una ambulancia y se lo llevan. Ya en el Hospital, el medico jefe se queda a confortar a la esposa y le pregunta cual ha sido el trauma que ha precipitado tal ataque cardíaco. Entonces la esposa saca la postal y lee:
– ¡Spaghetti, Spaghetti, Spaghetti, Spaghetti, Spaghetti, tres con salchicha y albóndigas y dos con almejas!

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¿Cuál es la diferencia entre un abogado y un vampiro?
Pues que el vampiro solo te chupa la sangre a partir de media noche.

En un juicio el fiscal interroga al acusado:
– Díganos, ¿mató usted a la víctima?
– No.
– Le recuerdo que está usted bajo juramento. ¿Sabe cuál es la pena por perjurio?
– Pues no, pero seguro que es menor que por asesinato.

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Una mujer va a un abogado.
– ¿Usted cuánto cobra por una consulta rápida?
– 3.000 pesos euros por tres preguntas.
– Vaya, es un poco caro, ¿no?
– Sí… y dígame, ¿cuál es su tercera pregunta?

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Conversan dos delincuentes:
– ¿Por qué vas a defenderte vos mismo en el juicio? ¿Estás loco, Ganzúa?
– ¿Y que querés que haga? Me pasé cinco meses tratando de conseguir un buen abogado y no pude…
– ¿Que decís, Ganzúa? si hay muchos abogados buenos!
– Sí, ya sé, flaco, pero cuando se enteraban que no era yo el que había robado la plata, no aceptaban el caso.

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Dos abogados iban en un vuelo a Seattle. Uno de ellos se sentó junto a la ventana y el otro en el asiento de en medio. Al momento de despegar, un ingeniero se sentó en el asiento del pasillo, junto a los dos abogados. El ingeniero se quitó los zapatos y se disponía a dormir cuando el abogado de la ventana dijo:
– Creo que voy a levantarme por una Coca.
– No hay problema, yo se la traigo – dijo el ingeniero.
En cuanto fue por el refresco, uno de los abogados tomó uno de los zapatos del ingeniero y escupió dentro. Cuando volvió con la coca, el otro abogado dijo:
– Ya se me antojó. Yo también voy a ir por una. Nuevamente el ingeniero se levantó gentilmente por otra Coca; en cuanto se fue el otro abogado tomó el segundo zapato del ingeniero y escupió dentro de él. El ingeniero regresó y todos se sentaron por un buen rato sin hablar. Cuando el avión estaba aterrizando, el ingeniero se puso los zapatos y descubrió lo que había pasado. Entonces se puso muy serio y dijo:
– ¿Hasta cuando va a seguir esto? ¿Este celo entre nuestras profesiones? ¿Este odio? ¿Esta animosidad? ¿Este escupir en los zapatos y mear dentro de las Coca-Colas?

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¿Cómo funciona el derecho de propiedad para los abogados? ¿Por qué siempre se llevan todo?
Sencillo, son apenas siete reglas fáciles de memorizar:

1 – Si es tuyo y él piensa que es de él, es de él.
2 – Si no es tuyo ni de nadie, es de él.
3 – Si a él le gusta eso, es de él.
4 – Si está en la mano de él, es de él.
5 – Si él te lo puede sacar, es de él.
6 – Si lo tenías hace poco, es de él.
7 – Si parece ser de él, es de él.