Humor: chistes de cumpleaños

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Humor: selección chistes cortos 2019 (II)

Un hombre le preguntó a su mujer que quería para su cumpleaños y ella dijo:

– Me gustaría tener 6 otra vez.

En la mañana de su cumpleaños la despertó muy temprano y se la llevó al parque de diversiones. ¡Qué día! La puso en los juegos: en la montaña rusa, en los autitos chocadores, en el tren fantasma… y eso no fue todo, 5 horas después salieron del parque de diversiones y se la llevó – a ella, con el estómago revuelto y un dolor de cabeza que le partía el alma – a McDonald’s. Su esposo le ordenó una Big Mac con extra papas y licuado de chocolate. De ahí se fueron al cine a ver la última película de Jimmy Neutron y le compró Coca Cola, caramelos y pochoclos. Finalmente, cuando llegaron a casa, la mujer se derrumbó en la cama.

Él se acercó a ella y amorosamente le pregunta:

– ¿Y bien, querida? ¿que se siente tener 6 otra vez?

Con un ojo entreabierto ella le dice:

– ¡Pendejo!. ¡Yo me refería al talle de la ropa!

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Una esposa, descontenta con su coche, le dice a su marido:

– Cariño, el día de mi cumpleaños sorpréndeme y regálame algo que vaya de 0 a 100 en 4 segundos, a ser posible de color azul.

Y el día de su cumpleaños el marido se apareció con una balanza. Eso sí, de color azul.

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Un tal Ricardo recibió un loro por su cumpleaños, ya era un loro adulto, con una muy mala actitud y vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota, así como siempre, de muy mal genio.

Ricardo trató, desde el primer día, de corregir la actitud del loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación, le ponía música suave y siempre lo trataba con mucho cariño.

Llegó un día en que Ricardo perdió la paciencia y gritó al loro, el cual se puso más grosero aún, hasta que en un momento de desesperación, Ricardo puso al loro en el congelador. Por un par de minutos aún pudo escuchar los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimiento, hasta que de pronto, todo fue silencio.

Después de un rato, Ricardo arrepentido y temeroso de haber matado al loro, rápidamente abrió la puerta del congelador. El loro salió y con mucha calma dio un paso al hombro de Ricardo y dijo:

– Siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y actitud, te pido que me disculpes y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi comportamiento.

Ricardo estaba muy sorprendido del tremendo cambio en la actitud del loro y estaba a punto de preguntarle qué es lo que lo había hecho cambiar de esa manera, cuando el loro continuó:

– ¿Te puedo preguntar una cosa?

– Sí… ¡cómo no!-, contestó Ricardo.

– ¿Qué fué lo que hizo el pollo?

Un padre sale un poco tarde de trabajar, y en el camino a su casa recuerda que es el cumpleaños de su hija y que no le ha comprado un regalo.

Detiene el auto frente a una juguetería y pregunta a la vendedora:

– ¿Cuánto cuesta la Barbie que está en la vitrina?

De una manera condescendiente la vendedora responde:

– ¿Cuál Barbie?. Tenemos a:

“Barbie va al gimnasio” por $19.95
“Barbie juega volley” por $19.95
“Barbie va de compras” por $19.95
“Barbie va a la playa” por $19.95
“Barbie va a bailar” por $19.95
“Barbie divorciada” por $265.95

El hombre asombrado pregunta:

– “Eh! Por qué la Barbie divorciada cuesta $265.95 cuando las demás cuestan sólo $19.95?? ”

La vendedora con aire de autosuficiencia responde:

“Señor…, “Barbie divorciada” viene con:

El auto de Ken,
La casa de Ken,
La lancha de Ken,
Los muebles de Ken.
La computadora de Ken
y un amigo de Ken…

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Una profesora de piano y órgano, muy admirada por ser la única en el pueblo. Recibe una llamada telefónica del cura notificándole que la visitaría esa tarde para felicitarla por su 85 cumpleaños.

Cuando el cura llega a la casa de la anciana, se da cuenta que sobre el órgano hay un jarrón de vidrio lleno agua con un condón flotando.

El cura no puede creer lo que ve y trata de disimular su asombro ante la profesora. Después de un rato hablando sobre la vida de la anciana y haberse tomado dos cafecitos, el cura sigue atónito de ver el condón flotando en la jarra de vidrio, así que no aguanta más y decide salir de su curiosidad.

– Perdona hija pero, me podrías explicar ¿qué que es eso? (Apuntando al jarrón).

-“Ah, claro que sí, es maravilloso. El año pasado estaba caminando por el pueblo y de pronto vi,un sobrecito en el suelo que decía en letras muy pequeñas: ‘Colóquelo sobre el órgano, manténgalo húmedo y prevendrá cualquier enfermedad’…. y desde entonces, ni gripe me ha dado.