Tecnología: análisis consola de videojuegos Noganet Wii Pocky

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Revisamos una consola básica, ideal para chicos pequeños, la cual promete mucho más de lo que termina por cumplir

Tecnología: análisis consola de videojuegos Noganet Wii Pocky

Por Alejandro Franco – contáctenos

2 estrellas: mediocreNunca terminé de entender la lógica de adquirir una consola de videojuegos. Son carísimas y cada juego cuesta una fortuna, con el adicional que si el mismo no te gusta (o tiene una jugabilidad que apesta) terminará convirtiéndose en un dineral tirado a la basura. Por cada juego formidable de la calidad de un Call of Duty hay dos millones de títulos que cuestan $ 300.-, no los conoce nadie, y poseen la alta probabilidad de que terminen resultando sapos intragables (o uno de esos insufribles jueguitos de plataformas que hay que tener 50 dedos para manejarlos). Por toda esa plata uno puede tener una buena PC o una buena notebook y adquirir juegos de PC que son mucho menos onerosos, amén de que las computadoras son plataformas que – atachadas a joysticks, mouses, teclados inalámbricos – pueden conectarse perfectamente a las TVs modernas y ofrecen una experiencia de juego igual o superior a la de una costosa consola.

Ya que en la competencia con las computadoras modernas pierden, las consolas han optado por abrirse paso (y un nicho) a costa de la diferencia. Primero, porque son los únicos medios que permiten juegos cooperativos – y no hablo de Internet sino de dos tipos aburridos en un living, viendo qué pueden jugar en conjunto en un videogame – y, segundo, porque se han dado maña para inventar toda una serie de accesorios tan formidables como estrafalarios, sean mandos inalámbricos con sensores de movimiento (como los de la Nintendo Wii) o el fantastico Kinect, el cual captura los movimientos del jugador y lo sumerge de lleno en el mundo virtual del juego.

En vista de que nuestra nena tiene casi cinco años – y quiero empezar a acercarla al mundo de la computación, mas allá de lo básico que le puedan dar en el Jardín de Infantes -, decidí buscar una consola bien barata, cosa de poder estar los dos juntos paladeando algún tipo de competencia frente a la tele de nuestra casa. Desde ya no quería algo formidable sino una plataforma bien básica, aún con gráficos anticuados, pero que permitiera echarse una partida de tenis, correr algunas carreras, o matar algunos millones de invasores marcianos.

Considerando que se trataba de una inversión menor, me topé con cierta abundancia de ofertas. La más poderosa era la Sega Génesisplataforma popular y probada si las hay -, la que costaba unos $ 250.-, y después una larga tanda de genéricos chinos, los que costaban mucho menos pero tenían la ventaja de traer juegos incorporados (para la Sega había que salir y comenzar a recorrer negocios que ofrecieran sus cartuchos, lo que era un costo adicional). Si bien la Sega era la más atractiva, no me convencía la idea de los joysticks con cable, los cuales son bastante cortos y obligarían a un niño pequeño a estar demasiado pegado a una TV de 32 pulgadas como es nuestro caso. Las respuestas a mis plegarias parecían haber sido escuchadas cuando me topé con la Noganet Wii Pocky , la que traía 48 juegos precargados y una enorme variedad de periféricos inalámbricos, todo esto al tentador precio de $ 400.- (datos a agosto 2013).

Debo admitir, con antelación, que nunca me gustaron los productos Noga. Son económicos y endelebles, y su terminación deja mucho que desear. La Noganet Wii Pocky no es la excepción: viene en un hermoso maletín con todos los accesorios atachados en concavidades anatómicas, lo cual hace una estupenda foto de promoción… hasta que uno agarra el joystick tipo Playstation o la consola y se da cuenta de que son demasiado livianos y hasta frágiles – parafraseando a un personaje de Jurassic Park: “si algo es pesado, entonces es costoso”… y asumo que está bien hecho -. El kit se compone de la consola, transformador, cables, un joystick (o gamepad) tipo Playstation, dos joysticks alargados similares a los mandos de la Nintendo Wii (y hasta allí llegan las similitudes, como veremos más adelante), un pedal inalámbrico (para los juegos de carreras), una parva de accesorios plásticos que son más aparentes que reales, y que son similares a raquetas de tenis, paletas de ping pong, un bate de beisbol, la cabeza de un palo de golf, etc, que se pueden enfundar en los joysticks tipo Wii por si quiere hacer todo el teatro de que está en una cancha o en un green de verdad; y un manual de instrucciones que cuenta con tan sólo dos hojas.

Pronto saqué las cosas de la caja y comencé a instalar todo. La consola es una cajita pequeña que me hace acordar a una vieja diskettera externa Zip Iomega, con la diferencia que debe pesar 100 gramos – un detalle importante a la hora de ubicarla, ya que con el mínimo roce uno la puede tirar al diablo -. El dato curioso al momento de la instalación es que la consola, además de tomar electricidad de un transformador, puede operar sólo con baterías – en este caso 4 pilas AAA -, lo que sirve en caso de extremar medidas de seguridad con los más pequeños, omitiendo la presencia de elementos eléctricos en su cercanía. En tal sentido el diseño es irreprochable: tanto la consola como los joysticks tienen tornillos en las tapas de los compartimientos de las pilas, lo que permite sellarlas para impedir de que los chicos saquen las baterías y jueguen con ellas o se las lleven a la boca. Lo que sí, si va a operar todo con pilas, va a tener que abonar todo un presupuesto en baterías: la consola lleva 4, los mandos tipo Wii llevan 3 por joystick (y hay dos), el joystick único tipo Playstation lleva otras 2. y el pedal para fútbol / carreras insume otras 2 AAA. Todo esto suma 14 pilas AAA.

Una vez instalado todo, procedo a operar la consola. Tiene opciones de visualización según sea TV de tubo o Alta Definición, lo cual es un detalle de agradecer y – en el último caso – la mejora de nitidez es enorme. La conexión con la tele es vía cables RCA a las entradas de audio y video de la TV. y cuando arranca, los gráficos de los menúes y de los juegos – que son 32 bits, y típicos de las máquinas recreativas de los años 90 – son prolijos, básicos y cumplen perfectamente su función.

Los joysticks, aunque excesivamente livianos, tiene un excelente diseño y agarre. Debo admitir que la respuesta de los mandos inalámbricos me sorprendió. Pensé que iba a tener problemas de señal o que iban a ser caprichosos, pero resultaron ser muy fieles. Aún a tres metros la respuesta era buena. Mientras que el joystick tipo Playstation cumplía con lo suyo, el ñanga – pichanga de la consola viene por los mandos tipo Wii, los que “supuestamente” poseen un sensor de movimiento… que existe sólo en la mente de los que escribieron el texto de la caja. Estuve probando los juegos para los que fueron pensados – desde tenis hasta la pesca – y, desde ya, que se manejan con los cursores de dirección y un par de teclas de disparo, pero no es que uno está realmente manejando una “raqueta virtual” o algo que se le asemeje – los mismos juegos pueden ser manejados con el gamepad standard -. La única diferencia de los mandos Wii (y de ahí que usen una pila adicional) es que poseen un par de dispositivos infrarrojos extra, los cuales siguen mandando la señal a la consola si usted decide hacer toda la pantomima que le vende la caja – es decir, dar un raquetazo, izar la caña de pesca, etc, con lo cual el joystick queda de costado o mirando hacia arriba -; pero que no le quede duda alguna: si usted quiere ir a la derecha, no tiene que mover el joystick hacia la derecha sino pulsar el cursor que indica derecha.

Yo no diría que éste sea un aspecto particularmente frustrante – sería un ingenuo admitir que un dispositivo que sale 10 veces menos que una Xbox o una Wii viene con funcionalidades parecidas en cuanto a la captura de movimientos -, pero sin dudas es un argumento de venta que despertará enojos frente a compradores menos versados en la materia. El pecado pasa por la caja, la cual se encarga de subrayar el aspecto poniendo fotos explicitas de jugadores contornéadose con sus mandos Wii para dar raquetazos en lo que parece ser un match de tenis tremendamente excitante. Considerando que la consola la adquirí para jugar con mi nena, quizás no esté tan mal el detalle de la pantomima del tenis para hacer un poco de gimnasia frente al televisor, aunque sin duda alguna el argumento terminará resultando frustrante al jugador adulto – cuando no, al veterano de otras consolas -, los cuales pronto descubrirán que pueden jugar el mismo partido de tenis apoltronado en el sofá y moviendo apenas dos dedos.

Pero el gran problema de la Noganet Wii Pocky no pasa por la liviandad de sus componentes, sus gráficos prolijos pero desfasados, o su falsa promesa de captura de movimientos, sino por su stock de juegos, los cuales están programados de manera mediocre en la mayoría de los casos. El grueso de ellos son de deportes – esta consola está orientada a ello, aunque Noga ofrece otras orientadas a juegos de cacería, juegos de lucha, etc -, y el 90% de ellos bordea lo injugable. En los de dardos, bowling o arquería hay una barra de potencia incontrolable, la cual sube y baja como loca y en donde uno debe pulsar en el momento justo para hacer el disparo… mientras que la mira de disparo se mueve sola de izquierda a derecha y viceversa – ¿cuál es la gracia de todo esto? -. Los de tenis no respetan las reglas, ya que yo puedo apretar el botón y golpear la pelota en el aire ni bien cruza la red (y sin que toque el piso), eso sin contar que es bastante frustrante darle algún tipo de efecto al disparo. Los de carreras tienen el mal tino de exigir meter cambios de velocidades (¿tanto le costaba poner una caja de cambios automática?). Hay algunos arcades tipo Space Invaders o Galaga que se vuelven realmente imposibles de pasar en el cuarto nivel; hay otros tipo puzzle como Tetris o Jewels que súbitamente apuran su trámite al segundo o tercer nivel y se vuelven inmanejables. En donde la Noganet Wii Pocky resulta pasable es con los juegos que no requieren tiempo, como el de pesca, los rompecabezas, los juegos de memoria visual, el golf, y el Sodoku; pero considerando que el fin fundamental de una consola es poner uno a apretar botones como un maniático durante horas para divertirse, son más los sinsabores que las experiencias placenteras.

Sinceramente no entiendo la mentalidad de los tipos que fabricaron la Noganet Wii Pocky. Digo: nadie les exigía originalidad ni tecnología de punta; sólo debían copiar juegos pre-existentes con cierta fidelidad y asegurarse de que la experiencia fuera medianamente placentera, sin requerir gráficos formidables ni interfases complicadas. Por ejemplo, pululan en Internet (e incluso en versiones para celulares) millones de clones de Space Invaders, Arkanoid, Bejeweled, Tetris… el 99% de los cuales es muy jugable. Por contra, las versiones presentes en la plataforma Noga son casi indigeribles. Es como si hubieran contratado a una tanda de programadores inexpertos – jóvenes recién recibidos a los cuales les pagaron dos pesos -, los cuales generaron 50 juegos mediocres en una maratón de programación durante un fin de semana largo recargado de cafeína. Les falta pulir, les falta testeo, resulta obvio que no pasaron por el más mínimo control de calidad. Desde ya que son estables, pero no son divertidos de jugar ya sea porque tienen una mecánica horrible, tienen gruesos problemas de timing – el cuarto nivel se vuelve imposible, p.ej. -, o dan la sensación de que el jugador nunca está controlando el juego y haciendo lo que él realmente quiere. No es un problema de mandos, ya que hay otros juegos en la selección (los pocos en donde la jugabilidad es satisfactoria) en donde el controlador es muy preciso: es un problema de programación tosca y básica que arruina la experiencia. A esto se le suma de que la consola tiene cargados los juegos en una memoria ROM cerrada e inmutable instalada en su interior, con lo cual no hay manera de cambiarlos, actualizarlos o emparcharlos para mejorar su performance (bah, es que los fabricantes tampoco les interesa perfeccionarlos o postear en Internet algún upgrade que los corrija).

Si la Noganet Wii Pocky merece un calificativo, ése sería desidia. Como alguien dijo una vez, hacer un fracaso requiere el mismo grado de esfuerzo que hacer un éxito. Si los tipos hicieron un hardware pasable, unos joysticks potables, armaron un bonito merchandising y le pusieron gráficos bonitos… ¿tanto les costaba pulir los juegos un poco más y testearlos para ver si realmente eran jugables?. Honestamente la Noganet Wii Pocky es una experiencia tan dispar que dista mucho de ser recomendable: tiene todas las condiciones para ser una consola básica muy disfrutable, lástima que en la fábrica – para ahorrar costos – decidieron reclutar a una horda de programadores baratos e inexperientes, cuyo trabajo resultante jamás fue chequeado como corresponde por alguien de control de calidad.

Especificaciones técnicas de la Noganet Wii Pocky

  • Consola de 32 bits con mandos inalámbricos
  • Contiene 48 juegos, en su mayoría deportes, aunque tiene puzzles, arcades, juegos de plataformas, etc
  • Un gamepad inalámbrico tipo Playstation; dos joysticks inalámbricos tipo Nintendo Wii; un pedal inalámbrico
  • Permite juegos individuales o de a dos jugadores
  • Variedad de accesorios de plástico para calzar en los mandos tipo Wii: raquetas de tenis, paletas de ping pong, bate de baseball, palo de golf
  • Conexión por entrada audio / video, cables RCA
  • Alimentación por transformador (incluido en la caja); los mandos inalámbricos requieren pilas AAA (no incluídas en la caja)

Precio: u$s 40.- aproximadamente

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