Las ideologías modernizadoras imaginaron que terminarían
con las formas de producción, las creencias y los bienes
tradicionales. Los mitos serian sustituidos por el conocimiento
científico, las artesanías por la expansión
de la industria, los libros por los medios audiovisuales de
comunicaciones. La modernización disminuye el papel
de lo oculto y lo popular tradicionales en el conjunto del
mercado simbólico, pero no lo suprime.
Casi la mitad de la población estudiada transmite
a su familia y amigos historias y cuentos de su hogar natal.
El padre o la madre son los principales encargados de narrar
en cualquier ocasión que se presente relatos que tienen
que ver con la propia identidad cultural. Algunos lo hacen
por distracción, otros porque piensan que es útil
y un gran porcentaje expresó sus deseos de recordar
el pasado y mantener viva la tradición.
La religiosidad de los paraguayos mantiene su vigencia en
el nuevo marco social y casi la mayoría de los encuestados
practican su religión en la capilla o en casa, conservando
allí numerosas imágenes de santos de su devoción.
Algo que distingue a nuestros inmigrantes es su actitud frente
a la enfermedad ya que rápidamente acuden a sus conocimientos
herbolarios para hacerle frente. Algunas veces recurren también
a curanderos para tratar ciertos males físicos y psíquicos.
Los jefes, cumplen acciones tanto curativas como preventivas
y el primero de agosto de cada año practican un ritual
en sus hogares basándose en humo y caña con
ruda para proteger la salud familiar.
Continúan con sus hábitos alimenticios tradicionales,
preparando locro, mbaipy, kibebe o chipá y de sus diversiones
en su lugar natal recuerdan su participación en festejos
populares y familiares así como las actividades religiosas
y profanas que se organizaban en honor al Santo patrón
de sus localidades. Una tercera parte de los encuestados no
olvida los días de pesca y caza que eran su diversión
favorita.
Su estadía en Rosario ha cambiado algunas pautas de
vida. Ahora mantienen una activa relación familiar
que constituye el núcleo de su esparcimiento. La participación
en diversiones urbanas organizada es escasa, sobre todo en
las áreas marginales y se convierte en opciones individuales
para los individuos de mayores ingresos. Para casi todos la
música constituye uno de los lazos más fuertes
que los ligan a su tierra natal.
El conjunto de las variables analizadas pone de manifiesto
que la población criollo guaraní residente en
Rosario se encuentra fragmentada dentro de la sociedad receptora.
Si embargo, aspiran a mantener una identidad distintiva y
conservan ciertos rasgos culturales tales como los hábitos
alimenticios, la tradición oral, el folklore, la medicina
herbolaria y cierto rituales privados donde se pone de manifiesto
la religiosidad del pueblo criollo guaraní, una verdadera
simbiosis entre la práctica ortodoxa católica
y las creencias de origen popular, fuertemente teñidas
de contenido mítico.
El biculturalismo de la población bajo estudio no
aparece como un proceso de marginalización progresiva
de una de las culturas sino que se expresa bajo la forma de
sincretismo propios de una identidad que ha sobrevivido ha
quinientos años de contacto entre dos culturas, la
guaraní y la hispánica, pero en cada caso han
desaparecido su estructura y forma original
La cultura criolla guaraní ha resistido a la pérdida
de su identidad, ha mantenido una personalidad histórica
cohesionada a través de determinados elementos culturales
sin que por ello no haya dejado de adaptarse a la cultura
nacional.
Se considera que el prestigio o no de la lengua guaraní
incide la creencia popular -muchísimas veces fomentada
por la maestra deficientemente formada- de que los bilingües
son analfabetos, porque generalmente se dice que el uso de
la lengua indígena redunda en perjuicio de la alfabetización
de sus hablantes.
Es posible abundar en este tema el alto porcentaje (80%)
de bilingües escolarizados. Y resulta que es aceptado,
sin reflexión previa, por los padres, quienes una vez
que el niño ingresa a la escuela, impiden que use la
lengua guaraní, siguiendo los consejos de la maestra,
a fin de evitar el posterior fracaso escolar y social.
En relación a las maneras de divertirse que tienen
numerosos informantes, encontramos que dentro de las formas
de esparcimiento aceptan que en su país de origen asistían
a todo tipo de fiestas (familiares, populares, religiosas),
mientras que acá, en estos momentos, la mayoría
solo concurre a reuniones familiares, siendo la causa de esta
limitación, muchas veces las dificultades económicas.
Por otro lado, la natural cordialidad de este pueblo, se
mantiene en Rosario, tal como lo demuestra el hecho de que
son amigos de todos los vecinos. Y que un importante número
de jefes contribuye además, en los casos en que las
haya, con las instituciones barriales.
La mitad de ellos eligen la polca y el chamamé, y
la otra mitad escucha otros ritmos. En cuanto a las costumbres
alimenticias, una gran mayoría de los encuestados,
las conserva y continúa preparando comidas típicas
del paraguay, como chipá, locro, borí-borí
o mbaypý, aunque ello ocurre de manera esporádica.
Los bilingües guaraní españoles con buen
manejo que no les interesa mantener la lengua son los que
llegaron hace entre quince a veinticuatro años. Y los
informantes que si intentan mantener la continuidad del uso,
son los que están acá hace entre cinco y catorce
años, es decir, que la más que el tiempo transcurrido
desde la radicación en la zona, pareciera que es la
habilidad en el habla lo que se refleja en la transmisión
de la lengua, en otras palabras, la que la condiciona.
La interpretación sociolingüística del
proceso del bilingüismo realizada, a los fines de determinar
si se mantendrá, y en tal caso, debido a qué
causas, el uso de la lengua guaraní en nuestra ciudad,
demuestra que en la mayoría de los hogares ambos padres
son bilingües, que los mismos también nacieron
en hogares bilingües y allí aprendieron la lengua
guaraní, situación que permitió que estos
jefes tuvieran buena competencia lingüística.
Por otro lado es importante la incidencia de las situaciones
de uso generalizado, lo que se transforma en un valioso aporte
para la conservación y presupone continuidad en los
niños y jóvenes al ser empleados tanto en el
hogar como en el grupo comunitario. Sin embargo, aunque la
lengua guaraní goza de prestigio individual y social,
ese no sería el móvil de su transmisión.
Nótese que sólo la mitad de los jefes enseña
conscientemente la lengua a sus hijos y es posible pronosticar
la continuidad o vigencia basándonos en la natural
conducta imitativa de los hijos, y apoyada como se vio en
la conservación del propio acervo cultural.
En una situación de contacto lingüístico
cultural el cambio de la lengua implica el correlativo en
el resto del sistema cultural, debido a las íntimas
relaciones que existen entre ambas. Y así, mientras
esa identidad a partir de la lengua materna, de la que hablamos,
es vivida con orgullo intragrupalmente, es causa de rechazo
extragrupalmente. En efecto, fuera del grupo y para lograr
mejor integración a la comunidad mayoritaria el hablante
bilingüe evita emplearla (no por esta, que la acepta
con simpatía) sino debido tanto a causas externas como
internas. Ya sea por la presión que ejerce la escuela,
donde los maestros desalientan su uso por considerarla perniciosa
para el aprendizaje del sistema de la lengua española,
desconociendo lo que la lengua materna es para los hablantes
y en especial para los educandos. O a causas internas: porque
los bilingües, en su intento de asimilación y
ascenso en la escala laboral y social se esfuerzan por disimular
su conocimiento controlando conscientemente lo que a cualquier
interlocutor, en cuanto oyente, se le hace más evidente.
Esto es tratando de igual su pronunciación a la local
del español, aunque se les escapa el manejo de la estructura
lingüística la que resulta generalmente un calco
de la del guaraní, ya que la misma es inconsciente
y responde a esquemas mentales propios de cada cultura en
nuestro caso, a los resultados del sincretismo que comenzará
con el descubrimiento.
Todo lo cual refleja uno de los aspectos más importantes
de la crisis que produce el choque de dos culturas y que se
expresa en una equivocada y difícil transculturación,
con la consecuente pérdida de identidad de sus miembros
y naturalmente su mayor marginación dentro de la sociedad
hegemónica, de este grupo criollo guaraní que
hasta el presente ofrecía cierta homogeneidad, lograda
y mantenida a través de quinientos años de contacto.
Todos los grupos étnicos son mutables, entidades muy
dinámicas especialmente cuando existen dentro de sociedades
heterogéneas y en desarrollo pero en la medida en que
los límites que encierran ese grupo cultural, aún
los más subjetivos y simbólicos como la lengua
permanecen, entonces ese grupo étnico no desaparecerá.
En el conflicto permanente en el que viven lo tradicional
de la cultura criolla guaraní y lo moderno vemos que
estas categorías dispares no se excluyen mutuamente,
sino que conviven en forma simultánea.
Es en la práctica misma de lo propio de la cultura
guaranítica, en la referente a las tradiciones alimenticias,
al culto, la música, etc. donde se plasma la permanencia
y transmisión de sus valores.
Sería necesario continuar indagando si la identidad
guaraní se construye instaurando límites solo
a partir de sus grandes categorías culturales (lengua,
mitos, ritos, etc.) o si lo hace en torno a diferencias más
sutiles, sobredimensionadas en las relaciones intrerétnicas
cotidianas, es decir, como una autoimagen formada tanto de
la propia imagen criolla-guaraní como desde la imagen
que la sociedad nacional tiene de criollo-guaraní y
le transmite. |