{"id":10694,"date":"2017-10-25T07:56:19","date_gmt":"2017-10-25T07:56:19","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/notas-convivencia\/"},"modified":"2017-11-14T09:39:15","modified_gmt":"2017-11-14T12:39:15","slug":"notas-convivencia","status":"publish","type":"page","link":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/notas-convivencia\/","title":{"rendered":"Art\u00edculos interesantes: convivir es dif\u00edcil: el arte de la convivencia"},"content":{"rendered":"

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Volver al Indice –\u00a0Art\u00edculos\u00a0Interesantes<\/a><\/h2>\n

Por\u00a0Giselle Uset<\/h2>\n

Si tomamos como tema la Convivencia<\/strong> es porque efectivamente no es f\u00e1cil. El convivir es un arte y no todos lo conocen, y de los que han aprendido sus reglas, muchos no la ponen en pr\u00e1ctica. Se da demasiado a la ligera la suposici\u00f3n de que el mundo de relaci\u00f3n con los otros es algo espont\u00e1neo, algo natural, que no debe ser modelado, reconducido y, por supuesto, aprendido.<\/p>\n

El aprendizaje de las relaciones sociales se circunscribe \u00fanicamente al mundo de los ni\u00f1os: estos si deben aprender unas normas de comportamiento que los integre sin traumas en el mundo de los adultos. Pasada esta edad se considera -equivocadamente- que el aprendizaje ha terminado y que el adulto cuenta con los conocimientos necesarios para hacer frente a toda la complejidad del tejido social. Tal vez sea as\u00ed para algunos, pero ser\u00e1n casos excepcionales; el resto de los hombres, para no fracasar en nuestro convivir necesitamos de vez en cuando reflexionar sobre nuestra propia conducta: sacar experiencias, proponernos nuevos modelos a seguir. La espontaneidad casi siempre es mala, arrolla todo lo que tiene por delante; s\u00f3lo despu\u00e9s, pasado un tiempo, se ven las consecuencias que esta forma irreflexiva de vivir trae consigo. La sencillez es otra cosa distinta, no debe confundirse con la espontaneidad. La sencillez sabe de censuras que se atienen a las normas m\u00e1s elementales de educaci\u00f3n. La espontaneidad, en cambio, salta por encima de todo lo establecido: solo existe un valor, el que yo lo pienso o lo siento as\u00ed.<\/p>\n

Cuando la vida empieza a andar por el derrotero del subjetiv\u00edsimo exarcebado<\/strong>, pronto surgir\u00e1n problemas en el horizonte de la convivencia. Los dem\u00e1s tienen en com\u00fan muchas cosas con nosotros, que nos hacen felices, que afianzan ese lazo de uni\u00f3n con ellos. Es que el hombre como ser social que es no puede dejar de abrirse a los dem\u00e1s. En el dise\u00f1o de su personalidad hay este rasgo de compartir la vida con sus semejantes. Pero, igualmente, es verdad que a este deseo de compartir se oponen obst\u00e1culos, que provienen de la propia individualidad que no termina de integrarse en el contexto social al cual pertenece. Es entonces cuando se hace necesaria -como acabamos de decir- una reflexi\u00f3n que reconduzca nuestro comportamiento a las claves de verdad y bien. Pero hablar de verdad y bien como metas a realizar no es una tarea f\u00e1cil. La convivencia esta muy necesitada de estos dos valores para que no se destruya.<\/p>\n

Sin la verdad la convivencia se hace imposible<\/strong>. La verdad es el gran presupuesto de todas las relaciones sociales. Sin embargo, el que sea (te\u00f3ricamente) no quiere decir que de hecho se establezca como realidad. Si la verdad reinara en nuestra convivencia como un valor indestructible, esta resultar\u00eda evidentemente m\u00e1s f\u00e1cil. Muchas de las dificultades que se plantean en nuestro trato con los otros tienen su origen en medias verdades o mentiras m\u00e1s o menos maquilladas. La verdad, adem\u00e1s de hacernos siempre mas libres, nos acerca tambi\u00e9n m\u00e1s a los otros. Pero esta verdad ha de ser compatible con el bien: sin esa disposici\u00f3n de \u00e1nimo de benevolencia para los dem\u00e1s no es posible la convivencia. No ya que se haga dif\u00edcil, sino que se convierte en imposible. El desear y el hacer el bien a los dem\u00e1s es el punto de partida y de llegada de la convivencia. Si no hay este deseo de querer para los dem\u00e1s lo mejor, la convivencia se convierte en una falsedad, y convivir se hace dif\u00edcil.<\/p>\n

El arte de la convivencia.<\/h2>\n

\u00bfPor que decimos que la convivencia es arte? Lo decimos porque la buena convivencia no es algo que nazca espont\u00e1neamente de los que la componen. No. Convivir supone muchos conocimientos que hay que saber manejar en su momento oportuno: por eso su condici\u00f3n de arte.<\/p>\n

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Se equivocan quienes piensan que la convivencia surge de la suma de espontaneidades. La espontaneidad tiene en algunas ocasiones su papel en nuestra relaci\u00f3n con los otros, pero un papel, qu\u00e9 duda cabe, muy limitado. No todo lo espont\u00e1neo es bueno para nuestro vivir con los dem\u00e1s. Si cierta espontaneidad garantiza un trato sencillo y desenfadado, tambi\u00e9n es origen de muchos problemas, que podr\u00edan haberse evitado de haber tenido un mayor control de la propia conducta. No todo lo que se puede hacer y decir, debe hacerse y decirse.<\/strong> En discernir entre lo que se puede y debe radica el acierto, el \u00e9xito de nuestro comportamiento y, por tanto, de nuestra convivencia. Hay reglas, normas, pautas que sabia -podr\u00edamos decir art\u00edsticamente- manejadas nos ayudan a que nuestra sensibilidad, y mas concretamente nuestra convivencia, ande por caminos seguros sin tropezar con demasiados obst\u00e1culos. Por acertada que sea nuestra actitud ante los dem\u00e1s, por muy contrastada que esta est\u00e9, es inevitable que espor\u00e1dicamente surjan dificultades, fracasos. Pero a\u00fan en esos casos ser\u00e1 f\u00e1cil remontar esos obst\u00e1culos y volver a la normalidad.<\/p>\n

Hace muchos a\u00f1os en los Colegios se estudiaba la asignatura de Urbanidad, y con este aprendizaje se intentaba erradicar la mala educaci\u00f3n, porque \u00e9sta da\u00f1ada la convivencia. El mal educado termina siempre por molestar, en un primer momento, puede que tenga gracia; despu\u00e9s, provoca irremisiblemente el rechazo: hay que estar de muy buen \u00e1nimo para aceptar sin molestarse comportamientos groseros. De todo lo dicho anteriormente se deduce que atenerse a una determinada regla de urbanidad facilita el trato de los unos con los otros haciendo amable la vida. Se ha criticado, en alguna ocasi\u00f3n, que la urbanidad enfr\u00eda, que mata las relaciones sociales, y partiendo de este presupuesto se ha hecho una apolog\u00eda de una falsa naturalidad que todo lo permite. Estamos de acuerdo en que sujetar a la conducta a un sinfin de reglas es algo engorroso, que termina por cansar, y lo que es peor, desemboca en la hipocres\u00eda. Pero al afirmar que la urbanidad es necesaria, a la vez estamos poniendo veto a todo tipo de conductas artificiosas que complican innecesariamente la vida. Siempre en la vida hay el dilema entre el poder (hacerse) y el debe (hacerse).<\/strong> Aceptar cuando lo que se puede, se debe es un arte que requiere del uso de la inteligencia, de la sensibilidad y de la cultura. Hay que manejar sabiamente en momentos concretos normas universales, haciendo uso de la epiqueya cuando esta sea necesaria.<\/p>\n

Por supuesto que estas normas de las que estamos hablando pertenecen a un c\u00f3digo cultural y son revisables; pautas de conducta de ayer ya no sirven para hoy. De acuerdo. Pero descalificar a unas no supone eliminar a todas. Es mala, desde luego, como norma de conducta, la artificiosidad en las relaciones sociales, por que nos alejan de los otros, interponen barreras que impiden un trato confiado y sencillo. En algunas \u00e9pocas se ha abusado, efectivamente, de este complicado entramado en que la urbanidad se resuelve. La persona quedaba apresada, encorsetada por estas reglas, que lejos de facilitar el \u00e9xito en la convivencia, obten\u00edan todo lo contrario: un envaramiento digno, en todo caso, de ser admirado, pero no querido. y ah\u00ed radica su fallo: en matar con las formas el contenido del amor, que debe estar presente en toda convivencia. La gente se lleva bien con los otros en la medida que los ama, el amor es el gran catalizador de todas las deficiencias que se pueden dar en nuestro vivir con los otros.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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