{"id":10746,"date":"2017-10-25T07:56:21","date_gmt":"2017-10-25T07:56:21","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/novela-cuervo\/"},"modified":"2017-11-16T14:49:46","modified_gmt":"2017-11-16T17:49:46","slug":"novela-cuervo","status":"publish","type":"page","link":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/novela-cuervo\/","title":{"rendered":"Novelas y cuentos online: El Cuervo, de Edgar Allan Poe"},"content":{"rendered":"

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Volver al Indice –\u00a0Novelas y Cuentos Online<\/a><\/h2>\n

Es un placer presentar, en nuestra secci\u00f3n literaria, este cl\u00e1sico de Edgar Allan Poe.<\/h3>\n

Una vez, en la l\u00fagubre media noche, mientras meditaba d\u00e9bil y fatigado sobre el ralo y precioso volumen de una olvidada doctrina y, casi dormido, se inclinaba lentamente mi cabeza, escuch\u00e9 de pronto un crujido como si alguien llamase suavemente a la puerta de mi alcoba.<\/p>\n

“Debe ser alg\u00fan visitante”, pens\u00e9. \u00a1Ah!, recuerdo con claridad que era una noche glacial del mes de Diciembre y que cada tiz\u00f3n proyectaba en el suelo el reflejo de su agon\u00eda. Ardientemente dese\u00e9 que amaneciera; y en vano me esforc\u00e9 en buscar en los libros un lenitivo de mi tristeza, tristeza por mi perdida Leonora, por la preciosa y radiante joven a quien los \u00e1ngeles llaman Leonora, y a la que aqu\u00ed nadie volver\u00e1 a llamar.<\/p>\n

Y el sedoso, triste y vago rumor de las cortinas purp\u00fareas me penetraba, me llenaba de terrores fant\u00e1sticos, desconocidos para m\u00ed hasta ese d\u00eda; de tal manera que, para calmar los latidos de mi coraz\u00f3n, me pon\u00eda de pie y repet\u00eda: “Debe ser alg\u00fan visitante que desea entrar en mi habitaci\u00f3n, alg\u00fan visitante retrasado que solicita entrar por la puerta de mi habitaci\u00f3n; eso es, y nada m\u00e1s”.<\/p>\n

En ese momento mi alma se sent\u00eda m\u00e1s fuerte. No vacilando, pues, m\u00e1s tarde dije: “Caballero, o se\u00f1ora, imploro su perd\u00f3n; mas como estaba medio dormido, y ha llamado usted tan quedo a la puerta de mi habitaci\u00f3n, apenas si estaba seguro de haberlo o\u00eddo”. Y, entonces, abr\u00ed la puerta de par en par, y \u00bfqu\u00e9 es lo que vi? \u00a1Las tinieblas y nada m\u00e1s!<\/p>\n

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Escudri\u00f1ando con atenci\u00f3n estas tinieblas, durante mucho tiempo qued\u00e9 lleno de asombro, de temor, de duda, so\u00f1ando con lo que ning\u00fan mortal se ha atrevido a so\u00f1ar; pero el silencio no fue turbado y la movilidad no dio ning\u00fan signo; lo \u00fanico que pudo escucharse fue un nombre murmurado: “\u00a1Leonora!”. Era yo el que lo murmuraba y, a su vez, el eco repiti\u00f3 este nombre: “\u00a1Leonora!”. Eso y nada m\u00e1s.
\nVuelvo a mi habitaci\u00f3n, y sintiendo toda mi alma abrasada, no tard\u00e9 en o\u00edr de nuevo un golpe, un poco m\u00e1s fuerte que el primero. “Seguramente ,me dije, hay algo en las persianas de la ventana; veamos qu\u00e9 es y exploremos este misterio: es el viento, y nada m\u00e1s”.<\/p>\n

Entonces empuj\u00e9 la persiana y, con un tumultuoso batir de alas, entr\u00f3 majestuoso un cuervo digno de las pasadas \u00e9pocas. El animal no efectu\u00f3 la menor reverencia, no se par\u00f3, no vacil\u00f3 un minuto; pero con el aire de un Lord o de una Lady, se coloc\u00f3 por encima de la puerta de mi habitaci\u00f3n; pos\u00e1ndose sobre un busto de Palas, precisamente encima de la puerta de mi alcoba; se pos\u00f3, se instal\u00f3 y nada m\u00e1s.<\/p>\n

Entonces, este p\u00e1jaro de \u00e9bano, por la gravedad de su continente, y por la severidad de su fisonom\u00eda, indujo a mi triste imaginaci\u00f3n a sonre\u00edr; “Aunque tu cabeza – le dije -no tenga plumero, ni cimera, seguramente no eres un cobarde, l\u00fagubre y viejo cuervo, viajero salido de las riberas de la noche. \u00a1Dime cu\u00e1l es tu nombre se\u00f1orial en las riberas de la Noche plut\u00f3nica!”. El cuervo exclam\u00f3: “\u00a1Nunca m\u00e1s!”.<\/p>\n

Qued\u00e9 asombrado que ave tan poco amable entendiera tan f\u00e1cilmente mi lenguaje, aunque su respuesta no tuviese gran sentido ni me fuera de gran ayuda, porque debemos convenir en que nunca fue dado a un hombre ver a un ave por encima de la puerta de su habitaci\u00f3n, un ave o un animal sobre una estatua colocada a la puerta de la alcoba, y llam\u00e1ndose: \u00a1Nunca m\u00e1s!<\/p>\n

Pero el cuervo, solitariamente posado sobre el pl\u00e1cido busto, no pronunciaba m\u00e1s que esas palabras, como si en ellas difundiese su alma entera. No pronunciaba nada m\u00e1s, no mov\u00eda una pluma, hasta que comenc\u00e9 a murmurar d\u00e9bilmente: “Otros amigos ya han volado lejos de m\u00ed; hacia la ma\u00f1ana, tambi\u00e9n \u00e9l me abandonar\u00e1 como mis antiguas esperanzas”. El p\u00e1jaro dijo entonces: “\u00a1Nunca m\u00e1s!”.<\/p>\n

Estremeci\u00e9ndome al rumor de esta respuesta lanzada con tanta oportunidad, exclam\u00e9: “Sin duda lo que ha dicho constituye todo su saber, que aprendi\u00f3 en casa de alg\u00fan infortunado, a quien la fatalidad ha perseguido ardientemente, sin darle respiro, hasta que sus canciones no tuviesen m\u00e1s que un solo estribillo, hasta que el De Profundis de su esperanza hubiese adoptado este melanc\u00f3lico estribillo: \u00a1Nunca, nunca, nunca m\u00e1s!”.<\/p>\n

Pero como el cuervo indujera a mi alma triste a sonre\u00edr de nuevo, acerqu\u00e9 un asiento de mullidos cojines frente al ave, el busto y la puerta; entonces, arrellan\u00e1ndome sobre el terciopelo, quise encadenar las ideas buscando lo que auguraba el p\u00e1jaro de los antiguos tiempos, lo que este triste, feo, siniestro, flaco y agorero p\u00e1jaro de los antiguos tiempos quer\u00eda hacerme comprender al repetir sus \u00a1Nunca m\u00e1s!<\/p>\n

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De esta manera, so\u00f1ando, haciendo conjeturas, pero sin dirigir una nueva s\u00edlaba al p\u00e1jaro, cuyos ardientes ojos me quemaban ahora hasta el fondo del coraz\u00f3n, trataba de adivinar eso y m\u00e1s todav\u00eda, mientras mi cabeza reposaba sobre el terciopelo violeta que su cabeza, la de ella, no oprimir\u00e1 ya, \u00a1ay, nunca m\u00e1s!<\/p>\n

Entonces me pareci\u00f3 que el aire se espesaba, perfumado por invisible incensario balanceado por serafines, cuyos pasos rozaban la alfombra de la habitaci\u00f3n. “\u00a1Infortunado! – exclam\u00e9 -, tu dios te ha enviado por sus \u00e1ngeles una tregua y un respiro, para que olvides tus tristes recuerdos de Leonora, \u00a1Bebe! \u00a1Oh!, bebe esa deliciosa bebida para que olvides tus tristes recuerdos de Leonora. \u00a1Bebe y olvida a la Leonora perdida!”. y el cuervo dijo: “\u00a1Nunca m\u00e1s!”.<\/p>\n

“\u00a1Profeta! – dije -, \u00a1ser de desdicha! \u00a1P\u00e1jaro o demonio, pero al fin profeta! \u00a1Que hayas sido enviado por el tentador, o que la tempestad te haya hecho simplemente caer, naufragar, pero a\u00fan intr\u00e9pido, sobre esta tierra desierta, en esta habitaci\u00f3n que ha sido visitada por el Horror, dime, te lo suplico, \u00bfexiste un b\u00e1lsamo para mi terrible dolor? \u00bfExiste el b\u00e1lsamo de Judea? \u00a1Di, di, te lo suplico!”. y el cuervo dijo: “\u00a1Nunca m\u00e1s!”.<\/p>\n

“\u00a1Profeta! – dije -, \u00a1ser de desdicha! \u00a1P\u00e1jaro o demonio, pero al fin profeta! Por el cielo que se extiende sobre nuestras cabezas, por ese Dios que ambos adoramos, di a esta alma llena de dolor si en el lejano para\u00edso podr\u00e1 abrazar a una santa joven, a quien los \u00e1ngeles llaman Leonora. Abrazar a una preciosa y radiante joven a quien los \u00e1ngeles llaman Leonora”. El cuervo dijo: “\u00a1Nunca m\u00e1s!”.<\/p>\n

“\u00a1Que esta palabra sea la se\u00f1al de nuestra separaci\u00f3n p\u00e1jaro o demonio! – grit\u00e9 irgui\u00e9ndome -. Vuelve a la tempestad, a las riberas de la Noche plut\u00f3nica; no dejes aqu\u00ed una sola pluma negra como recuerdo de la falsedad que tu alma ha proferido. Deja mi soledad inviolada. Abandona ese busto colocado encima de la puerta. Retira tu pico de mi coraz\u00f3n y precipita tu espectro lejos de mi puerta”. El cuervo dijo: “\u00a1Nunca m\u00e1s!”.<\/p>\n

Y el cuervo, inmutable, contin\u00faa instalado all\u00ed, sobre el p\u00e1lido busto de Palas, precisamente encima de la puerta de mi habitaci\u00f3n, y sus ojos se parecen a los ojos de un demonio que sue\u00f1a; y la luz de la l\u00e1mpara, cayendo sobre \u00e9l, proyecta su sombra en el suelo; y mi alma, fuera del c\u00edrculo de esta sombra que yace flotante sobre el suelo, no podr\u00e1 volver a elevarse. \u00a1Nunca m\u00e1s!<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

El cuervo – poema clasico de Edgar Allan Poe<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"parent":0,"menu_order":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","template":"","meta":[],"_links":{"self":[{"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10746"}],"collection":[{"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/pages"}],"about":[{"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/types\/page"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=10746"}],"version-history":[{"count":0,"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10746\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=10746"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}