{"id":10762,"date":"2017-10-25T07:56:21","date_gmt":"2017-10-25T07:56:21","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/novela-poe-corazon-delator\/"},"modified":"2017-11-16T14:47:53","modified_gmt":"2017-11-16T17:47:53","slug":"novela-poe-corazon-delator","status":"publish","type":"page","link":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/novela-poe-corazon-delator\/","title":{"rendered":"Novelas y cuentos online: El Coraz\u00f3n Delator, de Edgar Allan Poe"},"content":{"rendered":"

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Volver al Indice –\u00a0Novelas y Cuentos Online<\/a><\/h2>\n

Edgar Allan Poe (1809 – 1849) es uno de los grandes maestros de la literatura del terror. Su especialidad era el cuento, y entre sus obras figuran cl\u00e1sicos como El gato negro, El pozo y el p\u00e9ndulo, La ca\u00edda de la Casa Usher, La verdad sobre el caso del se\u00f1or Valdemar, El entierro prematuro, Ligeia, y muchos m\u00e1s. Elegimos uno de sus relatos m\u00e1s famosos – El Coraz\u00f3n Delator – para deleitarnos con su estilo narrativo.<\/h3>\n

\u00a1Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. \u00bfPero por qu\u00e9 afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad hab\u00eda agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. y mi o\u00eddo era el m\u00e1s agudo de todos. O\u00eda todo lo que puede o\u00edrse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas o\u00ed en el infierno. \u00bfC\u00f3mo puedo estar loco, entonces? Escuchen… y observen con cu\u00e1nta cordura, con cu\u00e1nta tranquilidad les cuento mi historia.<\/p>\n

Me es imposible decir c\u00f3mo aquella idea me entr\u00f3 en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acos\u00f3 noche y d\u00eda. Yo no persegu\u00eda ning\u00fan prop\u00f3sito. Ni tampoco estaba col\u00e9rico. Quer\u00eda mucho al viejo. Jam\u00e1s me hab\u00eda hecho nada malo. Jam\u00e1s me insult\u00f3. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. \u00a1S\u00ed, eso fue! Ten\u00eda un ojo semejante al de un buitre… Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en m\u00ed se me helaba la sangre. y as\u00ed, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.<\/p>\n

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Presten atenci\u00f3n ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio… \u00a1Si hubieran podido verme! \u00a1Si hubieran podido ver con qu\u00e9 habilidad proced\u00ed! \u00a1Con qu\u00e9 cuidado… con qu\u00e9 previsi\u00f3n… con qu\u00e9 disimulo me puse a la obra! Jam\u00e1s fui m\u00e1s amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hac\u00eda yo girar el picaporte de su puerta y la abr\u00eda… \u00a1oh, tan suavemente! y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. \u00a1Oh, ustedes se hubieran re\u00eddo al ver cu\u00e1n astutamente pasaba la cabeza! La mov\u00eda lentamente… muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sue\u00f1o del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. \u00bfEh? \u00bfEs que un loco hubiera sido tan prudente como yo? y entonces, cuando ten\u00eda la cabeza completamente dentro del cuarto, abr\u00eda la linterna cautelosamente… \u00a1oh, tan cautelosamente! S\u00ed, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues cruj\u00edan las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. y esto lo hice durante siete largas noches… cada noche, a las doce… pero siempre encontr\u00e9 el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. y por la ma\u00f1ana, apenas iniciado el d\u00eda, entraba sin miedo en su habitaci\u00f3n y le hablaba resueltamente, llam\u00e1ndolo por su nombre con voz cordial y pregunt\u00e1ndole c\u00f3mo hab\u00eda pasado la noche. Ya ven ustedes que tendr\u00eda que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dorm\u00eda.<\/p>\n

Al llegar la octava noche, proced\u00ed con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con m\u00e1s rapidez de lo que se mov\u00eda mi mano. Jam\u00e1s, antes de aquella noche, hab\u00eda sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresi\u00f3n de triunfo. \u00a1Pensar que estaba ah\u00ed, abriendo poco a poco la puerta, y que \u00e9l ni siquiera so\u00f1aba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me re\u00ed entre dientes ante esta idea, y quiz\u00e1 me oy\u00f3, porque lo sent\u00ed moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensar\u00e1n que me ech\u00e9 hacia atr\u00e1s… pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sab\u00eda que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y segu\u00ed empujando suavemente, suavemente.<\/p>\n

Hab\u00eda ya pasado la cabeza y me dispon\u00eda a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbal\u00f3 en el cierre met\u00e1lico y el viejo se enderez\u00f3 en el lecho, gritando:<\/p>\n

-\u00bfQui\u00e9n est\u00e1 ah\u00ed?<\/p>\n

Permanec\u00ed inm\u00f3vil, sin decir palabra. Durante una hora entera no mov\u00ed un solo m\u00fasculo, y en todo ese tiempo no o\u00ed que volviera a tenderse en la cama. Segu\u00eda sentado, escuchando… tal como yo lo hab\u00eda hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.<\/p>\n

O\u00ed de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena… \u00a1oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conoc\u00eda yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dorm\u00eda, surgi\u00f3 de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquec\u00edan. Repito que lo conoc\u00eda bien. Comprend\u00ed lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve l\u00e1stima, aunque me re\u00eda en el fondo de mi coraz\u00f3n. Comprend\u00ed que hab\u00eda estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movi\u00f3 en la cama. Hab\u00eda tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: “No es m\u00e1s que el viento en la chimenea… o un grillo que chirri\u00f3 una sola vez”. S\u00ed, hab\u00eda tratado de darse \u00e1nimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se hab\u00eda aproximado a \u00e9l, desliz\u00e1ndose furtiva, y envolv\u00eda a su v\u00edctima. y la f\u00fanebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo mov\u00eda a sentir -aunque no pod\u00eda verla ni o\u00edrla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitaci\u00f3n.<\/p>\n

Despu\u00e9s de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin o\u00edr que volviera a acostarse, resolv\u00ed abrir una peque\u00f1a, una peque\u00f1\u00edsima ranura en la linterna.<\/p>\n

As\u00ed lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qu\u00e9 cuidado, con qu\u00e9 inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la ara\u00f1a, brot\u00f3 de la ranura y cay\u00f3 de lleno sobre el ojo de buitre.<\/p>\n

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Estaba abierto, abierto de par en par… y yo empec\u00e9 a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tu\u00e9tano. Pero no pod\u00eda ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, hab\u00eda orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.<\/p>\n

\u00bfNo les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es s\u00f3lo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento lleg\u00f3 a mis o\u00eddos un resonar apagado y presuroso, como el que podr\u00eda hacer un reloj envuelto en algod\u00f3n. Aquel sonido tambi\u00e9n me era familiar. Era el latir del coraz\u00f3n del viejo. Aument\u00f3 a\u00fan m\u00e1s mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado.<\/p>\n

Pero, incluso entonces, me contuve y segu\u00ed callado. Apenas si respiraba. Sosten\u00eda la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del coraz\u00f3n iba en aumento. Se hac\u00eda cada vez m\u00e1s r\u00e1pido, cada vez m\u00e1s fuerte, momento a momento. El espanto del viejo ten\u00eda que ser terrible. \u00a1Cada vez m\u00e1s fuerte, m\u00e1s fuerte! \u00bfMe siguen ustedes con atenci\u00f3n? Les he dicho que soy nervioso. S\u00ed, lo soy. y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extra\u00f1o como aqu\u00e9l me llen\u00f3 de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todav\u00eda algunos minutos y permanec\u00ed inm\u00f3vil. \u00a1Pero el latido crec\u00eda cada vez m\u00e1s fuerte, m\u00e1s fuerte! Me pareci\u00f3 que aquel coraz\u00f3n iba a estallar. y una nueva ansiedad se apoder\u00f3 de m\u00ed… \u00a1Alg\u00fan vecino pod\u00eda escuchar aquel sonido! \u00a1La hora del viejo hab\u00eda sonado! Lanzando un alarido, abr\u00ed del todo la linterna y me precipit\u00e9 en la habitaci\u00f3n. El viejo clam\u00f3 una vez… nada m\u00e1s que una vez. Me bast\u00f3 un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colch\u00f3n. Sonre\u00ed alegremente al ver lo f\u00e1cil que me hab\u00eda resultado todo. Pero, durante varios minutos, el coraz\u00f3n sigui\u00f3 latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podr\u00eda escucharlo a trav\u00e9s de las paredes. Ces\u00f3, por fin, de latir. El viejo hab\u00eda muerto. Levant\u00e9 el colch\u00f3n y examin\u00e9 el cad\u00e1ver. S\u00ed, estaba muerto, completamente muerto. Apoy\u00e9 la mano sobre el coraz\u00f3n y la mantuve as\u00ed largo tiempo. No se sent\u00eda el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volver\u00eda a molestarme.<\/p>\n

Si ustedes contin\u00faan tom\u00e1ndome por loco dejar\u00e1n de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopt\u00e9 para esconder el cad\u00e1ver. La noche avanzaba, mientras yo cumpl\u00eda mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuartic\u00e9 el cad\u00e1ver. Le cort\u00e9 la cabeza, brazos y piernas.<\/p>\n

Levant\u00e9 luego tres planchas del piso de la habitaci\u00f3n y escond\u00ed los restos en el hueco. Volv\u00ed a colocar los tablones con tanta habilidad que ning\u00fan ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No hab\u00eda nada que lavar… ninguna mancha… ning\u00fan rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba hab\u00eda recogido todo… \u00a1ja, ja!<\/p>\n

Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero segu\u00eda tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se o\u00edan las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acud\u00ed a abrir con toda tranquilidad, pues \u00bfqu\u00e9 pod\u00eda temer ahora?<\/p>\n

Hall\u00e9 a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de polic\u00eda. Durante la noche, un vecino hab\u00eda escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de alg\u00fan atentado. Al recibir este informe en el puesto de polic\u00eda, hab\u00edan comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.<\/p>\n

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Sonre\u00ed, pues… \u00bfqu\u00e9 ten\u00eda que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqu\u00e9 que yo hab\u00eda lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se hab\u00eda ausentado a la campa\u00f1a. Llev\u00e9 a los visitantes a recorrer la casa y los invit\u00e9 a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acab\u00e9 conduci\u00e9ndolos a la habitaci\u00f3n del muerto. Les mostr\u00e9 sus caudales intactos y c\u00f3mo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitaci\u00f3n y ped\u00ed a los tres caballeros que descansaran all\u00ed de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cad\u00e1ver de mi v\u00edctima.<\/p>\n

Los oficiales se sent\u00edan satisfechos. Mis modales los hab\u00edan convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente c\u00f3modo. Sent\u00e1ronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animaci\u00f3n. Mas, al cabo de un rato, empec\u00e9 a notar que me pon\u00eda p\u00e1lido y dese\u00e9 que se marcharan. Me dol\u00eda la cabeza y cre\u00eda percibir un zumbido en los o\u00eddos; pero los polic\u00edas continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo m\u00e1s intenso; segu\u00eda resonando y era cada vez m\u00e1s intenso. Habl\u00e9 en voz muy alta para librarme de esa sensaci\u00f3n, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez m\u00e1s clara… hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se produc\u00eda dentro de mis o\u00eddos.<\/p>\n

Sin duda, deb\u00ed de ponerme muy p\u00e1lido, pero segu\u00ed hablando con creci\u00e9nte soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba… \u00bfy que pod\u00eda hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso…, un sonido como el que podr\u00eda hacer un reloj envuelto en algod\u00f3n. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los polic\u00edas no hab\u00edan o\u00eddo nada. Habl\u00e9 con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crec\u00eda continuamente. Me puse en pie y discut\u00ed sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crec\u00eda continuamente. \u00bfPor qu\u00e9 no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crec\u00eda continuamente. \u00a1Oh, Dios! \u00bfQu\u00e9 pod\u00eda hacer yo? Lanc\u00e9 espumarajos de rabia… maldije… jur\u00e9… Balanceando la silla sobre la cual me hab\u00eda sentado, rasp\u00e9 con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crec\u00eda sin cesar. \u00a1M\u00e1s alto… m\u00e1s alto… m\u00e1s alto! y entretanto los hombres segu\u00edan charlando pl\u00e1cidamente y sonriendo. \u00bfEra posible que no oyeran? \u00a1Santo Dios! \u00a1No, no! \u00a1Claro que o\u00edan y que sospechaban! \u00a1Sab\u00edan… y se estaban burlando de mi horror! \u00a1S\u00ed, as\u00ed lo pens\u00e9 y as\u00ed lo pienso hoy! \u00a1Pero cualquier cosa era preferible a aquella agon\u00eda! \u00a1Cualquier cosa ser\u00eda m\u00e1s tolerable que aquel escarnio! \u00a1No pod\u00eda soportar m\u00e1s tiempo sus sonrisas hip\u00f3critas! \u00a1Sent\u00ed que ten\u00eda que gritar o morir, y entonces… otra vez… escuchen… m\u00e1s fuerte… m\u00e1s fuerte… m\u00e1s fuerte… m\u00e1s fuerte!<\/p>\n

-\u00a1Basta ya de fingir, malvados! -aull\u00e9-. \u00a1Confieso que lo mat\u00e9! \u00a1Levanten esos tablones! \u00a1Ah\u00ed… ah\u00ed!\u00a1Donde est\u00e1 latiendo su horrible coraz\u00f3n!<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

El Corazon Delator – un cuento clasico de terror de Edgar Allan Poe<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"parent":0,"menu_order":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","template":"","meta":[],"_links":{"self":[{"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10762"}],"collection":[{"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/pages"}],"about":[{"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/types\/page"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=10762"}],"version-history":[{"count":0,"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/10762\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/localhost\/datacraft2023\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=10762"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}