de que era posible construir un motor at\u00f3mico de avi\u00f3n, con lo cual dispondr\u00eda de potencia y una fuente de energ\u00eda casi inagotable; y la otra de que se pod\u00eda construir un reactor de fusi\u00f3n nuclear de poder ilimitado<\/em> -, y termin\u00f3 por present\u00e1rselo a Per\u00f3n.<\/p>\n<\/p>\n
Per\u00f3n no puede disimular su cara de alegr\u00eda mientras Richter se hace el interesante en esta foto tomada para la prensa. \u00bfQui\u00e9n creer\u00eda que Per\u00f3n podr\u00eda ser enga\u00f1ado por un austr\u00edaco parlanch\u00edn y flojo de papeles acad\u00e9micos?<\/h5>\n
Mientras que sus ideas eran revolucionarias, lo cierto es que Richter distaba mucho de ser un Einstein extraviado en la Europa de la post guerra. En realidad era un f\u00edsico mediocre con algunos delirios de grandeza y unos cuantos conceptos mal aprendidos. Ciertamente hab\u00eda trabajado con la \u00e9lite cient\u00edfica alemana durante la guerra en el desarrollo de un acelerador de part\u00edculas, y hasta hab\u00eda hecho algunos experimentos con Hidr\u00f3geno pesado, generando un principio de reacci\u00f3n nuclear; pero, para una tesis, sostuvo que hab\u00eda descubierto rayos “Delta” emitidos por la Tierra, los cuales ten\u00edan propiedades asombrosas. El comit\u00e9 encargado de evaluarlo no solo dictamin\u00f3 que sus conclusiones eran disparatadas sino que los dichos rayos Delta no eran mas que rayos X que el planeta emit\u00eda, un hecho cient\u00edfico conocido desde hac\u00eda a\u00f1os.<\/p>\n
Con su locuacidad y sus ideas disparatadas Richter sedujo a Per\u00f3n y \u00e9ste le facilit\u00f3 identificaci\u00f3n y pasaporte argentino, un h\u00e1bito que el General ya hab\u00eda practicado al importar a Kurt Tank y todo su equipo de la Focke-Wulf<\/strong> en 1947. Por otra parte le di\u00f3 un cheque en blanco para iniciar su proyecto, el cual arrancar\u00eda en C\u00f3rdoba en instalaciones aleda\u00f1as a donde Tank y los suyos creaban el Pulqui II<\/strong>.<\/p>\nUna fortaleza en Bariloche<\/h2>\n
En 1949 el laboratorio de Richter sufri\u00f3 un incendio y el austr\u00edaco adujo que se trataba de un sabotaje (!), producido por potencias extranjeras temerosas de que Argentina se convirtiera en una potencia nuclear a nivel mundial.<\/p>\n
Lo cierto es que hay una realidad oculta tras la propuesta de Richter a Per\u00f3n, y es que el austriaco hab\u00eda enviado un par de proyectos a Adolfo Hitler durante la guerra, los cuales presagiaban la construcci\u00f3n de una bomba termonuclear. El borrador fue descartado de plano – posiblemente por inexactitudes cient\u00edficas<\/em> – pero lo cierto es que, durante la estad\u00eda de Richter en Argentina, la idea de que su verdadero prop\u00f3sito fuera darle la bomba nuclear a Per\u00f3n siempre sobrevol\u00f3 el ambiente. Incluso durante una confusa conferencia de prensa en 1951 Per\u00f3n us\u00f3 el termino termonuclear – lo cual alarm\u00f3 a medio mundo y Richter tuvo que salir a dar una extensa charla a periodistas de todos los medios para dejar en claro que su proyecto era energ\u00e9tico y que la Argentina no estaba en condiciones de fabricar una bomba nuclear<\/em> -.<\/p>\nQuien le hac\u00eda una marcaci\u00f3n casi personal a Richter era Enrique Gaviola,\u00a0presidente de la Asociaci\u00f3n de F\u00edsicos Argentinos<\/strong>. Para Gaviola Richter era un fraude, una m\u00e1quina de devorar dinero produciendo experimentos fallidos. Todos los avances del proyecto eran comunicados por Richter en persona, pero la realidad es que nunca le hizo una demostraci\u00f3n a las autoridades de sus logros. Otros miembros del equipo de Richter – como\u00a0Guido Beck, Walter Seelmann-Eggbert y Richard Gans<\/em> – tambi\u00e9n comenzaron a percibir esto y se alinearon con Gaviola, generando un memo de advertencia destinado a Per\u00f3n… el cual termin\u00f3 siendo descartado de plano. El austr\u00edaco ten\u00eda al General en el bolsillo y, tras el accidente de C\u00f3rdoba, parti\u00f3 a Estados Unidos y Europa a dar conferencias sobre sus avances… dando la se\u00f1al de que, si se le cruzaba una oferta mejor, directamente no regresar\u00eda a Argentina. Per\u00f3n decidi\u00f3 retenerlo y para ello, le ofreci\u00f3 una fortuna en fondos para el proyecto – 300 millones de d\u00f3lares (valor al 2003), lo cual era un disparate para la \u00e9poca, adem\u00e1s de un laboratorio de avanzada en la solitaria isla de Huemul en Bariloche<\/em> -. Richter regres\u00f3 con una sonrisa en el rostro y en Marzo de 1950 se estableci\u00f3 en Bariloche, contemplando como se iniciaban las obras de construcci\u00f3n del reactor.<\/p>\n<\/p>\n
Richter en su laboratorio en Bariloche; todos los modernos aparatos importados que se muestran en la foto estaban simplemente de exposici\u00f3n y ni siquiera estaban conectados (!)<\/h5>\n
Si Gaviola y la AFA<\/strong> guardaban alguna esperanza de supervisar a Richter (o, al menos, desenmascararlo), el golpe de gracia le llegar\u00eda en Mayo de 1950 cuando Per\u00f3n fundara la Comisi\u00f3n Nacional de Energ\u00eda At\u00f3mica<\/strong>, omitiendo a Gaviola y poni\u00e9ndose a s\u00ed mismo, Richter y al ministro de Asuntos T\u00e9cnicos en los puestos principales. La AFA<\/strong> hab\u00eda sido ignorada y ahora el proyecto Huemul<\/strong> segu\u00eda un camino independiente y \u00fanico bajo la mirada personal del mism\u00edsimo presidente.<\/p>\nUn proyecto monumental<\/h2>\n
Luego de casi un a\u00f1o de construcci\u00f3n el nuevo laboratorio de Richter – situado en la isla Huemul en Bariloche<\/em> – estaba terminado. Era un gigantesco bunker construido con tal abundancia de materiales que hubo escasez de cemento y ladrillos en toda la Argentina durante un a\u00f1o ya que el proyecto acaparaba todo lo que se produc\u00eda en el pa\u00eds.<\/p>\nRichter, con Per\u00f3n en el bolsillo, sigui\u00f3 pavone\u00e1ndose con sus logros… aunque no demostraba ninguno. Para 1951 argumentaba haber terminado el Thermotr\u00f3n<\/strong>, un aparato de fusi\u00f3n nuclear capaz de producir energ\u00eda ilimitada. Le hizo una demostraci\u00f3n a la gente de la Comisi\u00f3n Nacional de Energ\u00eda At\u00f3mica<\/strong>, dici\u00e9ndoles que hab\u00edan sido testigos de la primera fusi\u00f3n termonuclear del mundo.<\/p>\nLa CNEA<\/strong> comenz\u00f3 a mostrarse esc\u00e9ptica de los logros de Richter. Despu\u00e9s de todo el austriaco se hab\u00eda mandado una costosa macana tras otra – hizo construir un reactor de concreto s\u00f3lido con paredes de 4 metros de espesor… pero olvido poner paneles para acceder a su interior y cuando quiso perforar la estructura termin\u00f3 parti\u00e9ndola, lo que devino en su posterior demolici\u00f3n<\/em> -, y ahora hasta los aliados desconfiaban de su palabra. Con la demostraci\u00f3n de Richter ocurri\u00f3 algo parecido: un espect\u00f3grafo roto produjo algunas lecturas, detalle que notaron los t\u00e9cnicos de la CNEA<\/strong> pero no Richter, quien se neg\u00f3 a repetir el experimento.<\/p>\nPor su parte Richter cambiaba todos los d\u00edas el dise\u00f1o del laboratorio. Mand\u00f3 construir uno, perforando 14 metros la roca viva de la monta\u00f1a, pero mas tarde lo anul\u00f3 y decidi\u00f3 llenar su interior con concreto.<\/p>\n
Mientras los costos se disparaban, el delirio se iba a las nubes. Per\u00f3n estaba convencido del \u00e9xito del proyecto de Richter, de que iba a construir plantas similares por toda la Argentina y que iba a poder vender energ\u00eda a pa\u00edses vecinos… comprimida en paquetes del tama\u00f1o de una botella de leche (!). Mientras tanto Richter fanfarroneaba ante la prensa, diciendo que \u00e9l conoc\u00eda el secreto de la bomba de hidr\u00f3geno pero que Per\u00f3n le hab\u00eda exigido trabajar en un proyecto pacifico de energ\u00eda nuclear. Todo ese delirio culmin\u00f3 el 7 de Abril de 1951 con Richter recibiendo la medalla de oro del Partido Peronista por sus servicios a la Naci\u00f3n.<\/p>\n
Mientras tanto los estadounidenses observaban de lejos los avances de Richter y Per\u00f3n, y los calificaban de poco confiables. Al gobierno peronista le negaron apoyo cient\u00edfico, lo que deriv\u00f3 en que el austriaco tuviera que salir a buscar equipamiento en Europa. La comunidad cient\u00edfica se rebelaba contra las aserciones de Richter, diciendo que eran 95% propaganda.\u00a0Manfred von Ardenne, un f\u00edsico germano reclutado por la URSS, fue el mas ferviente detractor de las ideas del austriaco: “nada de lo que trabaj\u00f3 durante la guerra funcion\u00f3, y ten\u00eda la tendencia a confundir fantas\u00eda con realidad”.<\/p>\n
Tal revuelo causaba Richter que\u00a0Hans Thirring, director del Instituto de F\u00edsica Te\u00f3rica<\/strong> de Viena, comenz\u00f3 una investigaci\u00f3n sobre el austriaco. Hab\u00eda sido apadrinado por el renombrado Heinrich Rausch von Traubenberg, quien hab\u00eda definido a Richter como un exc\u00e9ntrico; pero von Traubenberg hab\u00eda fallecido en 1944 y no hab\u00eda fuentes directas para confirmar la veracidad de sus afirmaciones. La tesis de Richter se quem\u00f3 durante la guerra y, cuando la universidad de Praga lo invit\u00f3 a volver a exponerla, el austriaco se lav\u00f3 las manos, diciendo que Thirring era un rat\u00f3n de biblioteca, un individuo con un fuerte complejo de inferioridad posiblemente soportado por opositores pol\u00edticos al gobierno peronista.<\/p>\nCa\u00edda de una mentira<\/h2>\n
El coronel Gonz\u00e1lez – compa\u00f1ero de Per\u00f3n en el golpe de estado de 1943, y elegido personalmente por el General para supervisar el proyecto Huemul<\/em> – comenz\u00f3 a protestar sobre los devaneos de Richter. En febrero de 1952 le dijo a Per\u00f3n que deb\u00eda echar al austriaco o \u00e9l renunciar\u00eda. Per\u00f3n tom\u00f3 la dimisi\u00f3n de Gonz\u00e1lez y puso a otro subordinado fiel en su lugar, el capit\u00e1n de nav\u00edo\u00a0Pedro Iraolagoit\u00eda… quien no tard\u00f3 mucho en levantar quejas similares a las de Gonz\u00e1lez. Con mas tacto que su predecesor Iraolagoit\u00eda convenci\u00f3 a Per\u00f3n – por fin<\/em> – que deb\u00eda formarse una comisi\u00f3n para chequear la veracidad del trabajo de Richter.<\/p>\n<\/p>\n
Los restos del fara\u00f3nico proyecto de Richter en la actualidad. Descartados en los 60, fueron utilizados por el Ej\u00e9rcito para pr\u00e1ctica de tiro en la d\u00e9cada del 70.<\/h5>\n
Para no dar el brazo a torcer – o al menos, darle a entender a la CNEA<\/strong> de que ten\u00eda sus dudas sobre Richter, a quien hab\u00eda defendido a capa y espada<\/em> -, Per\u00f3n arm\u00f3 su propia comisi\u00f3n investigadora compuesta de Iraolagoit\u00eda, dos ingenieros, un f\u00edsico y un sacerdote. En setiembre de 1952 el comit\u00e9 visit\u00f3 las instalaciones de Richter en Huemul y le pidieron una demostraci\u00f3n de lo avanzado hasta el momento.<\/p>\nCada miembro del comit\u00e9 di\u00f3 su propia opini\u00f3n, incluyendo el f\u00edsico – Jos\u00e9 Antonio Balseiro, quien apenas apuntaba 33 a\u00f1os en aquella \u00e9poca pero perfilaba como una eminencia en f\u00edsica y que en el futuro jugar\u00eda un papel muy importante en el desarrollo de la energ\u00eda at\u00f3mica en Argentina<\/em> -, quien dijo que ah\u00ed no estaba ocurriendo nada relacionado con la experimentaci\u00f3n at\u00f3mica. Para la fusi\u00f3n se precisaban 40 millones de grados Kelvin, cuando los experimentos de Richter a duras penas alcanzaban los 100.000 Kelvin como m\u00e1ximo. En Febrero 1953 present\u00f3 su informe a Per\u00f3n y \u00e9ste, visiblemente molesto, le pidi\u00f3 a Richter una refutaci\u00f3n sobre los dichos de Balseiro.<\/p>\nYa para esa \u00e9poca los f\u00edsicos Richard Gans y Antonio Rodr\u00edguez estaban participando en la revisi\u00f3n del trabajo de Richter. No s\u00f3lo encontraron la respuesta del austriaco inadecuada sino que, asistidos por una brigada militar que ocup\u00f3 las instalaciones de Bariloche, descubrieron – para su horror<\/em> – que ni siquiera el grueso del instrumental estaba conectado.<\/p>\nTodo el proyecto Huemul<\/strong> hab\u00eda sido un costoso fraude.<\/p>\nDespu\u00e9s del ocaso<\/h2>\n
Balseiro inmediatamente le escribi\u00f3 a Per\u00f3n dici\u00e9ndole que la mayor\u00eda de las instalaciones de Bariloche pod\u00edan ser recicladas, dando lugar al Instituto de F\u00edsica de Bariloche<\/strong>.<\/p>\nMientras tanto Richter fue puesto en arresto domiciliario entre 1952 y 1955. Asumiendo el escarnio del bluff<\/em> del austr\u00edaco, Per\u00f3n decidi\u00f3 que era mejor que desapareciera de manera r\u00e1pida y silenciosa, y le ofreci\u00f3 a Richter un boleto de ida a cualquier lugar que eligiese. Pero la demora en sus tiempos de respuesta termin\u00f3 superponi\u00e9ndose a la ca\u00edda de Per\u00f3n en 1955, y los miembros de la Revoluci\u00f3n Libertadora<\/strong> terminaron por meter a Richter en la c\u00e1rcel. Acusado de fraude, fue liberado poco tiempo despu\u00e9s y fue a probar suerte a Libia – el \u00fanico lugar a donde lo autorizaron a viajar, ya que su pasaporte estaba retenido<\/em> -. Como nadie se interes\u00f3 en sus proyectos regres\u00f3 a Argentina, instal\u00e1ndose en Monte Grande y donde terminar\u00eda falleciendo en 1991.<\/p>\n\n
Poco antes de morir dio una extensa entrevista al periodista Mario Mariscotti para su libro Huemul<\/strong>. All\u00ed contaba como Per\u00f3n quiso hacerle un monumento en Bariloche, y c\u00f3mo termin\u00f3 devolviendo la medalla de oro a la Lealtad Justicialista<\/em> que el general le hab\u00eda dado. Viv\u00eda en una casa vetusta, conduciendo el mismo Cadillac<\/strong> que usaba en sus \u00e9pocas de gloria de la d\u00e9cada del 50. Segu\u00eda paranoico, pensando que continuaban espi\u00e1ndolo desde las \u00e9pocas de Per\u00f3n d\u00e9cadas pasadas. Carec\u00eda de pasaporte – se lo hab\u00edan sacado en 1955<\/em> – pero aseguraba que tenia carta blanca para entrar y salir del pa\u00eds cuando quisiera. Consigui\u00f3 un trabajo an\u00f3nimo y deambul\u00f3 por Vicente L\u00f3pez y otros lugares del Gran Buenos Aires, esquivando a los “esp\u00edas y saboteadores” que lo persegu\u00edan. Prometi\u00f3 escribir su verdad sobre Huemul pero, como todas las cosas que emprend\u00eda en su vida, jam\u00e1s pudo concretar el libro, y fallecer\u00eda en el anonimato.<\/p>\nA pesar del bluff<\/em>, el fiasco de Richter sirvi\u00f3 para impulsar los esfuerzos de la energ\u00eda at\u00f3mica en Argentina. En todo caso su mayor legado fueron las impresionantes instalaciones de Bariloche … las que terminaron siendo usadas por los militares para pr\u00e1cticas de artiller\u00eda en la d\u00e9cada del 70. Ah!.<\/em> y se hizo merecedor de una \u00f3pera – Richter, \u00f3pera documental de c\u00e1mara<\/em> -, escrita por Mario Lorenzo y Esteban Buch, y estrenada en el 2003 en Par\u00eds.<\/p>\nCuriosa herencia de un delirante que enga\u00f1\u00f3 al pol\u00edtico mas astuto de toda la historia argentina, y al cual convenci\u00f3 de darle una fortuna para financiar sus delirios de superpotencia meridional.<\/p>\n