Con una puesta en escena super arriesgada, Sex Education pasa de ser una serie provocativa a una profundamente emotiva e inteligente, en otro hit de Netflix.<\/em><\/strong><\/p>\n Las performances son formidables. Hace rato que Gillian Anderson quiere hacer comedia pero su rango es limitado y, ya que vive en Gran Breta\u00f1a desde hace a\u00f1os, su personalidad \u00e1spera se ha munido de un acento cerrado extremadamente british<\/em> y pedante, lo que la hace ideal para el papel. La Anderson hace de la Anderson, y es raro verla en bata de ba\u00f1o o hablando de orgasmos y miembros sexuales. Pero su rostro impenetrable es lo que le da la gracia, y sus millones de maneras de incomodar (y avergonzar) a su hijo forma la sal de su personaje. No lo hace a prop\u00f3sito; es simplemente una intelectual que vive en otra sinton\u00eda al resto de los mortales y entiende al sexo como una necesidad corporal, habiendo cerrado desde hace rato su coraz\u00f3n al amor luego de los cuernos que le pusiera su ex esposo (tambi\u00e9n terapeuta) con una de sus pacientes. Asa Butterfield (que salvo por El Juego de Ender<\/strong> siempre me pareci\u00f3 un int\u00e9rprete blando y sin carisma) demuestra que puede hacerle frente a cualquier cosa en lo actoral, y sus mohines lo hacen fresco y natural, un chico que puede transformarse en una fuente de sabidur\u00eda en un instante y convertirse en un t\u00edmido nerd al momento siguiente. y su impensada compa\u00f1era de ruta, Emma Mackey, es la chica f\u00e1cil de mala fama (injustificada por cierto, creada por despecho de un ex amante) que est\u00e1 en un nivel superior a Butterfield, esa muchacha sexy e inalcanzable… con la cual el improvisado terapeuta empieza a establecer una sutil qu\u00edmica que lleva de las narices a la serie. y Gatwa no est\u00e1 de relleno (o comic relief<\/em>) sino que tiene su momento de brillo, sobre todo cuando su estricto padre se vuelve un impensado apoyo en el momento en que su identidad sexual est\u00e1 en crisis.<\/p>\n \n Los secundarios deliciosos abundan: el atleta criado por lesbianas que se enamora de Mackey y que tiene un sentimiento sincero por la chica… aunque empiece a notar que su vida apeste (vive enclaustrado por sus madres, formado de manera estricta como futuro atleta de \u00e9xito y con el ojo puesto en las olimp\u00edadas); el mat\u00f3n de la escuela, que resulta ser el hijo del director, y que es un tipo agobiado por su distante padre (y que al momento de quitar la coraza, revele ser un tipo sensible, confirmando mi sospecha de que los matones acosan aquello que en realidad quisieran ser); el grupo de chicas malas que usan su snobismo<\/em> para esconder sus debilidades; la aspirante a chica popular que se deja usar por las snobs y pronto encuentra su propio camino; y un plomero carism\u00e1tico que le hace temblar el piso a la Anderson cuando \u00e9sta pensaba que tenia todo resuelto en el aspecto sentimental.<\/p>\n Sex Education<\/strong> es una serie imperdible. Es expl\u00edcita, no es para ver en cualquier momento, pero tras su fachada de transgresi\u00f3n esconde enormes y contagiosos sentimientos. Me hace acordar a esa joya de Judd Apatow que fue Freaks and Geeks<\/strong> (1999), plagada de futuros nombres famosos (Seth Rogen, James Franco, Jason Segel, Linda Cardellini, John Francis Daley), que era como una versi\u00f3n 2.0 de las comedias de John Hughes, con otra nerd<\/em> amiga de los chicos malos (igual que ac\u00e1), tan desenfadada como sincera y emotiva. Ac\u00e1 los personajes dejan de ser invenciones del libretista y cobran vida propia, y uno puja para que cumplan sus sue\u00f1os y sus amores imposibles, en donde la terapia sexual callejera de Butterfield da paso a los sentimientos mas honestos y a las situaciones mas emocionantes.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Volver al Indice –\u00a0Cine, TV, Video Con una puesta en escena super arriesgada, Sex Education pasa de ser una serie provocativa a una profundamente emotiva e inteligente, en otro hit de Netflix. 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<\/em>Sex Education<\/strong> hace lo que las grandes series hacen: establecen un conjunto de personajes fascinantes y, promediando la temporada, encuentra el tono exacto para que generen situaciones emocionantes. Lo que al principio parece una comedia zarpada al estilo de las de Judd Apatow – el sexo inunda la pantalla tanto en im\u00e1genes como en palabras, describiendo con lujo de detalles todo tipo de situaciones (y problemas) por los que pasan los adolescentes<\/em> -, pronto encuentra sus pies y el erotismo da lugar a la magia, a esas situaciones donde los individuos te toman por asalto y te enganch\u00e1s con ellos. La inc\u00f3moda situaci\u00f3n diaria que vive un quincea\u00f1ero (Asa Butterfield) con su desinhibida madre terapeuta sexual (Gillian Anderson) va mas all\u00e1 de la an\u00e9cdota y del chiste f\u00e1cil a lo sitcom<\/em>, y se transforma en un an\u00e1lisis de situaciones humanas, donde los chicos encuentran el amor pero por falta de consejo no saben c\u00f3mo concretarlo de manera satisfactoria. El personaje de Butterfield decide aplicar todo el expertise<\/em> aprendido durante a\u00f1os de charlas inc\u00f3modas con su filosa madre\u00a0 (y escuchas indiscretas de sus sesiones con los pacientes) y de pronto se vuelve el gur\u00fa sexual al que todos los chicos de su escuela desean acudir en busca de consejo. La chica mala de turno (Emma Mackey) se vuelve su interesada amiga y le consigue pacientes, y mientras tanto su amigo gay (Ncuti Gatwa) no s\u00f3lo sirve de o\u00eddo para escucharlo y traerlo de vuelta a la tierra, sino que vive su propio proceso de metamorfosis y emancipaci\u00f3n en una familia profundamente religiosa. y todo esto seteado en una Inglaterra rural cuyo conservadurismo se va cayendo a pedazos.<\/p>\n