Crítica: The Polar Express (El Expreso Polar)

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Mas allá de sus cualidades narrativas, The Polar Express propone un nuevo reto en la tecnologia de filmacion y animacion, marcando un hito en la historia del cine. Todos los personajes del film son animaciones computarizadas basadas en movimientos y gestos de los actores, una tecnica ya conocida por nosotros por el Gollum del Señor de los Anillos. Pero aquí el film y personajes son 100% digitalizados, creando un dibujo animado “vivo”

Crítica: The Polar Express (El Expreso Polar)

Por Alejandro Franco – contáctenos

The Polar Express (EUA 2004); Intérpretes: Tom Hanks, Leslie Zemeckis, Eddie Deezen, Nona Gaye, Peter Scolari, Michael Jeter. Dirigidos por Robert Zemeckis.

La primera impresión es la que vale. Imagine a la imagen mundialmente conocida de Santa Claus popularizada por Coca Cola, pero animada. E imagine que no se trata de un dibujo animado, sino que se mueve, gesticula y habla como Tom Hanks.

Ese es el concepto inicial de la última película de Robert Zemeckis, a estas alturas, un constante innovador en técnicas de filmación se refiere (además de ser un hábil narrador). Desde Quién Engañó a Roger Rabbit? hasta Forrest Gump, la mayoría de sus producciones se destacan por romper los moldes e incorporar con inteligencia novedades de tecnología y efectos especiales al servicio de una narración inteligente.

Pero… que tal es como film, además de ser una belleza visual?. The Polar Express está basado en un cuento ilustrado de Chris Van Allsburg. Narra la experiencia de un chico en vísperas de Navidad y que empieza a perder su fe en la Navidad y en Santa Claus (o Papá Noel, como gusten). Se encuentra en plena etapa de crecimiento y su lógica comienza a decirle que este año Santa Claus no llegará, porque resulta imposible que una sola persona pueda atender a tantos. En medio de una noche de insomnio, el chico sin nombre siente fuertes ruidos y, al asomarse, descubre que un tren salido de la nada ha parado frente a su casa. y el maquinista inmediatamente lo invita a bordo… ya que es el Expreso Polar.

Ese es el comienzo de la odisea del niño. En el viaje encontrará otros pasajeros, también niños, que buscan otras cosas (humildad, coraje). Para él, el viaje tendrá un sentido diferente: será un viaje de búsqueda de la fe. y el destino del viaje es el Polo Norte, el lugar de residencia de Santa Claus.

Hay bastantes cosas que pueden compararse entre El Expreso Polar y el Mago de Oz. Hay un viaje imaginario a un lugar desconocido; hay un niño (o una chica en el Mago) que vive y descubre cosas mientras deja atrás su niñez. Hay una búsqueda de cosas intangibles, y hay un auto descubrimiento de sí mismo.

El film posee una belleza visual incomparable que a veces puede absorber el sentido de la narración. La odisea se encuentra plagada de aventuras (como cuando se rompen los frenos del tren), y quizás algo que debería ser una narración mas intimista desaparezca un poco entre tantos paisajes y efectos especiales deslumbrantes. Pero la dirección de Zemeckis mantiene fuertemente al espectador imbuido en el film, sin dejar que las cosas salgan de madre.

Volviendo a la parte visual, el film utiliza lo que se llama motion capture; un actor en un traje especial lleno de sensores actúa, y la computadora captura esos movimientos, transfiriéndoselos a un personaje animado. Por un lado, los personajes ofrecen un look real pero no totalmente (en parte, para destacar el sentido fantástico del film). Sus movimientos y gestos son fluidos, y como están tomados de personas vivas (y no es animación), se ven como dibujos vivientes. El otro sentido de trabajar así, es dar la posibilidad a Tom Hanks para que asuma 6 personajes: el chico, el padre del chico, el maquinista, un vagabundo que está entre los pasajeros, una marioneta fantasmagórica, y el mismo Santa Claus. Solo uno de los personajes (el maquinista) conserva bastante rasgos de la fisonomía de Hanks, pero todos tienen sus gestos.

Desde el punto de vista técnico, The Polar Express es una obra maestra; no existe nada de lo que hayamos visto que se asemeje (ni siquiera el fiasco de “seres humanos virtuales” que fue Final Fantasy). Pero mas allá de eso, el film se mantiene en pie por sus propios méritos, capturando con su magia a la platea. y probablemente, con el paso de los años, se convierta en un clásico … como es frecuente que ocurra con la mayoría de films de Robert Zemeckis.

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