Crítica: La Vida Acuática con Steve Zissou

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La película de Wes Anderson tiene un humor zumbón y de bajo perfil, con ocasionales explosiones de risas. Sin embargo, deja la sensación que el tema podía dar para más.

Crítica: La Vida Acuática con Steve Zissou

Por Alejandro Franco – contáctenos

The Life Aquatic with Steve Zissou: Director: Wes Anderson; Intérpretes: Bill Murray, Owen Wilson, Cate Blanchett, Anjelica Huston, Willem Dafoe, Jeff Goldblum, Michael Gambon, Noah Taylor

Cuando uno ve el casting del film así como el tema que trata, piensa sinceramente que puede toparse con una desopilante comedia. Pero en cambio, lo que termina por encontrar es una película rara, donde todo parece quedar a medio camino. Para graficarlo en un par de palabras, el film padece de comicus interruptus.

No puede negarse que el enfoque de Anderson es inteligente. Hay muchos guiños en el film, y flota en todas las escenas una especie de humor subliminal. Una sensación zumbona de que algo va a ser gracioso de una manera y termina siendo de otra. Un público siempre a punto de esbozar una sonrisa pero que nunca termina de concretar.

Esto no significa que La Vida Acuática con Steve Zissou sea un film malo o una comedia fallida. Es una comedia diferente. Es un humor diferente. Lo que sentimos es porque el director así lo quiso. Por ejemplo, hay una escena en que charlan Bill Murray y Cate Blanchett en la cocina del barco, mientras que en la ventana detrás de los protagonistas hay una ballena que hace piruetas y gracias. En cada cambio de escena, uno ve que hace cosas cada vez más extrañas. y cuando uno espera que haga algo realmente asombroso… vuelve a portarse de modo normal. Algo así como contar casi todo el chiste pero omitiendo el remate.

Steve Zissou (Bill Murray) es un personaje modelado obviamente sobre Jacques Cousteau. Explorador del mundo submarino que tiene una fundación, realiza documentales y hace expediciones, pero que a esta altura del partido parece estar acabado. La relación con su esposa (Anjelica Huston) no es de lo mejor, los inversores están desapareciendo, y se suman dos hechos: uno, que su socio de aventuras fue devorado por un tiburón (razón por la cual, Zissou saldrá de expedición para encontrarlo y matarlo), y dos, un supuesto hijo extramatrimonial (Owen Wilson) que se presenta después de treinta años.

Zissou se desenvuelve en un mundo poblado de personajes raros; desde el segundo a cargo, extremadamente complaciente (Willem Dafoe), su millonario competidor en la actividad y “cuasi” gay (Jeff Goldblum), su agente con problemas legales (Michael Gambon), amén de un contador puesto a la fuerza en su equipo por sus inversores para vigilar que la expedición no se salga de presupuesto.

El mayor problema con el film es que todo el circo que arma, interactúa de un modo tan extraño que uno como espectador nunca termina de involucrarse con los personajes (a lo sumo, les despierta curiosidad). Algunos pueden despertar más simpatía que otros, pero no en tal grado de, por ejemplo, preocuparnos por si Zissou se entiende con su hijo. Anderson intenta construir por allí un costado dramático que no funciona: el tema de la paternidad con Wilson o un supuesto triángulo con el personaje de Blanchett (embarazada) que no terminan por interesar demasiado a nadie. y el tema de la venganza es una excusa para tener a todos embarcados y verlos interactuar entre sí.

Pero en el apartado de la comedia, es donde la película se destaca, precisamente por su tono raro. Como protagonista está Bill Murray, un comediante al que estamos habituados a ver en excesos o en papeles arrogantes, pero que acá (y después del giro de su carrera en Lost in Translation) está sorprendentemente medido … lo que aumenta la gracia de sus diálogos. Es más cómico Murray en su bajo perfil que cuando se desbanda. El resto del casting también es impecable, pero todos parecen ir a mitad de velocidad de sus posibilidades (caso típico, Jeff Goldblum).

Todo en el film transpira algo cómico que parece nunca concretarse; los falsos documentales, los animales fantásticos (hechos por computadora) que encuentra la expedición, los colores chillones, el barco (llamado Belafonte … por Harry Belafonte !) con sus rarísimos compartimentos, el marinero brasileño que canta canciones de David Bowie en portugués … todo esto, con otro director, podría haber resultado en una parodia o en una comedia explosiva, pero el bajo perfil inunda todo y uno, después de ver el film, le da la sensación que podía haber rendido mucho más. Igual la película brinda sus buenas carcajadas (especialmente en la secuencia del rescate del contador secuestrado por los piratas), pero son ocasionales. No es la comedia que estamos acostumbrados a ver, es realmente diferente, pero uno queda con un nudo en el estómago, con la sensación que hubiese querido reírse mucho más y que el director solo nos dió cuatro o cinco situaciones para expeler todo lo que llevábamos dentro (generado por la misma película).

El DVD presenta algunas escenas cortadas, bastante de las cuales son más hilarantes que las que quedaron en el metraje original (y que explican el tono de comedia que busca el director). La calidad del transfer es impecable.

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