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Esta serie no rompe ningún molde pero es un placer culpable que se devora con saciedad gracias a la carismática performance de Cobie Smulders y el desenfado del libreto.
Por Alejandro Franco – contáctenos
Dex Parios: detective privado. Ex soldado en Irak, con un Trastorno de Estrés Post Traumático galopante… pero ése no es el único demonio que atormenta a Dex. Sus padres la abandonaron ni bien regresó de Irak, dejándola a cargo de su hermano con Síndrome de Down. Su ex suegra, una jefa tribal india, la odia por suponer que estimuló a que su hijo se enrolara al galope en el ejército para seguirla en Irak… y perdiera la vida en una emboscada en ese mar interminable de dunas y muerte. Es obvio que su vida es un desastre y que se descarrila cada vez que puede – bebe como un pirata, apuesta mas de lo que puede en el casino indio de su ex suegra, y se encama con cualquier criatura con dos patas que se le cruce en el camino -, pero su hermano y su amigo – ex ladrón, ex amante suyo, dueño del bar que usa como oficina – son los únicos que la pueden contener de vez en cuando a pesar de la imparable fuerza autodestructiva que Dex lleva adentro.
Todo esto podría sonar a melodrama cargada de clichés – bah, tiene unos cuantos – pero no lo es. Por el contrario Stumptown – apodo de la ciudad de Portland donde transcurre la historia y nombre de la novela gráfica en la que se basa – es super entretenida. Cobie Smulders es Dex, y es un papel que le calza como anillo al dedo. Ella viene de la comedia con montones de cosas (entre ellas Cómo Conocí a tu Madre) e hizo sus pininos en el género de acción como lugarteniente de Nick Fury en el Universo Cinemático Marvel. Ahora mecha todos esos antecedentes con sentido dramático y el resultado es para aplaudir. No, no es la serie mas innovadora, compleja y superlativa de la TV actual pero todos sus ingredientes funcionan y la visión de los episodios (ahora disponible en Amazon Prime Video desde hace un mes) se vuelve super adictiva.
Lo que rescata esto de ser un melodrama repetitivo son las performances. Smulders tiene una actitud de que todo le importa un corno y se entrega a los placeres de turno sin importar las responsabilidades del momento. Tiene un humor negro formidable pero, en vez de ser una caricatura de un detective privado, le inyecta una enorme cantidad de humanidad. La muerte de su novio en Irak es el leitmotiv de la serie, aunque los casos lleguen, se resuelvan y sigan de largo. Ella puede meterse en una guarida de narcotraficantes e insultarlos de arriba abajo, agarrarse a trompada limpia con un urso enorme (las peleas son geniales), irse de fiesta con una ex novia aunque esté saliendo con el policía moreno que le ayuda en todos los casos, y aparecer toda desgreñada y vomitada después de una noche de juerga salvaje. y cuando tiene que resolver el pasado, la Smulders revela ser una formidable actriz dramática. Ella es Dex Parios, no hay otra actriz para el rol y punto.
En sí la serie te hace acordar a The Rockford Files (para los cincuentones que se acuerdan de la tira de James Gardner) por el desenfado y el humor constante. Pero es una versión salvaje de The Rockford Files, donde la protagonista suele retroceder mas casilleros de los que avanza en la vida. Jake Johnson la acompaña y, cosa curiosa, se ve sorprendentemente atractivo, sabio y heroico para alguien encasillado en secundarios cómicos hasta este momento. y si bien los casos son simples – esto no es Agatha Christie sino un entretenimiento liviano muy bien hecho -, el detalle formidable que le da a Stumptown luz propia son las minucias de la cultura indígena. Cada capítulo en donde aparece Tantoo Cardinal como Sue Lynn Blackbird, – la antigua madre política de Smulders, jefa de la tribu y patrona del casino que alimenta los fondos de la reserva que dirige – es para sacarse el sombrero. No solo por la intensidad y misterio de la Cardinal sino por todos los detalles fascinantes de la cultura tribal, los códigos de honor, la organización política, los privilegios y castigos que aplican a sus miembros… La mitad de los capítulos de la serie transcurren en algún momento en la reserva y es ciertamente un universo desconocido y fascinante.
Entre los chistes negros de Smulders, las ridículas coincidencias, las grandes actuaciones … y el auto vetusto que tiene la cassetera rota y siempre pone un tema ochentoso perfecto en el momento justo, Stumptown es una serie ampliamente recomendable. Terminó la primera temporada en Marzo 2020 y le dieron luz verde a una segunda, demorada por la pandemia (N dr R: hoy 17 de setiembre de 2020, cancelaron la renovación así que quedará como temporada única… a menos que otra cadena se haga cargo de la serie, como ocurrió con Lucifer o One Day at the Time); pero es un serie modesta, movida, cómica, inteligente y siempre entretenida, con una protagonista de lujo y con la confianza de serie veterana que sabe manejar a gusto y piacere los hilos argumentales para que el espectador siempre pida mas.