INICIO / NOTAS / HISTORIA ARGENTINA Y MUNDIAL
Esta es la historia de un pájaro enorme, majestuoso y letal que vió sus días de gloria durante las décadas de la Guerra Fría. Pero también es la crónica del convulsionado programa atómico británico, el cual carecía de los recursos ilimitados de los estadounidenses como para montar una masiva línea efectiva de defensa contra un posible ataque misilístico soviético. Puestos en la linea de fuego de un eventual duelo atómico entre dos superpotencias que se odiaban, a los británicos sólo les quedaba hacer el mayor daño que pudieran con su limitado poder nuclear, una represalia de despecho para intentar cobrar tantas víctimas enemigas como pudieran antes de arder en la hoguera atómica.
Por Alejandro Franco – contáctenos
El plan era simple: sustituir al piloto principal del bombardero con un doble y procurar que éste volara bajo el alcance del radar, amerizando en un lugar secreto cerca de las Bahamas. Allí un equipo de buzos – miembros de la maléfica organización Spectre – iría al rescate del avión hundido… pero la traición tiene un precio y el pago es la muerte. El doble es asesinado y los buzos hurtan las dos bombas atómicas que porta el avión, llevándolas a un lugar secreto desde el cual decidirán su posible destino. Mientras tanto Spectre ha lanzado una amenaza mundial – exige que las superpotencias le paguen una fortuna, caso contrario comenzarán a detonar las bombas atómicas en las principales capitales del mundo -.
Ese es el comienzo de Operación Trueno (1965), una de las películas mas famosas del agente secreto James Bond 007; y también es el momento de gloria del AVRO Vulcan, uno de los tantos bombarderos estratégicos de largo alcance de la RAF… y posiblemente uno de los aviones mas majestuosos e impresionantes que haya existido.
La estrategia nuclear de Gran Bretaña durante la Guerra Fría
Desde los años 30 proliferaba – en comunidades científicas de todo el mundo – la posibilidad de desarrollar un dispositivo nuclear, una bomba tan pequeña pero con suficiente poder como para arrasar una ciudad entera. Hitler comenzó sus propias investigaciones en la península escandinava pero el desarrollo de la guerra terminó abortando el proyecto, y fueron los norteamericanos quienes ganaron la carrera, desarrollando dos bombas – una de Uranio y otra de Plutonio – que terminarían lanzándose sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en 1945, y marcarían el inicio de la Era Atómica.
Lamentablemente el monopolio estadounidense sobre las armas nucleares no duró demasiado, ya que los soviéticos movieron todas sus influencias para infiltrar universidades, lugares de investigación e incluso el mismo laboratorio secreto de Los Alamos. Utilizando reservas halladas en Checoslovaquia – país satélite bajo la influencia de la Unión Soviética -, pronto la URSS logró fabricar su propia bomba – la RDS-1, apodada Joe-1 por los norteamericanos en honor a José f Stalin -, la cual fue testeada con éxito en 1949. Era similar a Fat Man – la bomba de plutonio utilizada por los estadounidenses en Nagasaki – y tenía un poder de 22 kilotones.
La noticia de la exitosa prueba atómica soviética puso al viejo continente en pánico, ya que ello implicaba el inicio automático de una carrera armamentista entre EEUU y la URSS, quedando Europa atrapada en el medio de una posible refriega. Los británicos venían abogando por un pacto de colaboración científica con los estadounidenses, pero éstos estaban interesados en mantener su exclusividad y supremacía en el apartado atómico. Aun cuando científicos británicos habían cooperado con el desarrollo de la bomba en Los Alamos – y existía una promesa de futura cooperación – la muerte de Roosevelt en Abril de 1945 evaporó el compromiso, y la nueva administración de Harry Truman decidió hacer caso omiso de los acuerdos previos.
Solos y por su cuenta, el gobierno británico decidió llamar a los ex-participantes ingleses del proyecto Los Alamos y encaró un proyecto atómico propio. El problema era que Gran Bretaña no disponía de la abundancia de recursos de los Estados Unidos, así que tuvieron que ir improvisando sobre la marcha.
La Blue Danube, la primera bomba nuclear británica. Cuando apareció en 1952 ya estaba desfasada – meses después americanos y soviéticos estrenarían sus primeras bombas de hidrógeno y la carrera armamentista se volvería termonuclear -, pero al menos le daba algo con qué defenderse a los ingleses. 800 bombas Blue Danube fueron construídas por el gobierno británico, ya que su cúpula militar estaba convencida de que aún podían librarse guerras convencionales utilizando, en el fragor de la batalla, dispositivos nucleares de limitado poder explosivo similares a la bomba de Nagasaki o un poco mas potentes. Para colmo la bomba era muy grande y no había avión capaz de poder portarla y lanzarla en 1952, con lo cual el stock de las 800 Blue Danube estuvo varado en depósitos de la RAF por cerca de dos años hasta que se pudieron construir los primeros bombarderos estratégicos de Gran Bretaña, los Vickers Valiant, los cuales aparecieron en Abril de 1954.
En Agosto de 1945 el primer ministro Clement Attlee formó el comité Gen 75 – conocido como “el comité de la Bomba Atómica” – y empezó sus propias investigaciones. Si bien el hermetismo norteamericano sobre el tema parecía una muestra de desagradecimiento, lo cierto es que los escándalos de espionaje abundaban y todos los meses se encontraba infiltrados soviéticos en el staff de Los Alamos, incluyendo la participación de un reconocido científico canadiense. La seguridad del proyecto atómico era un colador, y tomar a Gran Bretaña como una extensión del proyecto sólo traería mayores dolores de cabezas y mas fugas de información.
Pero la prueba exitosa de Joe-1 había apurado los tiempos; la inteligencia británica esperaba que los soviéticos tuvieran la bomba en 1954 y que ellos tuvieran un prototipo listo para 1947. Ante la noticia, los Estados Unidos abrieron un canal – restringido, pero canal al fin – para intercambiar información limitada sobre armamento nuclear entre EEUU, Canadá y Gran Bretaña. Claro, los británicos tenían colonias de sobra en todo el mundo, y había multitud de lugares donde explorar la existencia de Uranio, mientras que los EEUU tenían un acuerdo de exclusividad con el Congo Belga.
Pero el nuevo acuerdo no actúo con la fluidez que debiera – los norteamericanos seguían oponiéndose a compartir información vital con los ingleses -, así que los británicos seguían solos. Attlee fracasa y vuelve al cargo de primer ministro Winston Churchill, quien no será un gran administrador pero es un individuo formidable para los temas militares. Baluarte de la resistencia británica durante la Segunda Guerra Mundial, ahora es el turno de que Churchill llevara al Imperio a la Era Atómica y estableciera las políticas que aseguraran la subsistencia de las islas en caso de una Guerra Nuclear.
Churchill anuncia que Gran Bretaña tendrá una bomba atómica operativa para antes de fines de 1952. Dicho y hecho, en octubre 1952 los ingleses prueban la Blue Danube con total éxito, y entran a la carrera nuclear. La Blue Danube era aparatosa pero tenía poco poder – apenas 10 / 12 kilotones – y calzaba con lo justo en la flota de bombarderos estratégicos V (llamada así por las iniciales de los modelos de aviones involucrados) que la RAF mantenía en aquel entonces. Además los ingleses no estaban seguros de la estabilidad de la bomba, la cual podía entrar en estado de predetonación en pleno vuelo, amén de que usaba baterías de plomo y ácido (como las de los autos) para suministrar energía a los circuitos… y las cuales no eran muy confiables en condiciones extremas.
Pero la novedad duró poco; en noviembre de 1952 los estadounidenses desarrollan la primera bomba de hidrógeno y los soviéticos replican con la su propia versión en 1953. Nuevamente los ingleses han quedado atrasados en la carrera armamentista. Considerando que el poderío atómico de EEUU y la URSS era de enorme magnitud, los ingleses pensaron que la capacidad de destrucción mutua se autocompensaba y que no tenía sentido embarcarse en el desarrollo de la bomba H. Nuevamente fue Churchill quien urgió al gobierno británico de no quedar rezagados – y renegar su puesto de potencia mundial – en la carrera atómica.
De ese modo llegamos a Mayo 1957, en donde los ingleses sorprenden a todos. El 15 de Mayo hacen un ensayo fallido, pero el 31 de Mayo tienen éxito con la prueba Orange Herald, desatando 800 kilotones en la isla Maiden en el Pacífico, y desarrollando una de las primeras bombas de fisión nuclear (aunque nadie sabía de este desarrollo y lo presentaron al mundo como una bomba H más). Por otra parte Orange Herald tuvo un rendimiento muy superior al esperado, dejando a Gran Bretaña con un arma de destrucción masiva con una potencia cercana al megatón, la nueva unidad de medida para las bombas termonucleares.
Entran los bombarderos estratégicos a escena
El tema ahora era ver cómo se podían entregar esos dispositivos atómicos a objetivos rusos en caso de conflicto nuclear global. La primera cosa obvia era que Gran Bretaña carecía del enorme presupuesto militar estadounidense, así que debían buscar soluciones móviles, rápidas y económicas. El intento de desarrollar un misil de alcance medio – el proyecto Blue Streak durante la década del 50 – probó ser demasiado oneroso y poco confiable, amén de que generaba agrias disputas en el gobierno británico. Entonces se decidió que la primera opción de represalia nuclear sería una fuerza de bombarderos estratégicos llamada fuerza V por la inicial de todos los modelos de aviones involucrados.
El primer modelo fue el Vickers Valiant, que hizo sus primeros vuelos de prueba en 1954 y entró en servicio en 1955. Lanzaba bombas atómicas activas y no era demasiado efectivo ni estaba demasiado bien construido – de hecho mostró señales de corrosión y fatiga de materiales en menos de una década, siendo retirado de servicio en 1965 -. El segundo fue el Handley Page Victor, que comenzó a volar en 1958 y tuvo una vida activa hasta 1993. Como la estrategia nuclear británica cambió en 1969 a ubicar misiles Polaris en submarinos, el Handley Page Victor fue recomisionado a misiones de transporte y hasta como surtidor aéreo de combustible para misiones de largo alcance. El tercer avión es el que ahora nos ocupa, el majestuoso AVRO Vulcan que comenzó a surcar los cielos en 1956 y permaneció activo hasta 1984.
El rey de los cielos, majestuoso… e indefenso
De los tres bombarderos V, el Vulcan era el mas avanzado tecnológicamente. Tenía dispositvos ECM (contramedidas electrónicas), una nariz extensa que le permitía vuelos en picado y enormes alas delta, fruto de varios rediseños de la AVRO. Existieron 3 variantes: las dos primeras llevaban una bomba nuclear (la B1 cargaba una Blue Danube; luego la versión B2 llevaba la bomba voladora Blue Steel, cosa de que el Vulcan pudiera lanzar a distancia su carga nuclear antes de llegar al alcance de los SAM soviéticos) y 21 bombas standard de 1.000 libras. Por último la versión B3 (proyectada y nunca construída) hubiera cargado 6 misiles balísticos Skybolt, capaces de ser lanzados desde el aire desde 970 km de distancia.
Majestuosa vista de uno de los últimos Vulcan operativos; su último vuelo de exhibición fue en el 2015 y hoy se exhiben en museos de Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos
Pero la efectividad del Vulcan era limitada. No tenía armas ni medidas defensivas a excepción del ECM. Cuando los SAM soviéticos ganaron en eficiencia de rango y altitud, debieron ser reasignados como bombarderos de baja altitud, lo cual era riesgoso y poco efectivo. A eso se sumó los cambios en la política misilística de los aliados: el cohete Blue Steel, considerado peligroso e inestable, fue cancelado al año de ser presentado a las autoridades (la idea era poder lanzar la bomba autopropulsada a 240 km del objetivo y aniquilando a posibles cazas interceptores enemigos en el proceso). Por otro lado el Skybolt (desarrollado por los norteamericanos y adaptado por los británicos) requería una serie de cambios radicales en los Vulcan. Debían cargarse en las alas y podían desestabilizar al avión durante su lanzamiento, amén de que necesitaba una pista de aterrizaje larga y despejada como para no correr riesgos en caso de que el despegue del Vulcan se topara con algún inconveniente.
Como el Blue Steel, el Skybolt fue cancelado al año de entrar en servicio (se consideraron muy inestables y falibles), y eso terminó por disparar una agria disputa entre británicos y estadounidenses. Los ingleses estaban hartos de irse en gastos, modificar sus aviones y contar con armamento carísimo que ni siquiera estaba suficientemente testeado. Este drama recién se resolvería cuando los norteamericanos le dieran acceso a los ingleses al sistema de misiles Polaris – desarrollados en 1961, y ofrecidos a los británicos recién en 1968 -. Transfiriendo el poder de retaliación nuclear a los submarinos clase Resolution en 1968, el programa de bombarderos V se volvió obsoleto y el Vulcan pasó a efectuar tareas secundarias como bombardero de soporte, llegando a actuar incluso durante la Guerra de Malvinas en 1982 – un dato curioso es que, tres meses antes del conflicto, el gobierno argentino intentó comprar un puñado de Vulcans a los británicos, los cuales se negaron a venderlos al desconfiar de las intenciones de la dictadura militar -.
134 bombarderos Vulcan fueron fabricados entre 1956 y 1965. Magnífico – con 30 metros de ala y una silueta inconfundible -, se convirtió en el símbolo de una era. Ok, los británicos nunca estuvieron en condiciones de dar el primer golpe – lanzar el ataque nuclear inicial, capaz de arrasar a la mayoría de la Unión Soviética en cuestión de minutos -, pero la flota V les daba el frágil consuelo de una respuesta táctica lo suficientemente poderosa como para cobrarse unos cuantos millones de vidas soviéticas mientras la isla ardía en la hoguera nuclear. El poder de una venganza – parcial, incompleta, insatisfactoria – que, gracias a Dios, nunca tuvo que aplicarse en los complicados tiempos de la Guerra Fría.
Especificaciones técnicas
- Fábricación: 1956 – 1965
- Cantidad de unidades producidas: 134
- Velocidad: Mach .95
- Motores: 4 Bristol Olympus (las especificaciones fueron cambiando con cada versión producida del Vulcan)
- Carga máxima: 93.000 kg (versión B3, nunca construída)
- Altura máxima: 17.000 metros
- Rango: 7.400 km