Volver al Indice – Artículos Interesantes
Por Alejandro Franco – contáctenos
A veces el liberalismo de las leyes (y de los jueces) y el respeto ciego por la defensa de los derechos de expresión que suele enarbolarse en el primer mundo terminan por culminar en situaciones realmente bizarras. Es un escenario bastante parecido a la aparición de partidos neo nazis, en donde las doctrinas jurídicas defienden la necesidad de respetar la expresión de las minorías (el envase) sin analizar si el contenido es perverso, inmoral o potencialmente peligroso para la sociedad.
Por suerte, buena parte de los paises del primer mundo han tomado medidas radicales como la proscripción de ideologías neo nazis – a fin de cuentas, hubo una guerra mundial y decenas de millones de muertos que demuestran que se trata de una mentalidad peligrosa y perjudicial -; pero al parecer no ocurre lo mismo con organizaciones que manifiestan a favor de la pedofilia. ¿Que hay organizaciones, fundaciones y partidos políticos compuestos por pedofilos, y que obtienen prensa sin ir a la cárcel?. Aunque suene increíble, así es.
Ciertamente el término “pedofilia” es muy amplio, ya que abarca el abuso infantil, el tráfico de pornografía infantil, la explotación sexual de menores (prostitución) y muchos otros aspectos. En el caso de ciertos partidos políticos como era el Socialismo Pacifista holandés, dentro de una agenda ideológica muy liberal incluían su postura a favor de reducir la “edad de consentimiento” (la edad mínima que considera la ley para que un individuo sea maduro sexualmente, elija y autorice con plena libertad el tener relaciones sexuales con quien desee) a unos 12 años. De hecho, en la Argentina la legislación reconoce la edad mínima de consentimiento en 13 años. Eso no quita que tutores, padres, conocidos o el mismo menor puedan denunciar posteriormente que han mantenido relaciones sexuales en base a engaño u opresión, y el acto pase a ser catalogado como “corrupción de menores” (con obvias consecuencias criminales y legales). Además debe diferenciarse la edad de consentimiento sexual, de lo que es la edad de emancipación, la edad autorizada para poder contraer matrimonio o la edad de responsabilidad criminal.
Pero más allá de una cuestión ideológica sobre la edad legal a partir de la cual se reconoce a un individuo como sexualmente maduro y emancipado – capaz de optar por voluntad propia el tener relaciones y con quién -, existen otras organizaciones cuya naturaleza es mucho más perversa y su espectro ideológico es mucho más amplio. Entre las más conocidas figuran el holandés Partido por el Amor Fraternal, Libertad y Diversidad (apodado popularmente como el “partido pedófilo”), la Asociación Danesa de Pedófilos, el grupo inglés Intercambio de Información Pedófila (PIE), y la Asociación Norteamericana a Favor del Amor entre Hombres y Menores (NAMBLA). y lo peor de todo es que la mayoría de ellos aún siguen funcionando.
Una ferviente actividad política
La inmensa mayoría de estos grupos han abogado por la directa anulación de la edad mínima de consentimiento legal. Pero también han hecho una gran actividad panfletaria con argumentos tan escandalosos como la necesidad de que un adulto inicie sexualmente a un menor. Por ejemplo el grupo británico Intercambio de Información Pedófila – PIE, fundado en octubre de 1974 y que terminó siendo desintegrado en 1984 – realizó fuertes campañas frente al Parlamento a favor de la modificación de las leyes sobre consentimiento sexual – tanto en relaciones heterosexuales como homosexuales -. Pero a su vez el PIE se despachó con una larga serie de publicaciones que tomaban fragmentos de comentarios de especialistas – sexólogos, sicólogos – y las exhibían fuera de contexto, alterando el mensaje original y llevando agua para su molino.
¿Cómo es que nacieron estos grupos?. Tanto el PIE como el NAMBLA tuvieron su origen en los movimientos por la defensa de los derechos gay, ocurridos entre fines de los años 60 y principios de los 70. Mientras que no hay nada malo en el activismo gay por la igualdad de derechos – matrimonio gay, protección contra la discriminación, reconocimiento de derechos civiles similares al concubinato heterosexual, etc. -, los grupos a favor de la pedofilia evolucionaron de las alas más radicales de dichos movimientos. De más está decir que el activismo gay directamente los despreció y los echó de sus filas.
En general las autoridades han sido tolerantes respecto de las agrupaciones pro pedofilia, ya que las han considerado como una “trampa natural” que los mismos perversos se habían puesto. Tanto el PIE como el NAMBLA ha sido infiltrados en numerosas ocasiones por agentes encubiertos, consiguiendo identificar a sus miembros y poniéndolos en listas para la vigilancia de sus actividades. Pero no deja de ser, así mismo, un criterio bizarro: permitir la reunión de pedófilos y la publicación e intercambio de información e ideología es fomentar la pedofilia de manera tácita a través de la inacción. Lo correcto hubiera sido atrapar y enjuiciar a todos sus integrantes.
En algunas ocasiones esa tolerancia vigilada de las autoridades se ha vuelto en su contra. Está comprobado de que en el PIE así como en el NAMBLA no sólo se realizaba tráfico de pornografía infantil, sino que sus miembros intercambiaban “recetas” de cómo atraer menores a sus redes, en especial a través del chat en Internet. Por contra, han surgido grupos radicales como la Fundación Justicia Pervertida (Perverted Justice Foundation, Inc.), cuya misión es reclutar adultos para adiestrarlos en cómo hacerse pasar por chicos de 10 – 15 años en salones de chat, atraer pedófilos, tomar sus datos y denunciarlos a las autoridades. Desde el 2002 Perverted Justice ha logrado identificar a más de 500 pervertidos, cuyas causas se encuentran en la justicia y una gran parte de ellas con sentencias firmes.
Pero esa tolerancia vigilada – y el respeto excesivo por la libertad de expresión en organizaciones cuya filosofía es claramente inmoral – es un arma de doble filo. En el año 2000 el matrimonio de Robert y Barbara Curley demandó a NAMBLA; su hijo Jeffrey fue asaltado sexualmente y asesinado por dos miembros del NAMBLA, y publicaciones de dicha organización fueron encontradas en sus casas. El alegato de los Curley es que el NAMBLA funcionaba como una institución de adiestramiento para pedófilos. Incluso uno de los perpetradores reconoció que había descubierto sus gustos sexuales por los menores gracias a los artículos de las revistas de NAMBLA. Pero el juicio aún sigue y permanece empantanado, debido a que instituciones de defensa de los derechos civiles salieron a abogar por el NAMBLA, aduciendo de que la libertad de expresión de su ideología debe respetarse pero de ningún modo la agrupación fomenta la realización de actos criminales. Como puede verse, es un tristísimo caso en donde prima más la importancia del envase que el contenido.
Conclusiones
Mientras que en algunos casos estos movimientos tuvieron causas válidas de nacimiento, después derivaron en una intelectualizada defensa de lo que es moralmente despreciable. Mas allá de su activismo a favor de la pedofilia, el verdadero punto aquí es cuál es el criterio de tolerancia que debe exhibir la democracia respecto de la libertad de expresión. Todos podemos expresar nuestras ideas, aún cuando sean polémicas o transgresoras; pero cuando esas ideas se basan en la explotación sexual de una relación desbalanceada – como es la de un adulto con un niño o un adolescente – y en la defensa de la misma como si cayera dentro de los límites de la normalidad, es sencillamente despreciable desde todo punto de vista. El punto es que, dichas agrupaciones no defienden un punto de vista polémico sino que en realidad son asociaciones de criminales que fomentan la criminalidad.