Artículos interesantes: análisis de Watchmen, la novela gráfica de Alan Moore y Dave Gibbons

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Watchmen funciona mejor como crítica social y revisionista del mundo del comic, que como aventura gráfica en sí. Su desarrollo está plagado de matices y, por momentos, la densidad de su lectura simbólica termina por apabullar al lector

Artículos interesantes: análisis de Watchmen, la novela gráfica de Alan Moore y Dave Gibbons

Por Alejandro Franco – contáctenos

Mucho se ha hablado de Watchmen, la novela gráfica que vió la luz en 1985 / 1986, fruto de la inspiración de Alan Moore (autor entre otras cosas, de The League of the Extraordinary Gentlemen – que tuvo su reciente versión cinematográfica). Mucho análisis sobre su simbolismo, pero poco se ha dicho sobre la historia en sí.

Watchmen plantea lo que, en el mundo del comic, se conoce como la paradoja Newton. Esto es, historias y universos alternativos, donde hechos que todos conocemos se han desarrollado de un modo diferente. El caso más usado suele ser p.ej. que la segunda guerra mundial hubiera sido ganada por Hitler, pero hay muchos otros casos. La paradoja Newton no es extraña a la historieta ni tampoco a la literatura: Len Deighton desarrolló su novela SS-GB en una Inglaterra ocupada por los nazis, y, sin ir más lejos, alguna de las aventuras de la Liga Extraordinaria (mencionada antes) plantea la existencia de misiles atómicos a fines del siglo XIX. Vale decir, involucrar lo moderno en lo antiguo, o desarrollar mundos donde, como el caso de Watchmen, EE.UU. hubiera ganado la guerra de Vietnam y Nixon fuera prácticamente el eterno presidente de Norteamérica.

Pero Watchmen no se basa solo en estos juegos de la historia; los utiliza como escenario para desarrollar una historia de súper héroes. Pero no tales como conocemos, sino de personas comunes, disfrazadas, que actúan como justicieros anónimos, y que cargan con el lastre de sus acciones, de personalidades conflictuadas, del desprecio de la sociedad. Ayudan a una sociedad que los repudia. En más de un sentido, mucho de los personajes de Watchmen parecen desmembramientos del carácter de Batman. Seres oscuros, obsesivos, problemáticos, actuando en las tinieblas, al borde de la legalidad.

Como son seres humanos comunes, sin mayor poder que su fuerza, inteligencia o capacidad deductiva, son en el fondo una galería de fenómenos actuando en una sociedad enferma. Cuando brillaron en todo su esplendor, fué en la segunda guerra mundial. Pero, llegados los ´80, y con una inminente guerra nuclear con los rusos, los héroes han entrado en decadencia. En primer lugar, una huelga policial sumió al país en el caos, y varios de los Watchmen han reprimido revueltas populares con sangrienta dureza. y en segundo lugar, a raíz de dichos acontecimientos, han sido proscriptos. De todos los héroes conocidos, el único que sobrevive en la legalidad es el único súper héroe con poderes, el Dr. Manhattan, un súper hombre capaz de desmaterializar personas y objetos, de alterar la estructura molecular de las cosas, y que vive bajo la tutela del gobierno americano. “Dios existe y es americano”, y por su capacidad de teletransportar cosas y personas, es la única línea de defensa en caso de un ataque nuclear masivo.

En semejante escenario, con el mundo al borde de la anarquía y de la destrucción, alguien comienza a asesinar a héroes que ahora viven una anónima vida civil. y la historia comienza con la muerte del Comediante, un violento personaje que se representa como un guerrero fascista a las órdenes del gobierno americano. Quien sospecha que la muerte del Comediante no fué accidental es uno de los héroes más cuestionados: el sicópata Rorschach, denominado así por utilizar una máscara con manchas similares a las del test. Rorschach es un asesino de criminales – no tiene términos medios -, y su poder se basa en la extrema violencia. Pronto Rorschach comenzará a alertar a otros ex-miembros del grupo Watchmen: Búho Nocturno (un especialista en electrónica cuyos gadgets son similares a los de Batman), Silk Spectre, Ozymandias ( que se considera el hombre más inteligente del mundo, y que ha construído una corporación basada en el merchandising de sí mismo como héroe)… y al Dr. Manhattan, que aparece como un ente que se encuentra más allá de los valores morales.

En un momento, la investigación pasa de las manos de Rorschach a las de Búho Nocturno y Silk Spectre (cuando Rorschach es atrapado por la policía, interrogando a un viejo ex-enemigo), mientras que el Dr. Manhattan, hastiado de la sociedad y avasallado por conflictos personales, escapa a Marte, con idea de construir su propia civilización.

La historieta es presentada en 12 capítulos, y por momentos, parece excesivamente larga. Cada capítulo se divide en dos: la historieta en sí, presentando parte de la investigación sobre las muertes, y los hechos que se desencadenan, y una segunda sección desarrollada como fragmentos de artículos y libros escritos por o sobre los héroes. Por ejemplo, las memorias del antecesor de Búho Nocturno, o entrevistas a Ozymandias. Estas segundas secciones, al principio, sirven para develar parte de la trama – básicamente la rivalidad interna de caracteres e ideologías que representan cada uno de los héroes -, y en otros, para darle más carnadura a los personajes que no aparecen tanto en el comic.

Es innegable el talento de Moore para trazar las pinceladas de un mundo sombrío y tan particular. No hay optimismo, no hay esperanza. Por otro lado, la visión sobre el mundo de los héroes es descarnada. Muchos han convertido sus patologías en acciones justicieras, buscan expiar pecados por la violencia; y quienes han operado de buena fe, se han visto tan desilusionados que agradecen volver a la vida civil. En el caso del Comediante, es un ser extremo capaz de asesinar a una embarazada vietnamita que le reclama su paternidad. Rorschach es un asesino cuya fuerza / fueria nace en su discriminación. Silk Spectre agradece no usar más un ridículo disfraz, y poder comenzar a buscar de crear una familia. y el Dr. Manhattan es un fenómeno de circo, una bomba atómica ambulante que es obligado a proteger a una sociedad que lo aborrece.

Pero, mientras que la crítica al mundo de los héroes y súper héroes, así como la ambientación creada, es más que acertada por Moore, la trama como historieta de comic en sí es floja. Vale decir, sin las observaciones que hacen los personajes / Moore sobre la sociedad y el universo de defensores, la investigación y los hechos que forman el hilo conductor de Watchmen podrían haberse desarrollado fácilmente en un par de capítulos. Como viaje es fascinante, pero el destino es desilusionante. En este caso, se trata de uno de los héroes (Ozymandias) que ha desarrollado un plan para generar una nueva amenaza (simulada), un tercer enemigo que aparentemente proviene del espacio exterior y que sirve (entre comillas) para re-unir y pacificar a la humanidad (y, mientras, ha ido liquidando a quienes sospechaban del complot). Es simbólico, es cierto, como todo lo de esta historieta, pero es frustrante. Es simplista para el nivel de sofisticación que se desarrolló en los 11 capítulos anteriores. y aunque Watchmen tenga un reconocido pedigree como obra de culto y de valor literario (ha ganado el Premio Hugo (1988), Premio Kirby (1987), Premio Harvey (1988), Premio Eisner (1988) y en diversas categorías), deja la sensación que, como aventura, queda corto frente a los comics a los cuales revisiona. Es innegable su valor como obra, y no es desacertado decir que hay un antes y un después de Watchmen en el mundo del comic. A nivel crítica, como obra cargada de simbolismos, es brillante. Pero a nivel entretenimiento, o como desarrollo de una historia fantástica, su final es abrupto y con rasgos de incoherencia. Las actitudes de una sociedad cínica y violenta así como la fuerza de los hechos que se vienen sucediendo no parecen compatibles con un cambio instantáneo de actitudes frente a un desastre de considerable magnitud. Es posible aventurarse a comparar los hechos del final de Watchmen con los del 11 de setiembre de 2001, y decir que la sociedad amenazada y shockeada puede cambiar su actitud, superada la parálisis inicial. Pero los hechos de las Torres Gemelas han demostrado que lo que puede dispararse es la paranoia y la xenofobia. Quizás la unión a nivel interno de la sociedad, pero el total rechazo a las otras sociedades que pueden transformarse en enemigos potenciales. Norteamérica no ha sido menos violenta (interna o externamente) después del atentado, sino todo lo contrario. Solo ha disparado los peores espantos y fantasmas.

Watchmen está siendo considerado por Hollywood como proyecto cinematográfico. En mi opinión, no es un proyecto taquillero, no es una historia de aventuras. Quizás su mejor formato sea como mini serie, pero su tenor le impide ser popular. Es una obra de especialistas para especialistas, que no desarrolla quizás una gran historia, que no brinda un gran destino pero sí un espléndido viaje.

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