Opinión: ¿Qué es la Inflación?

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Una explicación del hombre común al hombre común sobre el fenómeno que nos atormenta diariamente en la Argentina desde hace décadas.

Opinión: ¿Qué es la Inflación?

Por Alejandro Franco – contáctenos

He aquí un razonamiento simple que le suelo dar a mi nena cuando quiero explicarle qué es la inflación:

Suponé que tenés un dólar. El dólar – como nunca cambio su valor – es tu moneda de respaldo. Luego vos querés tener tu moneda nacional – el peso -. El primer día imprimís un billete de 100 pesos – el único billete que existe en ese momento – y como tenés de respaldo un dólar, los dos billetes valen lo mismo. 100 pesos = un dólar. El dólar no lo gastás, lo tenés guardado porque es el que le da el valor real a los 100 pesos. Un día te comprás un kilo de papas y ese kilo de papas vale $ 100, que es lo mismo que un dólar. ¿Hasta ahí estamos de acuerdo?.

Ahora un día – por H o por B, no importa la causa que fuera – decidiste hacerte el vivo e imprimiste tres billetes de $ 100.- más. En tu mundo tenés 400$ pero no porque hallas juntado / comprado / obtenido tres dólares más; seguís teniendo en la reserva sólo un dólar. Pensás que ahora nadie se va a enterar de tu jugada y que, con los cuatro billetes de 100$ vas a comprar cuatro kilos de papas, ¿verdad?. Pero no es así: porque si tu respaldo sigue siendo un dólar, ahora el dólar cuesta $ 400.-. Y el verdulero lo descubre. Y ahora el kilo de papas va a pasar a costar $ 400.- porque esos billetes “pintados” – los pesos que emitiste de más – sólo siguen teniendo un dólar de respaldo.

Ahora bien: ¿por qué imprimiste mas billetes de 100 pesos?. La razón más común es que con 100 $ no podés pagar todo lo que precisás; porque tenés que comprar mas kilos de papas y no obtenés mas billetes de dólar para respaldar los nuevos billetes de 100$ que querés emitir.

¿Y cómo se obtienen mas billetes de dólar?. Pues vendiendo cosas que producis a otros países, los que te compran y te pagan en dólares. Si vos vendés una vaca y obtenés un dólar, está ok. Pero si querés conseguir 3 dólares más, vas a tener que vender tres vacas más aparte de la que ya vendiste. Pero si no vendés más vacas, el dólar que tenés es el único que te va a quedar en la reserva, tu país no va a ganar dinero y cuando siga imprimiendo pesos, el kilo de papas va a costar cada vez más. ¿Cuánto dinero circula ahora? ¿Imprimiste 10 billetes de $ 100 más?. Bueno; entonces en tu país ahora hay 14 billetes de $ 100 circulando y el único respaldo que tienen es un dólar. Entonces ahora un kilo de papas va a costar… ¡$1.400.-!.

¿Y si sabés que estás haciendo las cosas mal, por qué seguís haciéndolas?. Porque tenés gastos que pagar todos los meses y no conseguís mas dólares para guardar en tu reserva. Ya sea que pediste un préstamo de dinero y tenés que devolverlo, ya sea que están los intereses de ese préstamo, porque hay sueldos que abonar, luz, gas, teléfono, agua, etc. Entonces se entra en una espiral en donde imprimís más rápido y seguido que lo que podés conseguir dólares vendiendo afuera.

La explicación es simple: los gobiernos mienten. Si no querés emitir mas – y seguir cayendo en la espiral inflacionaria – tenés dos alternativas: vender más o recortar gastos. Porque el único responsable de la inflación fue, es y siempre seguirá siendo el gobierno. Ellos son los que manejan la Casa de la Moneda. El gobierno es el que da la orden de imprimir. Pero desde hace décadas los gobiernos (sin importar el signo político) quieren imponer la idea que el verdulero que aumenta el precio del kilo de papas es el generador de inflación cuando la realidad es que la impresión – de cantidades salvajes de billetes sin el respaldo económico suficiente – la realiza el Estado.

La primera pregunta sería: ¿Y por qué no vendemos mas?. Simplemente porque no podemos, porque tenemos un límite de cosas para vender. Si la Argentina tiene un modelo agroexportador, eso significa que vamos a vender vacas y verduras (y derivados de ellos) pero no tenemos otra oferta. Eso puede dejar buen dinero (aunque la ganancia por unidad no sea necesariamente un disparate) pero no alcanza en el mundo moderno. Cuando un país tiene ganancias, debe invertir en diversificarse para vender otros productos que le den mayor ganancia por unidad. No podés ser agroexportador toda tu vida y las razones de ello son numerosas. Vos vendés cuero a 1 dólar al país X y el país X luego te vende 10 pares de zapatos (hechos con el cuero que les vendiste) a u$s 10.-, vas a pérdida (cosa curiosa, es lo mismo que pasaba acá cuando éramos colonia española y España nos obligaba a comprarle los productos que hacían con nuestra materia prima). O cuando quieras comprar algo que no podés fabricar (porque te faltan los materiales, la tecnología, etc), como es el caso de computadoras, celulares, etc. Siempre, en el intercambio comercial, vas a ir a pérdida: vos vendés cosas baratas, el resto te vende cosas mas caras o con más ganancia por unidad. Y ahí se suma otro factor que es, cuando tenés pérdidas – por que comprás más de lo que vendés -, vas a tener que pedir dólares prestados afuera.

Si uno compara a Argentina con Brasil – otro país del Tercer Mundo que podría haberse quedado en el modelo agroexportador toda la vida ya que tiene mucho mas territorio que Argentina -, las diferencias son brutales y están dadas por la mala administración de todos los gobiernos que han pasado desde los años 40 hasta ahora – porque en los años 40 la Segunda Guerra Mundial hizo tabla rasa con casi todo el globo, destruyendo los países del Primer Mundo, haciendo que nuestro país le vendiera alimentos a casi todo el planeta, y las diferencias tecnológicas no eran tantas: bastaba usar esas ganancias excepcionales para invertir en industrias: fabricando nuestros propios motores y autos, nuestros propios televisores y radios, nuestra propia maquinaria pesada -. Pero no hubo nada de esa inversión: importamos sobrantes de guerra y con eso fabricamos los primeros coches de producción nacional, hechos con materiales descartables o poco seguros (usando fibra de vidrio en vez de metal), en pocas cantidades, de manera poco competitiva y usando motores usados o comprados a precio de ganga. Mientras que Brasil diseña sus propios aviones, tiene sus propias fábricas de armas, es capaz de fabricar iPhones, tiene coches de fabricación 100% nacional (y en varios casos, de diseño nacional), y posee una mayor galería de productos para vender al exterior, acá solo vendemos vacas y verduras. Podemos producir cosas simples para exportar – estufas, cocinas – porque carecen de tecnología. La dichosa existencia de Tierra del Fuego ha quedado desvirtuada – se fabrica poco y nada, se dedican a ensamblar kits chinos sin ningún aporte nacional (a excepción de la caja de cartón y el tergopol) y después le ponen la etiqueta mentirosa de “fabricado en Tierra del Fuego” -. Si un auto nacional usa una computadora a bordo, debe ser importada de otro lado.

Entonces la segunda pregunta (u opción) sería: ¡deberíamos gastar menos!. Pero eso es otro imposible, al menos en el corto y mediano plazo. Para no emitir a lo loco el Estado se endeuda en pesos emitiendo bonos – absorbiendo pesos del mercado financiero – pero ese dinero no sólo lo tiene que devolver sino que además debe pagar intereses por ello. La cantidad de bonos emitidos es brutal. El Estado – y los gobiernos provinciales – camuflan la desocupación con el empleo público, el cual no genera ganancia alguna (es decir, no trabajan en alguna fábrica o alguna actividad que genere productos). Nadie quiere reducir el exceso de empleados públicos – a nivel nacional o provincial – porque no es una medida popular y porque los gobiernos / partidos políticos solo trabajan para eternizarse en el poder de una u otra forma (con lo cual el empleo público se transforma en clientelismo político). ¿Cómo le vas a pedir a la gente que despediste que te vote?. Hay montones de cosas desvirtuadas – subsidios por todos lados para mantener precios bajos o razonables a servicios que, si bien son necesarios, con el tiempo terminan devorando los recursos del Estado de manera progresiva -. Nadie quiere recortar gastos, nadie quiere hacer mas eficiente el Estado. La Historia Argentina muestra que hubo oportunidades de sobra para poner las cosas en orden – desde el Plan Austral hasta la Convertibilidad y luego el recupero de la crisis del año 2001 – pero desaprovecharon la ocasión: cuando hubo ahorro y ganancias se dilapidó o no se hizo el ajuste necesario hasta el hueso. No se diversificaron las industrias – y las que hay están siendo acribilladas por toneladas de impuestos -, no se recortó el gasto sino que se aumentó, ni siquiera los sueldos le alcanzan a la gente y hoy nos encontramos en una situación explosiva – peor que la del 2001 o que la hiperinflación de los años 80s -, simplemente porque las opciones que quedan son brutales y precisan un enorme respaldo popular y político… el cual, en este momento, resulta imposible de conseguir.

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