Cine, TV, Video: crítica de Los 4 Fantasticos (The Fantastic Four) 2005

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Como suele suceder en Hollywood, priman los efectos especiales sobre los guiones. y en este caso, tiene tanta chatura como el de un piloto de serie de TV

Por Alejandro Franco – contáctenos

Director: Tim Story; Intérpretes: Ioan Gruffudd, Michael Chiklis, Jessica Alba, Chris Evans, Julian McMahon, Kerry Washington

Era previsible que, de la última tanda de films sobre superhéroes, alguno saliera fallado.

Y eso es lo que pasa con Los Cuatro Fantásticos: un desarrollo chato, más propio de un comic clase B que de un film clase A.

Por ejemplo, el desarrollo de los personajes. No hay tridimensionalidad en los mismos, son pura rutina. A excepción de Ben Grimm (La Cosa, un hombre transformado en una mole impenetrable de roca, interpretado por Michael Chiklis de la serie The Shield), ninguno exhibe rasgos de humanidad, personalidad, o alguna complicación de sus vidas normales después de recibir sus superpoderes en el accidente de su nave espacial. Nada de eso: todos parecen disfrutar de sus chiches nuevos.

O hablando de villanos … flojos, tipos caprichosos en caros disfraces. Considerando que el Dr. Doom es uno de los más grandes villanos de la Marvel (la editora de comics que publica Los Cuatro Fantásticos, Spiderman, Hulk, etc., y en varios de los cuales ha aparecido Doom debido a su popularidad), la interpretación de Julian Mc Mahon es, cuando mucho, blanda.

En Argentina no hay una tradición generalizada del comic como puede suceder en otros países. De hecho, Los Cuatro Fantásticos fueron conocidos en nuestro público gracias a una vieja serie animada que fué bastante popular. Pero nunca alcanzó gran difusión, y si bien son más viejos que los X-Men, estos últimos terminaron devorándolos, viviendo a la sombra en estos últimos años. Posiblemente porque X-Men era un comic más maduro y adulto, había un mayor desarrollo de la sicología de sus personajes. Quienes nos gusta de la fantasía, sabemos que no basta solo combatir al villano de turno de la semana que quiere destruir al universo; los personajes deben interesarnos, hacernos poner a favor o en contra, no ser personajes anodinos, rutinarios o sin defecto. Ese siempre fué el principal problema de la competidora de Marvel, DC Comics, con – por ejemplo – Superman. Darle humanidad a superhombres, acercarlos a nosotros.

Pero aquí la historia es muy lineal, sin conflicto… y plena de diálogos bobos. Además de ir muy lento en desarrollo. Por supuesto, está la historia de Reed Richards (Ioan Gruffudd) y su compañero de universidad Ben Grimm (Michael Chiklis), quienes se aproximan al billonario Victor Von Doom (Julian Mc Mahon) para financiar la construcción y lanzamiento de una nave espacial, destinada a estudiar el efecto de los rayos cósmicos sobre los seres vivientes. Al proyecto se suma Sue Storm (Jessica Alba) – alguna vez, novia de Richards – , y su hermano, Johnny Storm (Chris Evans). Por supuesto, las cosas saldrán mal, y como resultado del accidentado viaje, descubrirán que tienen súper poderes: Richards es ahora el hombre elástico, Grimm es una mole de piedra andante, Sue se podrá volver invisible (y maneja un escudo de fuerza), y Johnny se volverá la antorcha humana. y Doom saldrá terriblemente quemado, debiendo refugiarse en una armadura estilo Darth Vader.

Alba y Mc Mahon hacen terribles interpretaciones de sus personajes. No balancea las buenas interpretaciones de Gruffudd y Evans, y la sobresaliente actuación de Chiklis como La Cosa. Es él el que brilla en el ensamble, haciendo las veces de un Wolverine (de X-Men) deformado. Es una persona trastornada por sus cambios físicos, pero dotado de gran carisma, y que vive una historia de amor platónica con una chica ciega que conoce.

Para quienes nos gustan los superhéroes, es un film débil. Por supuesto, supera a la versión Rogercormaniana de 1994… en presupuesto pero no mucho más en ideas (lea nuestra crítica de esta rara versión nunca estrenada, haciendo click aqui). Otro director hubiera hecho otras cosas con este material, pero con Tim Story… es pura rutina casi televisiva.