Cine, TV, Video: crítica: Mala Educación (Bad Education) (2019)

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Hugh Jackman y Allison Janney protagonizan esta comedia negra donde las apariencias y el snobismo importan mas que la honestidad en una de los mas prestigiosas escuelas de Estados Unidos.

Cine, TV, Video: crítica: Mala Educación (Bad Education) (2019)

Por Alejandro Franco – contáctenos

4/5: muy buenaBad Education no es – como pareciera ser – un filme sobre el sonado caso de corrupción en donde estrellas de Hollywood y ricachones pagaron jugosos sobornos a escuelas de élite para que admitieran a sus hijos no tan brillantes en sus prestigiosas aulas, sino un caso de desfalco con tintes moralistas. El director de la escuela de Roslyn – un prolijo y eternamente carismático Hugh Jackman – ha llevado a la institución a ser una de las mas prestigiosas de Estados Unidos – sus graduados posee una enorme grado de aceptación en las mejores universidades del país, y figura cuarta en el ranking de excelencia a nivel nacional -, con lo cual todo hace presumir que la organización va sobre ruedas con una intachable eficiencia. Entra a jugar la torpeza del hijo de la vice directora – Allison Janney, cómica y cínica como siempre -, quien usa la tarjeta de crédito corporativa de la escuela para comprar miles de dólares en herramientas y materiales de refacción… aunque dicho gasto no está atachado a ninguna obra específica en la institución y ni siquiera haya un contrato o licitación previos. Por conocido de conocido llega la voz del gasto inusual al presidente de la junta directiva (Ray Romano), que no solo descubre el lío sino que, cuando organiza una auditoría, se topa con que la Janney ha estado haciendo esto desde hace años y por un monto redondeado de 250.000 dólares. Muerto el perro, terminada la rabia, y el director que compone Jackman le propone una salida diplomática a la Janney: reponer el dinero, renunciar al puesto y firmar un acuerdo de confidencialidad con tal de no dañar la reputación de la escuela. Pero la solución expeditiva solo es la punta del iceberg, porque la Janney tiene una red de firmas fantasmas que figuran como contratistas de la escuela y, lo que es peor, está el jugoso proyecto de un sistema de puente aéreo para comunicar todos los edificios del campus… algo que costaría 8 millones de dólares y que la chica que trabaja para el periódico de la escuela (Geraldine Viswanathan, siempre exudando inteligencia y con un gran futuro por delante) comenzó a investigar. No pasará mucho tiempo antes de ver que la Janney no solo tenía las garras aferradas al proyecto con sus empresas fantasmas sino que el mismo director tendrá algún que otro sospechoso enjuague vinculado al mismo.

Mientras que el personaje de la Janney es la típica garrapata corrupta que se prende a los fondos de una organización metiendo a toda su familia en sus enjuagues – y dotada de tal impunidad que hasta permite que su sobrina le compre a su hija una costosa consola con la tarjeta de crédito corporativa de la escuela -, el detalle fascinante pasa por el director que compone Jackman. En sí, no es un chanta como la Janney sino un individuo comprometido con su carrera, un hacedor de pro hombres que siempre encuentra el medio mas didáctico para inculcarles ideas y voluntad de independencia y creatividad. El problema con Jackman es que el tipo vive una doble y hasta una triple vida – a todo el mundo le dice que es viudo mientras que mantiene una pareja gay desde hace 33 años y ahora tiene un amorío con uno de sus ex estudiantes -, y está convencido que sus enormes logros académicos deben ser recompensados como corresponde, razón por la cual usa la tarjeta de crédito corporativa de manera discrecional. Pero sus gastos no son mínimos: el tipo pasa una empresa fantasma a nombre de su esposo, responsable por la impresión de cuadernillos didácticos, por nada menos que u$s 800.000.- , y que son los fondos que usa para comprar el departamento de Nueva York donde conviven los fines de semana. Los gastos disparatados se acumulan mientras la chica del periódico descubre que la licitación del sistema de puente aéreo está infestada de empresas inexistentes. y la bomba no tarda en explotar, en donde los argumentos de Jackman no alcanzan para silenciar – esta vez, respecto de él – a la junta directiva.

A diferencia de otros corruptos, el personaje de Jackman es un cruzado y, aún en los peores momentos, está convencido de que merece una medalla por todos sus logros y que los gastos extras lo ameritan de sobra. Pero en si es un individuo en crisis, en donde la mentira que compra – la recompensa por el esfuerzo académico y el grado de eficiencia obtenido a nivel institucional – empieza a quedarse corta desde el momento que se involucra con un ex estudiante. Oh, si, pasa a ser otro tipo que saca plata para vivir la gran vida con su nuevo amante. Ya no es el premio al esfuerzo, es una crisis de edad – por eso el fetichismo por los trajes caros y las cirugías costosas para verse siempre joven y elegante – y la espiral de gastos se ha salido de madre. Ya no hablamos de cientos de miles sino de millones.

Bad Education es un filme sólido por las perfomances. Allison Janney está excelente como de costumbre, pero el que descolla es Jackman, lejos de su zona de confort. Jackman es un actor todo terreno pero acá se anima por primera vez a jugar con su real edad – la otra oportunidad fue Logan pero ello era una fantasía – y con la crisis que conlleva verse viejo y no ser reconocido. El que su personaje sea gay es un detalle anecdótico – Jackman se calza con facilidad las ropas del personaje – pero habla de su obsesión por las apariencias. y su caída solo representa el último escaño de su decadencia, en donde su mente se debate entre la dura realidad de los juicios y la fantasía del reconocimiento a nivel académico… un logro que él obtuvo, sin lugar a dudas, pero que él mismo se encargó de torpedear.