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Un cuarto, una hora, un interrogatorio, un thriller sicológico. No siempre acierta pero el clima de suspenso está y, salvo la edición española, el resto es muy recomendable.
Por Alejandro Franco – contáctenos
Criminal: España (3/5) / Criminal: Francia (4/5) / Criminal: Alemania (4/5) / Criminal: UK (5/5)
He aquí una idea cuasi hitchcockiana: un grupo de investigadores dispone de 24 horas para interrogar a un sospechoso, so pena de perder el momentum y dejar que el acusado fabrique pruebas, se escape o arme una estrategia de defensa exitosa. Básicamente es gente hablando en un cuarto, develando misterios con la palabra y forzando una revelación impactante en donde nada es lo que parece. El formato de la serie se compone de tres capítulos de aproximadamente 50 minutos cada uno, y hay cuatro ediciones (española, francesa, inglesa, alemana) contando con valores locales en actuación, libreto y dirección… aunque todos usando el mismo escenario. ¿Es efectivo el formato?. Mucho, diría que es atrapante. ¿La calidad es pareja?. Pues no, en especial con la versión española en donde los libretistas le prestan mas atención a los culebrones detrás de bambalinas (Emma Suarez, jefa y Milf apetecible, enroscada con un oficial 20 años menor; y, por lo visto, no es el único pebete que se ha comido) y a los localismos como para que los diálogos se vean naturales; pero sus historias son mas flojas y, en especial, hay errores gruesos de casting que arruinan la experiencia. Poner por ejemplo a Carmen Machi como femme fatale raya en lo ridículo, en especial porque su capítulo trata de una cincuentona devora hombres cuyo último amante ha desaparecido… pero ha dejado rastros de sangre en la casa. Por mas que la Machi sea una excelsa actriz, no le da el Physique Du Rol para hacerse la Sharon Stone.
Cada equipo cuenta con su propio staff de actores y libretistas que usan el formato diseñado por Jim Field Smith y George Kay, creadores de la serie. La versión alemana y la francesa son sólidas – en la germana percibimos a Oliver Hirschbiegel, a quien descubrimos luego de su fallido paso por Hollywood después de Invasión (2007), y lejos de ese hito que fue El Hundimiento (2004) -, y en general las historias de fondo giran alrededor de las jefas del equipo – la devora hombres española, la emabarazada alemana, la joven e inexperta francesa, la soberbia inglesa – y sus choques con el resto de los miembros. Casi siempre las descalifican hasta que pasan al llano – la sala de interrogación – y ahí demuestran el por qué llegaron a semejante cargo.
Hay capítulos apasionantes, y los mas destacados son los de la versión inglesa. Un David Tennant indiferente frente a la acusación de haber matado a su hijastra – con quien habría tenido relaciones -; una vulgar y deshecha Hayley Atwell (por favor, que alguien le diga a esta mujer que pare con la dieta; la novia del Capitán América se ve horrenda en primerísimo plano) con versiones contradictorias sobre la muerte de su cuñado; y el mas interesante, el chofer ingenuo al cual los policías lo aprietan porque dejó abandonado un camión en algún lado de Inglaterra al enterarse de que lo iban a parar… y que transportaba inmigrantes árabes ilegales. Uno puede ver la diferencia entre versiones, entre directores acostumbrados al suspenso y los que no (la versión española, again); y el regodeo en la semántica entre gente culta y adversarios formidables, muchos de los cuales terminan siendo víctimas con apariencia dura para esconder un secreto que los avergüenza. En la versión alemana se destaca Claudia – la amante de un asesino serial que debe develar el paradero de su primera víctima a una madre que está a punto de morirse y que desea enterrar a su hija antes de partir – y Jochen, con un cadáver desenterrado después de varias décadas y un secreto vinculado a la reunificación alemana. En la versión francesa, la veterana arquitecta Caroline, acosada por un crimen ocurrido en una de sus obras; y en la versión española Carmen, la chica depresiva a cargo de su hermana autista la cual ha aparecido ahogada en la bañera de su casa.
Criminal es una gran serie, una realmente atrapante. Como primer intento está muy bien, pero es obvio que se precisan ajustes para la segunda temporada sobre todo con el tema de los chusmeríos internos. Es cierto que a veces la lógica cruje – estos agentes parecen interrogadores de una dictadura y dos por tres le niegan los derechos a los acusados, aún frente a sus propios abogados – pero las revelaciones son en general geniales, y valen la pena la omisión de los detalles. Una tira definitivamente recomendable.