Cine, TV, Video: crítica: Emboscada Final (The Highwaymen) (2019)

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Un relato alternativo sobre la leyenda de Bonnie & Clyde – los míticos ladrones rurales de bancos que asolaron Norteamérica en la década del 30 -, producida por Netflix y refrendada por sólidas actuaciones.

Cine, TV, Video: crítica: Emboscada Final (The Highwaymen) (2019)

Por Alejandro Franco – contáctenos

calificación: 4/5 - muy buenoSe non é vero, é ben trovato.

La comunidad crítica tiene un amplio prejuicio contra Netflix. Si bien es cierto que sus primeros productos dejaron mucho que desear, en los últimos tiempos el nivel de sus filmes hechos en casa se ha elevado de manera exponencial (en cambio Netflix siempre ha sido mucho mas sólido y parejo con la producción de series). No hay tantas obras de autor auto indulgentes. Con Roma y Bird Box se anotaron un par de porotos y la racha siguió con No Es Romántico? y Triple Frontera. Ahora llega este relato basado en la leyenda de Bonnie & Clyde, los míticos ladrones de bancos que tuvieron un versión definitiva en el filme de 1967 de Arthur Penn con Warren Beatty y Faye Dunaway. Lo primero que hicieron los críticos fue salir a pegarle como si esto fuera una remake, cuando en realidad es la misma historia contada desde el punto de vista de los oficiales que persiguieron y emboscaron al renombrado dúo de sicópatas. No es “el” superfilme pero es uno con gran fotografía, excelente clima, buenos diálogos y grandes perfomances… aunque se ciña a la cacería y no profundice demasiado en la conciencia de estos brutales agentes de la ley.

Lo primero que hay que señalar es que Kevin Coster y Woody Harrelson no componen a dos prolijos oficiales del FBI, sino que son dos ex Rangers contratados furtivamente por la gobernación de Texas para que cace y mate a una pareja de peligrosísimos criminales que no dudan en salir a los tiros de cada uno de sus golpes. Como un curioso caso de “la historia anticipando a la historia“, el hecho de que sean asesinos no mitiga el fenómeno de que sean considerados héroes a nivel popular, un engendro sociológico que sólo es entendible desde el punto de vista de que Estados Unidos aún estaba sumida en la depresión post crack de Wall Street de 1929 y de que el hecho de robar a los bancos – estafadores corporativos que se apropiaban de los bienes de los desempleados – era considerado un acto de justicia. Pero Bonnie & Clyde eran sanguinarios y a pesar de su aspecto inofensivo – parecían dos adolescentes de aspecto frágil, escasa estatura y mirada inocente -, mataban sin piedad a cuanto oficial de la ley se les cruzara en el camino. Entran en escena – después de años y años de rastreo infructuoso – Frank Hamer y Maney Gault, dos ex miembros de los disueltos Texas Rangers, una cuadrilla de agentes caracterizada por la violencia de sus métodos. Hamer y Gault en realidad no son mas que asesinos a sueldo, tipos a los que no les interesa llevar a nadie a ningún juicio, especialmente cuando el rastro de sangre es enorme y el tendal de cadáveres se acumula día a día. Con paciencia infinita, durmiendo en el coche, pasando días y días en viaje, cargando un arsenal formidable, Hamer y Gault rastrean cada pista posible de la dupla de asesinos y en un momento llegan a pisarle los talones… lástima que, cuando obtienen noticias de su paradero al día siguiente, Bonnie & Clyde ya pusieron 700 kilometros de distancia con sus perseguidores.

Mientras que el proceso policial es apasionante, hay raptos fugaces de la personalidad de estos dos hombres. Uno, un tipo de paciencia infinita y violencia mayúscula contenida, casado con una ricachona y convencido de que sólo hay soluciones expeditivas con los criminales. El otro, un borrachín sumido en la quiebra, el cual cree en la justicia y solo cree en el asesinato justificado cuando todos los recursos de negociación se han agotado. Verlos rumiar juntos a Costner y Harrelson es un placer, especialmente porque Costner se ha vuelto un gran actor con el paso de los años y esta versión es la antítesis de su inocente y pulcro Elliott Ness de la memorable Los Intocables de 1987.

Es posible que haya deslices históricos en la trama – como Bonnie asesinando policías o algunas costumbres personales de los pandilleros – pero, aún con ello, está el placer del viaje con dos personajes apasionantes unidos en una cruzada que sólo les hace revivir viejos tiempos y que tiene mas riesgos que ganancias. Como sea, la efectividad de la dupla sirvió para revivir a los Texas Rangers como cuerpo de oficiales de justicia, probando quizás el punto de Costner de que un grupo de vigilantes incorruptibles es lo único que puede hacer cumplir la ley en una era donde la violencia impera y la policía resulta insuficiente para contener a los criminales mas sanguinarios de la historia.