Cine, TV, Video: crítica: Spenser: Confidencial (2020)

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Es una sobreproducida peli pochoclera de cable, pero Wahlberg, Duke y Arkin zafan y entretienen con lo justo.

Cine, TV, Video: crítica: Spenser: Confidencial (2020)

Por Alejandro Franco – contáctenos

calificación: 3/5 - buenoPasable, entretenida y poco consistente: ésa es una buena definición de Spenser: Confidencial, un producto exclusivo para Netflix generado por la dupla de Mark Wahlberg y Peter Berg (en la quinta oportunidad en que trabajan juntos). No es exactamente la remake de la serie de Robert Urich (que no alcancé a ver en su momento y que tampoco fue el super suceso), sino una adaptación algo libre de un título de la serie de novelas creadas por Robert B. Parker sobre el mismo personaje.

He aquí otro ex policía devenido investigador privado. Claro que no lo contrata nadie, él solito se mete en el bardo ya que recién salió de la cárcel después de cinco años por haber agredido al déspota de su antiguo jefe, un tipo despreciable que tenía como hobby cascar a su mujer. Ahora el jefe se murió (y muy mal, lo rebanaron en fetas con machetes en un estacionamiento) y él es el principal sospechoso. Para colmo hay otro poli muy joven que él conoce y al cual le tiraron el fardo, no sin antes suicidarlo. Spenser sospecha conspiración y mete sus narices en el asunto, contando con la voluntariosa colaboración de un moreno enorme (Winston Duke, lo mejor de la pelicula) que odia ver como le encajan a los polis negros la culpa de los negocios sucios de los blancos.

Spenser: Confidencial es, desde ya, una película de Netflix. Eso significa que, por más dinero que se vea en la pantalla, la calidad final del script deja que desear y nunca podría haberse transformado en una cinta para estrenar en el cine. Son como glorificadas películas para cable, y acá el asunto pasa por el libreto del delirante Brian Helgeland, el cual tiene la mala costumbre de despacharse con ridiculeces como para dejar su propia marca en la historia (me acuerdo de la atroz Payback que destrozaba ese brillante original que fue A Quemarropa, 1967, con Lee Marvin; la anacrónica A Knight’s Tale; Cirque Du Freak… y la lista de ignominias sigue). Acá Helgeland no explica quién corno es el personaje que interpreta Alan Arkin y que le tiene una paciencia suprema a Wahlberg, ni qué pomo tiene que ver Hawk / Duke en todo este enredo en que terminan todos viviendo en la misma casa. Hay escenas en donde Wahlberg puede cargarse a una tonelada de sicarios latinos armados con machetes y otra en donde no puede con cuatro polis blancos que lo acorralan en un baño. ¿Por qué?. No se sabe, nadie contesta. Hay momentos en que pareciera que al libreto le arrancaron un par de páginas para apurar la conclusión (o pedazos enteros que quedaron en la sala de edición) e, incluso, cuando se revela la naturaleza de la conspiración, tampoco suena muy coherente al ver quién es el que maneja todo esto. Berg encima embarra las cosas al ponerle una novia a Wahlberg, la cual es un cliché andante, un invento del libreto para poner unas faldas en escena y que haga malos chistes en una trama bastante anónima. y aunque Iliza Shlesinger es una genial comediante de stand up, como actriz es horrible y lo suyo es tan descolgado que es como si a la comediante la hubieran visto merodeando por el set y le hubieran escrito unas lineas sobre el momento para que pase un rato frente a las cámaras y las dispare sin demasiada convicción.

Spenser: Confidencial es entretenimiento ok. Hay patinadas y agujeros del libreto pero el ritmo es potable y te deja pasar el rato. Por supuesto todo esto mismo hubiera dado mejores rendimientos por dolar invertido si hubieran puesto a alguien mejor en el libreto, al menos mejor que el fumado Helgeland, para el cual la coherencia de la historia y la tridimensionalidad de los personajes terminan resultando detalles menores en sus arrebatos de volada imaginación.