Cine, TV, Video: crítica: The Prom (2020) por Netflix

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Todos cantan como los dioses y el tema del filme es emotivo… pero la banalidad de los cuatro personajes principales – sumado a discutibles decisiones de casting – torpedean las intenciones de la obra.

Cine, TV, Video: crítica: The Prom (2020)

Por Alejandro Franco – contáctenos

calificación: 3/5 - buenoLas comedias románticas gay están de moda y, en el caso que nos ocupa, se trata de un musical. Encima uno con pedigree, de esos que fueron exitazos en Broadway y que fue adaptado a la pantalla grande por Netflix sin poner reparo en los gastos. Para mi el musical es un género sobrevalorado hasta el hartazgo – es lo que los yanquis creen que es verdadero arte, y en realidad es lujo barato de la misma calidad que los casinos de Las Vegas -. Para ser un musical de valía debe tener toneladas de canciones pegadizas, letras inteligentes y, sobre todo, buenos personajes y gran desarrollo dramático. Saquen a Cantando Bajo la Lluvia El Violinista en el Tejado y La Novicia Rebelde y verán que el resto es eminentemente olvidable, salvo por uno o dos hits de la banda sonora (que es el vicio habitual de Andrew Lloyd Webber, y que construye el resto de las canciones de la obra como variaciones del único jingle que se le ocurrió).

Si uno criticaba a Happiest Season como una comedia romántica gay cargada de banalidades que desvirtuaban el peso dramático de la obra, el problema con The Prom es que apunta a tocar con mayor profundidad temas sensibles sobre la identidad gay… y termina licuándolos con personajes superficiales que son ajenos al verdadero drama de la protagonista. Que cuatro estrellas de Broadway en decadencia vayan a apoyar una cause célèbre por el solo hecho de ser trending topic en las redes sociales y recuperar su popularidad me parece atroz, y aunque haya talentos de la talla de Meryl Streep y Nicole Kidman en el elenco, no pueden redimir lo egocéntrico de estos personajes que hacen pose mas que poner el corazón en el tema. Claro, en el camino hay un proceso de redescubrimiento pero uno que no suena muy sincero, especialmente cuando la Streep retacea sus millones para montar un nuevo baile de secundario para la damnificada de turno. Eso sin contar que el romance entre Streep (gran actriz, se canta todo pero se le notan los setenta) con Keegan-Michael Key que es 20 años menor suena espeluznante.

Estos cuatro descubren que en un pueblito de Indiana a una chica lesbiana no la dejan ir al baile de graduación con su novia (que, encima, es la enclosetada hija de la Presidenta de Comisión de Madres) y deciden hacer bardo para apoyarla. La Kidman y Andrew Rannells van de damas de compañía, no ofenden demasiado ya que lo suyo es dar un par de buenos consejos y hacer un par de buenos números musicales, pero el grueso de la obra recae en los hombros de la Streep, James Corden y la novata Jo Ellen Pellman. Claro, tienen voces de oro (la Pellman tiene un gran futuro sin lugar a dudas) pero todo esto tiene un tufillo a falso que apesta, esencialmente porque los cuatro citadinos se la pasan criticando las limitaciones de los lujos del pueblo al que llegaron en vez de interesarse realmente en el drama de la piba a la que le impiden ir a bailar con su novia.

Si bien los números musicales (la mayoría, olvidables) tienen una gran energía, hay un par de malas decisiones artísticas que realmente torpedean el libreto. Poner a la morena Kerry Washington con la “villana” de turno es una decisión que atrasa (¿por qué no poner a la Kidman en el rol y no entrar en el terreno de la polémica: ¿precisamente es una afro americana la que discrimina gente gay?). Cuando las cosas se solucionan, todo el pensamiento talibánico de la Washington se desintegra de una escena para la otra sin que medie una profunda disculpa hacia la Pellman. El otro problema es James Corden. Yo no tengo problemas con gente heterosexual haciendo de gays y viceversa (¿qué tendriamos que decir de Neil Patrick Harris haciendo de mujeriego empedernido en Cómo Conocí a tu Madre?) pero acá el personaje de Corden tiene una profunda historia de vida qué contar (la discriminación en su propio baile de graduación; sus padres que no lo aceptaron y se tuvo que marchar de la casa en plena adolescencia) que es realmente el caso donde precisas un actor gay para traslucir todo el dolor de semejante proceso de manera catártica y en donde a Corden no le dan los músculos emocionales (acá precisábamos de vuelta a un Daniel Levy para emocionar hasta las lágrimas a la platea). Para colmo ver a Tracey Ullman con una mala peluca haciendo de madre de Corden raya en lo ridículo.

Lo cual es un drama porque The Prom tenía las condiciones para convertirse en algo memorable. Cuando la historia se centra en Pellman, es profundamente emotiva (especialmente cuando hace un llamado espontáneo por internet a que chicos gay la acompañen en su propio baile de graduación). Como decía en la review de Happiest Season, una comedia romántica gay precisa tener los quilates dramáticos de ¿Sabés Quién Viene Hoy a Cenar?, esa comedia inolvidable donde Spencer Tracy debía aceptar que su hija se había enamorado de un afro americano. Es decir una comedia con emociones, donde el protagonista pasa por un largo proceso de aceptación porque la realidad es mas fuerte que sus supuestos tabúes, con profundos discursos realistas sobre la discriminación y el conservadurismo… que The Prom atina a escupir a través de la boca de Kerry Washington en apenas dos miserables minutos antes de los títulos finales.

The Prom es dispar. Oh, si, es entretenida. Además de la Pellman el otro que se luce es Keegan-Michael Key, que está medido y es profundamente honesto – le toca una fantástica canción sobre lo fabuloso que es ir al teatro y participar de toda esa fantasía que es el mundo de las comedias musicales que está entre lo mejor del filme -. El resto canta y baila con todas las de la ley… pero diluyen el peso del drama en toda esa locura de fuegos artificiales, amén de que su supuesta redención (de tanta banalidad y egocentrismo) es, como mucho, tibia y artificial. Aunque fuera una obra de teatro establecida e intocable el libreto tenía que meter cuchillo con el cuarteto principal para hacerlos mas humanos, y corregir un par de decisiones de casting que desentonan feo en lo que debería ser un musical pasatista con un mensaje políticamente correcto.

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