Criptomonedas: Criptocrisis II: con FTX y BlockFi caídos, el efecto dominó ha comenzado

Volver al Indice – artículos sobre Criptomonedas y Minería

Las criptofinancieras no aprenden y repiten sus viejos errores; en este caso respaldar aire… con mas aire, en vez de comprar activos corrientes del mundo real.

Criptomonedas: Criptocrisis II: con FTX y BlockFi caídos, el efecto dominó ha comenzado

Por Alejandro Franco – contáctenos

Con el hundimiento de las criptofinancieras FTX y BlockFi, de un día para otro billones de dólares han desaparecido de la faz de la Tierra. ¿Cómo es eso posible?. La explicación es simple: se trata de otro capítulo mas en la ficción económica conocida como el fenómeno de las criptomonedas las cuales – a pesar de una seguidilla de hundimientos y fracasos ocurridos en apenas unos meses – es incapaz de corregir sus vicios y el rumbo (fallido) de sus negocios.

Apelando a ejemplos del mundo real, a FTX y BlockFi las afectó una crisis de confianza – esto ha ocurrido otras veces con bancos reconocidos, en donde los clientes dejan de creer en la versatilidad de la institución y salen en masa a retirar sus ahorros -. Como es lógico el banco no tiene todo el dinero encima: una parte lo tiene ahorrado, otra parte lo tiene invertido / prestado y hay un grueso de incobrables / negocios fallidos que se van compensando sobre la marcha con las ganancias de otros giros de negocios (o, eventualmente, son vendidos a terceros por una fracción del valor original). Si todo el mundo aparece al mismo tiempo a reclamar su dinero, el banco es incapaz de liquidar todos los activos para cubrir todos los pagos y termina por quebrar: o queda gente sin cobrar o todos cobran una fracción del valor que tenían depositado. Pero, aún con ello, el banco cuenta con activos como para compensar – siquiera parcialmente – las pérdidas.

Está visto que los dueños de las criptofinancieras no sólo no tienen este mínimo concepto básico de funcionamiento bancario sino que, a su vez, han echado combustible al fuego al autoconvencerse de que el sistema criptofinanciero es una realidad sólida e infalible. Verán: en un banco si yo invierto u$s 5.000.- la entidad la pondrá en disponibilidad en préstamos los cuales – con cierta tasa de interés – se transformarán en u$s 7.000.- o u$s 10.000.- con el paso del tiempo ya que es el monto que deben reintegrar los deudores con el pago de sus respectivas cuotas. Si no hay tomadores de préstamos posibles el banco invertirá en otros activos – dólares, oro – para que al menos el dinero no pierda valor. En cambio las criptofinancieras carecen de ese criterio y se dedican a comprar otros criptoactivos… incrementando una bola de nieve especulativa y sin fundamentos en el mundo real. Si a la criptofinanciera le compré u$s 5.000.- en Bitcoins ellos tomarán ese dinero y lo timbearán comprando u$s 5.000.- de Shiba, Dodgecoin u otra criptomoneda extremadamente volátil que pueda brindarle 10, 20 o mas porcentaje de ganancias en el correr de una semana (!). Cuando no – y quizás el peor pecado de esta maniobra – lo inviertan en su propia criptomoneda, creada por ellos, inflando sus precios como si existiera una exagerada demanda real de golpe y con el único sustento de ser una entidad matemática abstracta generada en cantidades limitadas pero sin base sólida en el mundo real.

Vale decir, cuando tomás por asalto una criptofinanciera y comenzás a revisar sus números, verás que ellos no han comprado oro, acciones en Wall Street, propiedades inmobiliarias o siquiera han hecho plazos fijos en Argentina. Han tomado una parte y se la han repartido entre ellos como premio – gerentes de FTX que han recibido bonos altísimos y casas de regalo – y otra parte la han invertido en la ficción de las criptomonedas adquiriendo un surtido colorido que prometía tasas siderales en cuestión de días.

Ahora la cuestión es: ¿esto podría haberse evitado si FTX / BlockFi hubiera comprado activos reales como sustento?. La respuesta es: no, pero al menos tendrían algo para devolverle a los clientes. El drama con las criptomonedas – tal como existen ahora – es que son objeto de brutales maniobras especulativas prometiendo ganancias descomunales en cuestión de días u horas. Si yo hubiera invertido hace unos años u$s 5.000.- en Bitcoins, hoy esa misma moneda virtual saldría u$s 16.000.- (ni que hablar de la época de oro de fines del 2021 cuando rozó los u$s 60.000.-) y la criptofinanciera debería sacar de la manga u$s 11.000.- para reintegrarle el monto equivalente actualizado a la cotización de la fecha. Y no existe ningún activo en el mundo real que te deje un 200% de ganancia en 3 o 4 años. Vale decir, siempre se quedarían cortos de dinero especialmente en el caso de una corrida financiera con lo cual, la única apuesta posible era jugarse a una cartera de criptomonedas surtidas que prometieran tasas de ganancias similares. Lo que la ingenuidad (o el exceso de confianza) no les hizo entender es que existe el efecto contagio: caída una criptomoneda – en general estas crisis comienzan con la caída de la propia debido a filtración de rumores / informes que muestran que las finanzas de la criptofinanciera son flojas o que la base financiera de la propia cripto no es sustentable y está inflada -, el resto de las criptos también caen porque la gente comienza a deshacerse de ellas (comenzando por los propios clientes de la financiera, los primeros que obtuvieron el dato de que la entidad estaba floja de papeles y procede a liquidar de inmediato su cartera de criptoactivos) generando un efecto dominó. Y cuando las primeras en liquidarse hasta cero pertenecen a la criptofinanciera cuestionada, la crisis terminal es inevitable. Ni Bitcoin ni Shiba ni Dodgecoin mantienen el mismo valor cuando el mercado se inunda con cientos / miles de millones de dólares en ventas en cuestión de minutos.

Pero éste es un círculo interminable de fracasos marcados por el exceso de codicia. Si las criptomonedas no fueran una ficción matemática – tipo Bitcoin – sino una versión virtual de un valor real – como una stablecoin respaldada por dólares reales, en donde la ganancia de las entidades se basara en las comisiones cobradas por transacciones en vez de especulación salvaje -, las criptomonedas serían estables y tendrían un futuro asegurado. La utilidad que brindan está probada – poder acceder sin restricciones a medios de ahorro e inversión; el traspaso irrestricto de valores sin el límite de fronteras ni leyes locales -; el defecto está en la construcción, en como funcionan hasta ahora, que son mas un castillo de naipes que entidades financieras sólidas, creadoras de valor con sustento en la realidad. Y, como nadie legisla ni controla sobre el tema – solo cuando los naufragios ya ocurrieron y uno se dedica a contar los cadáveres -, la sucesión de caídas  de criptofinancieras se multiplicará en el futuro, simplemente porque viven reinvirtiendo los depósitos de los clientes en otras criptomonedas tan volátiles como carentes de fundamento, valor que se esfuma cuando se genera una corrida y los gerentes de estas entidades solo disponen de aire para devolverle a sus clientes.

Últimas novedades publicadas en el portal: