Tecnología: análisis notebook Acer Aspire E14 – E5-473-38TQ

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Comparar esta Acer ensamblada en China contra cualquier producto similar de origen nacional genera un interesante debate sobre por qué la industria tecnológica criolla carece de competitividad.

Por Alejandro Franco – contáctenos

5 estrellas: excelenteHablemos del concepto “industria nacional”. Ello implica que hay varios componentes (muchos, pocos, la totalidad) de un producto que se fabrican en nuestro país. En algunos casos la fabricación no demanda mucha ciencia, con lo cual un producto puede hacer íntegramente en el país (como es el caso de las cocinas y termotanques; sólo se precisa plegar chapas, elaborar materiales revestidos y resistentes al calor, ensamblar). En otros casos (cuando hay motores eléctricos involucrados) la fabricación puede ser mixta: los motores son importados y las carcasas son de diseño nacional (como algunos electrodomésticos). Pero nada de ello ocurre con la industria informática criolla. Ya sean celulares, tablets o computadoras, lo único que se hace es ensamblar los componentes chinos siguiendo un instructivo y lo “nacional” termina reducido al tergopol y la caja de cartón del embalaje.

Aún considerando que el 90% de la industria informática nacional son productos genéricos chinos ensamblados y chapeados con una marca criolla de extinto abolengo (o una desaparecida marca electrónica estadounidense), lo cierto es que existen muy pocos ejemplares capaces de tener calidad suficiente como para resistir un análisis comparativo con otros productos de renombre y, peor aún, ser competitivos en cuanto a calidad o precio. Si no, pregúntense: ¿por qué no vendemos BGH, Ken Brown, Stromberg Carlson (y un vasto etcétera) en Uruguay, Chile o Brasil?.

La respuesta es: porque son caros y mediocres.

Considerando que el mercado argentino ha sido cautivo de marcas nacionales durante años de proteccionismo fruto de la terna de gobiernos kirchneristas, la pregunta de oro es cómo los fabricantes (ensambladores) argentinos no se dieron maña para reinvertir semejante parva de ganancias en producir artículos mejores, aumentando la cantidad de componentes argentinos y preparándose para competir en el exterior. ¿Acaso no eran ambiciosos y no tenían deseos de crecer?.

Pero la desidia y la avaricia han podido más; una confianza ciega de que esa situación (un mercado esclavizado, reducido a un puñado de marcas que sólo ofrecen productos mediocres) se mantendría por toda la eternidad. ¿Para qué mejorar si todas las marcas del mercado son ensambladas por dos o tres tipos, y con el menor control de calidad posible?.

Seamos honestos: el corazón de los productos informáticos argentinos no es malo. Es difícil hacer una computadora horrenda si la placa madre y el procesador es Intel. Lo mismo pasa con los celulares, tablets y hasta los televisores. El problema está en los detalles: pantallas táctiles de pésima respuesta, versiones adaptadas de Android mal traducidas y mal seteadas, teclados físicos imposibles de operar, grabadoras de DVD que no leen ni graban, pantallas de contraste horrendo y terrible definición.

Tomemos el caso de mi vieja notebook, una Ken Brown Horizon i3. En su momento fue una excelente compra, ya que la adquirí por un 30% menos del valor de mercado de notebooks similares con procesador i3. Como notebook, la Ken Brown Horizon era apenas usable: teclado malo, un espantoso pad táctil que carece de definición y cuyo puntero se mueve solo, y una grabadora que no sirve para nada. La pantalla es apenas potable. Pero, utilizada como gabinete – se le agrega teclado, mouse, parlantes y monitor externo – es una excelente máquina. A diferencia de una PC standard, cuando se corta la luz la batería de la notebook impide que se pierdan los trabajos; y cuando debo viajar, puedo llevarla conmigo, aunque deba lidiar con los mediocres pad y keyboard que Ken Brown le puso de fábrica.

Ahora han pasado 5 años desde aquella compra y, como le doy un uso intensivo a las computadoras con las cuales trabajo (descargo archivos todo el tiempo, están encendidas las 24 horas del día, el disco está lleno al 90% de su capacidad, etc), la Ken Brown Horizon comenzó a dar muestras de agotamiento. El buteo se puso lento, a veces daba error en el sector de arranque (surgía el temible cartel “el sector de arranque del disco está dañado. ¿Desea que Windows lo reconstruya?”), y a veces algunos programas dejaba de andar porque un archivo se corrompía. Es posible que un disco desordenado y desbordado de información tenga que ver con esto (hice los chequeos necesarios, desfragmenté la unidad, no hay daño físico), y aunque el mantenimiento mejoró un poco la perfomance, decidí que era hora de no correr riesgos. Yo soy muy ducho en rescatar datos de PCs dañadas, pero a las notebooks las considero trampas mortales: cuando se mueren, se mueren, y hay que saber desarmarlas para sacar el disco duro, montarlo en otra computadora y rescatar la info aprisionada en él.

La idea de endeudarme no me entusiasmaba demasiado. En vista de lo inevitable, comencé a buscar. El primer criterio es que la nueva notebook debía ser Intel. Los procesadores Intel son eternos (yo aún tengo operativa una Pentium 200 MMX que tiene mas de 20 años), en cambio me he cansado de fundir procesadores AMD. Son mas baratos pero recalientan que dan calambre. El segundo criterio a aplicar es que debía ser un i Core; otros procesadores mas baratos de Intel (como Atom, Celeron, Pentium) son unos bodrios de lentos que, para colmo – en la era del pesadísimo Windows 10 – son incapaces de lidiar con éxito con la morosa interfase del sistema operativo de Microsoft. Cada operación demora minutos en ejecutarse, y todo por el capricho de Bill Gates para seguir vendiendo sistemas operativos que son innecesarios (ya con Windows 7 teníamos todo solucionado y no habían quejas). El tercero criterio es que no debía de ser una marca nacional; o sea, un genérico chino de envase bonito y terminación mediocre.

En vista de ello, mi objetivo pasó a ser obtener un i3 pero de generación mas moderna (el del Ken Brown es segunda generación). Descubrí que hay un engendro llamado i Core M usado por los ávidos ensambladores argentinos, esos que hacían computadoras Todo En Uno con procesadores Atom (que sólo sirven para potenciar celulares y tablets!!!) -, que es un i Core i3 castrado de funciones y pensado para dispositivos móviles (y al que le enchufaron un Windows 10!!!). Desde ya, compadezco a los pobres infelices que adquieran esos bodrios armados por pícaros criollos, engendros imposibles de operar.

A medida que investigaba especificaciones y comparaba precios, comencé a descubrir incongruencias que sólo existen en el mercado argentino. Es como aquella vez que estuve revisando ofertas de Smart TV y descubrí una súper promoción en un modelo de 43 pulgadas… que carecía de salida de auriculares. Es algo así como comprar una Ferrari que viene con un tanque de combustible chico. ¿Para qué me sirve una pantalla gigante si no puedo atacharle un home theater de dimensiones obscenas?. Es un detalle tan estúpido como frustrante, pero cosas así existen en el mercado argento. Algo parecido ocurre con las notebooks, la mayoría de las cuales vienen sin salida VGA. Si querés trabajar con un monitor de 22 pulgadas (para hacer diseño), o precisás hacer una demostración, ¿cómo diantres conectás la notebook a un display externo?. Claro, vienen con salida HDMI pero sólo los monitores muy modernos y costosos traen conexión HDMI (¿qué?; ¿tengo que tirar mi monitor de 20 pulgadas a la basura y comprar otro, o debo conseguirme un rebuscado adaptador HDMI to VGA?). y desde ya, un televisor montado como monitor no es una buena alternativa. Por mas bueno que sea el televisor (por ejemplo, uno de 24 pulgadas que tiene un tamaño potable para diseño), carece de los refinamientos de brillo y claridad que tiene un monitor. Las letras no se ven igual, la nitidez deja que desear.

Es por ello que tuve que cancelar mi compra de una Compaq 21-N113AR a $ 9.500.- en CentroHogar (valores a febrero 2017). Tenía un i3 (aunque la versión es una incógnita, por lo cual asumo que es viejo, como de tercera o cuarta generación), 4 GB RAM, display de 14 pulgadas, Windows 10 y una batería respetable de 6.000 mAh. y aunque me hacía agua la boca, la contra es que la fabricaba NewSan, la omnipresente ensambladora argentina que hace cosas potables como Noblex pero también productos discutibles como Philco. Una amiga mía tiene una ultrabook Compaq i5 y, después de un año de uso, la bisagra de la tapa aflojó su rigidez, quedando con un juego de casi un centímetro.

Ya me estaba resignando a adquirir alguna Pentium con salida VGA (en San Nicolás la oferta de notebooks es escasa y se reduce a unos 10 locales entre casas de computación y cadenas de electrodomésticos) cuando dí en Musimundo con una Acer Aspire E14, modelo E5-473-38TQ. El bodrio de número de serie tiene que ver con la enorme variedad de generaciones de placa madre / procesadores iCore que ofrece Acer. En este caso, la Aspire E14 traía un Intel i3 5005u de 2 Ghz (quinta generación, la cual no es la última del i3), una placa madre Intel, un chip gráfico Intel HD Graphics 5500, 4 GB RAM, disco de 500 GB, Bluetooth, 3 puertos USB (dos de ellos son 3.0), salida HDMI y VGA, conector único de audio (con definición inteligente; sabe si es micrófono, parlante, auricular o headset), lector de tarjetas y pantalla de 14 pulgadas con resolución 1366 x 768.

Volviendo a nuestro tema inicial, es abrumador comparar la calidad de un producto serie B nacional con uno serie B que viene ensamblado en China. Acer no es Dell, Alienware o siquiera Apple; es un fabricante medio pelo que hace productos buenos, sólidos y competitivos. La Acer Aspire E14 viene armada desde China y, comparada con mi antigua Ken Brown Horizon, es como poner a una Ferrari al lado de un Rastrojero Diesel. La caja de presentación es hermosa, viene con manuales bien impresos, la terminación es rugosa y agradable al tacto, el teclado se deja usar, el pad es realmente útil (y cuando se lo deja, no se mueve solo como si estuviera poseído por una entidad infernal), y la pantalla tiene un brillo, contraste y nitidez formidables. No es la súper computadora, pero es una bien pensada y, sobre todo, filtrada por un control de calidad estricto. Es extremadamente liviana (apenas 2 kg de peso), no levanta calor en absoluto (ni siquiera después de un montón de horas de uso, fruto de la eficiencia de construcción del procesador i3 de quinta generación) y la batería dura un montón: entre 6 y 8 horas.

Al ser de 14 pulgadas no esperen un teclado numérico. Sin embargo la disposición de las teclas es algo caprichosa: el botón de encendido está entre las teclas standard (y al lado de la tecla Insert!), los botones de cursores son muy chicos, la tecla mayor / menor (<>) está pegada literalmente (sin espacio de separación) a la tecla shift izquierda mientras que lo mismo pasa con los corchetes (que están pegados a la tecla Enter); en cambio hay otras teclas (como la de barra invertida , que va al lado del 1) que mas chica de lo normal. Por otra parte la disposición del teclado es Español Latinoamericano, lo que complica bastante (sobre todo en mi caso) el uso de teclados externos, los cuales vienen habitualmente con la distribución Español de España. Digo: si uno usa la notebook exclusivamente como tal, no pasa mucho tiempo para que los dedos se adapten a buscar los acentos en una fila superior a la que estaban acostumbrados. El drama es si la notebook la usas a veces como notebook y a veces como computadora de escritorio (con el combo de mouse, teclado externo y monitor), con lo cual el tema de la escritura se vuelve caótico (mas si sos muy veloz escribiendo). La otra solución posible es conseguir un raro teclado externo con distribución Español Latinoamericano el cual, para un redactor a mansalva, debe contar con la ventaja de ser cómodo y no tener ese horrendo rebote de goma como tienen las calculadoras de bolsillo.

El pad tiene una definición formidable. A veces es algo sensible de mas con el tema de los doble clicks pero es muy potable. El otro detalle notorio es que no trae grabadora de DVD (!!!), con lo cual pasa a ser una netbook (¿no era que estaban extinguidas??). Por suerte uno tiene una grabadora externa, pero no deja de ser un detalle molesto que uno descubre por accidente y que no está publicitado en la caja (fíjense en los cientos de videos que hay en YouTube con gente intentando abrir la tapa falsa que puso Acer para disimular la ausencia de la grabadora, ya que les resulta increíble que no venga con una).

Una de las cosas que mas me impresionó son las prestaciones de la placa de video Intel HD Graphics 5500. Reproduce 4K (UltraHD) sin problemas. Ok, en una pantalla HD (1366×768) uno lo ve reducido proporcionalmente pero, aún así, la placa Intel mueve los gráficos con una fluidez pasmosa. Para hacer la prueba hay que buscar en YouTube videos de muestra en UHD; no se puede hacer streaming (precisaría una conexión de 25 Megas para que sea fluído), pero puede descargarlo (piensen que 2 minutos de UHD pesan como 500 MB!) y reproducirlo. “Deslumbrante” es un término que queda demasiado corto. Por otra parte reproducir juegos con todos los seteos al máximo en 1366×768 (o, en mi monitor de 20″, a 1600×900) es una experiencia gloriosa. No hablo de juegos salidos el último año (donde posiblemente la Intel 5500 se quede algo corta o lenta), pero sí Company of Heroes o Call of Duty: World At War, los cuales eran muy pesados en su momento (y en la Ken Brown Horizon, con un i3 de segunda generación y una placa Intel 4400 se jugaban con seteos medios o bajos), y que aquí corren con total fluidez con todos los gráficos al máximo.

Desde ya, el punto de discusión es Windows 10. El i3 5005u lo mueve con fluidez y con todos los efectos. Uno termina podando la barra de inicio (ese engendro creado por Microsoft para reemplazar los prácticos gadgets que traía Windows 7) porque hay montones de cachivaches que demoran el arranque, consumen recursos y no interesan (noticias on line, novedades de Microsoft, etc). El Windows 10 viene (de por sí) con una serie de problemas (si uno arma una disposición de íconos personalizada, Windows la deshace en el siguiente buteo; cuando uno usa escalado de pantalla – fuentes al 125% – , Windows 10 hace un aumento forzado con lo cual quedan las letras borrosas) que no existían en los Windows anteriores, y que deben ser resueltos con programas externos (como Windows 10 DPI Fix) o, bien, retocando a mano parámetros del registro de Windows. Por lo demás no lleva mucho tiempo acostumbrarse a Windows 10, aunque a veces hay temas (como la personalización de la pantalla) que están fragmentados en dos o tres opciones diferentes del panel de control.

El otro punto de asombro de la Acer Aspire E14 i3 es el puerto USB 3.0. Teniendo un disco duro externo rebosante de peliculas HD, es bárbaro ver cómo copia archivos de 4 GB en 20 segundos o menos. El último punto destacable es la placa de sonido Realtek que, si bien es genérica, viene con parámetros extra (filtro de voz para crear Karaoke, entorno virtual para efectos surround, etc) que le brindan una performance superior a otras Realtek que he conocido. No, no es Turtle Beach o Dolby Atmos, pero se escucha mejor de lo normal.

Por $ 10.700.- (valores a febrero 2017, Musimundo – NOTA: adquirido antes del decreto que obliga a hacer descuentos por pago contado, y que infló los intereses de los planes en 12 y 18 cuotas), la Acer Aspire E14 E5-473-38TQ es una notebook de calidad y prestaciones excepcionales. Buen precio, buena perfomance, excelente terminación, un producto cuidado y competitivo. Lástima que no tiene grabadora de DVD y que la disposición de las teclas sea discutible, pero son detalles menores en un producto altamente recomendable.

Caracteristicas técnicas de la notebook Acer Aspire E14 i3 (E5-473-38TQ)

  • Procesador Intel Core i3-5005u (2 GHz, 3 Mb Caché)
  • Pantalla LED, resolución de 1366×768 HD backlight con Acer BlueLight Shield
  • Memoria RAM 4GB DD3 L
  • Disco rígido 500 GB
  • Placa de video Intel HD Graphics 5500 up to 2133 Dynamic Video Memory (reproduce hasta Ultra HD)
  • Unidad de DVD: no posee
  • Wi-Fi 802.11 ac
  • Bluetooth
  • Webcam HD
  • Puerto VGA x 1, HDMI x1
  • Puerto LAN x 1
  • USB 2.0 x 1, USB 3.1 x 2
  • Entrada de audio: 1 (inteligente; detecta y setea si es micrófono, parlante, auricular o headset)
  • Opción para karaoke (anulación de voz)
  • Entorno de audio virtual
  • Chip de sonido Realtek High Definition Audio con interfase Acer TrueHarmony
  • Bateria 4 celdas (duración entre 6 y 8 horas)
  • Sistema operativo Windows 10 Home 64 bits
  • Office: no posee (viene con opción para adquirirlo)
  • Peso: 2 kg.

Precio: U$s 668.- (o $ 10.699.-, valores a febrero 2017)

Conclusión: no es una iMac, siquiera una Alienware. Hay notebooks mucho mas caras y plenas de prestaciones asombrosas; pero, para alguien que quiere una estación de trabajo sólida, con buen teclado y pad, pantalla de gran calidad, buen sonido, procesador potable y excelente placa gráfica, la Acer Aspire E14 i3 es una excelente máquina a un excelente precio, destacándose la calidad puesta en la terminación y su excelente desempeño.